El dolor ante los logros ajenos: como transformar la envidia en motivación para la superación personal

La neuropsicóloga Lucía Crivelli explