La insuficiencia cardíaca se consolida, año tras año, como uno de los desafíos médicos más complejos para el sistema de salud y para millones de pacientes en todo el mundo.
Según explicó Alejandro Meretta, jefe de Cardiología Nuclear en el ICBA Instituto Cardiovascular y columnista de Infobae en Vivo, el diagnóstico temprano de la patología resulta “decisivo”, dado que sus primeras manifestaciones pueden ser silenciosas y su progresión, de no mediar abordaje médico, es irremediable.
“En algún momento, si no se trata, el corazón termina fallando. Es como querer subir con un auto que tiene el motor averiado: en el llano avanza, en la subida se detiene. Por eso el diagnóstico precoz lo es todo”, sostuvo el experto.

Estas declaraciones fueron realizadas en diálogo con Infobae en Vivo, durante el programa de la mañana, que cuenta con la conducción de Gonzalo Sánchez, María Eugenia Duffard, Ramón Indart y Cecilia Boufflet.
A lo largo de la entrevista, Meretta subrayó la importancia de comprender que la insuficiencia cardíaca “no es una sola entidad, sino el punto de convergencia de múltiples afecciones”.
Pese a su carácter progresivo, aclaró Meretta, los avances en la farmacología y el abordaje multidisciplinario han renovado las posibilidades de estabilizar a muchos pacientes y frenar el deterioro.

Sin embargo, el especialista insistió: “Lo más importante es el diagnóstico primero y el tratamiento adecuado. Este tipo de patología compleja no se trata con una sola persona. Hay equipos médicos y estos pacientes se reinternan muchas veces”.
De acuerdo a los datos que compartió Meretta en el programa, se estima que actualmente existen alrededor de sesenta y cuatro millones de personas en el mundo con insuficiencia cardíaca, “y su prevalencia ronda el uno por ciento de la población global”.
En este sentido, el médico remarcó que el envejecimiento poblacional y la mejora de los tratamientos cardiovasculares provocan que “hoy la posibilidad de tener insuficiencia cardíaca sea más prevalente, porque la población vive más y sobrevive a eventos cardíacos que antes resultaban letales”.

Una afección silenciosa y devastadora
Meretta no dudó en alertar: “La insuficiencia cardíaca muchas veces se desarrolla de manera silenciosa, pero afecta profundamente la calidad de vida de quienes la padecen. Es la imposibilidad del corazón para hacer lo que tiene que hacer: alimentar y oxigenar todo el organismo. Cuando el músculo cardíaco no puede bombear sangre de manera eficiente, los órganos y tejidos no reciben oxígeno ni nutrientes, y eso genera un círculo vicioso de cansancio, retención de líquidos y sobreesfuerzo del corazón”.
Entre las causas más frecuentes de la insuficiencia cardíaca, el especialista enumeró “las enfermedades coronarias —en particular los infartos previos—, la hipertensión arterial mal controlada, las valvulopatías y las miocardiopatías”, aunque subrayó que hábitos como “el tabaquismo, la diabetes, la obesidad y el sedentarismo” también incrementan los riesgos.
Además, no dudó en enfatizar la circulación invisible de esta patología: “El principal riesgo es su carácter progresivo. Sin tratamiento adecuado, la enfermedad avanza y termina por limitar cada vez más la capacidad de la persona para hacer cosas cotidianas. Es una de las principales causas de hospitalización en mayores de 65 años en todo el mundo”.

Dos grandes tipos de insuficiencia cardíaca
Durante la charla en Infobae en Vivo, Meretta hizo especial hincapié en que existen “dos grandes tipos de insuficiencia cardíaca”. Explicó: “Por un lado, está la insuficiencia con corazón dilatado, que es un corazón muy grande que bombea mal. Por otro, la insuficiencia con función preservada, donde el corazón es rígido y se llena dificultosamente, aunque mantiene el tamaño. No es tan conocido que uno puede tener el corazón chiquito e igual tener insuficiencia cardíaca. Esa es más difícil y compleja de tratar”.
“La elasticidad del corazón —lo que llamamos compliance— es clave para recibir la sangre y después expulsarla. Cuando el corazón pierde esa elasticidad, se dificulta el llenado y sobreviene este tipo específico de insuficiencia”.
El diagnóstico, clave para el pronóstico
“El corazón es una bomba: se llena y expulsa. Cuando no puede cumplir esas funciones, el pronóstico depende del origen del problema”, advirtió Meretta. “Si hay un infarto, una parte del corazón muere y queda sin funcionar. En las enfermedades valvulares, el órgano se sobrecarga y se agota. Las arritmias como la fibrilación auricular también complican y dilatan el corazón”.
Precisó que el primer paso ineludible es el diagnóstico certero, para determinar el origen y así seleccionar el tratamiento adecuado. “Hoy, la herramienta fundamental es el ecocardiograma, con el que podemos analizar la estructura y la función cardíaca. El examen físico es importante, pero necesitamos imágenes para saber si el corazón está más grande o rígido. Una vez detectada la insuficiencia cardíaca, la enfermedad suele avanzar. Por eso, a los pacientes les pedimos que se pesen todos los días, porque un aumento de más de un kilo por día suele ser retención de líquidos y una señal de alarma”.
“La insuficiencia cardíaca —añadió— requiere un manejo constante y una vigilancia continua. Estos pacientes suelen estar polimedicados y muchas veces se internan para que les saquemos líquido o para ajustar la medicación”.

Nuevos abordajes y tratamientos que cambiaron la historia
La buena noticia, según Meretta, es que existen “cuatro pilares farmacológicos que cambiaron la evolución” de la insuficiencia cardíaca. “Son cuatro grupos de fármacos que se administran en conjunto: betabloqueantes que inhiben el tono simpático, inhibidores de la enzima convertidora, los denominados ARNi, y un grupo más reciente, las gliflozinas. Todo apunta a restablecer el equilibrio y la capacidad del corazón para adaptarse”.
Insistió: “Es como un tablero de avión, hay que ajustar cada fármaco despacio. La medicación es para toda la vida, salvo excepciones muy puntuales como en algunos cuadros de miocarditis, donde la función puede recuperarse. Pero cuando la insuficiencia deriva de múltiples infartos y la persona es mayor, la enfermedad es crónica y la progresión puede no detenerse”.
En los casos más complejos, el trasplante cardíaco pasa a ser la última alternativa. “No es que tenés insuficiencia cardíaca y te trasplantan al día siguiente. Tienen que fallar todas las terapéuticas previas. Se evalúan muchos parámetros antes de colocar a un paciente en lista de trasplante. Y después vienen las emergencias”.

Meretta enfatizó el papel central de la prevención: “Lo ideal sería que las personas supieran que la hipertensión no duele y que el colesterol elevado tampoco se siente. Mantener la presión normal, no fumar, moderar el consumo de sal, hacer ejercicio y tener hábitos sanos son las herramientas más eficaces para evitar llegar a este punto. Estas cosas silenciosas terminan en una vía común: la insuficiencia cardíaca”.
Y recalcó la importancia de evitar factores de riesgo modificables: “Ojalá uno lo supiera antes. El control temprano salva vidas”.
Calidad de vida y seguimiento interdisciplinario
Meretta explicó que, aunque no existe una “curación” en sentido estricto, los avances médicos y el seguimiento por equipos interdisciplinarios han mejorado mucho el pronóstico: “Con medicación específica, dispositivos como marcapasos o desfibriladores, cambios en el estilo de vida y seguimiento médico, muchas personas pueden mantener una vida activa y retrasar la progresión. Pero es clave acudir al médico frente a los síntomas iniciales, como fatiga al subir una escalera o tener que detenerse a descansar. Todo aumento rápido de peso es una alarma”.
El especialista remarcó la importancia del abordaje en equipo: “Este tipo de patología compleja no se trata con una sola persona. Requiere cardiólogos, clínicos, nutricionistas y, muchas veces, internaciones para el ajuste del tratamiento. El objetivo es equilibrar la carga del corazón y evitar la progresión”.

A modo de conclusión, Meretta insistió: “El corazón es nuestro motor y muchas veces da señales que preferimos ignorar. La insuficiencia cardíaca no aparece de un día para el otro; es el resultado de pequeños descuidos y factores acumulados. Actuar a tiempo puede marcar la diferencia entre una vida plena y la dependencia de tratamientos complejos”.
Y redondeó: “Lo más importante es que no hay que esperar a sentirse mal. El control médico, la consulta temprana y los hábitos sanos son la verdadera medicina preventiva”.
La entrevista completa sobre insuficiencia cardíaca
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• De 9 a 12: Gonzalo Sánchez, María Eugenia Duffard , Ramón Indart y Cecilia Boufflet.
• De 18 a 21: Jesica Bossi, Diego Iglesias, Virginia Porcella y Federico Mayol.
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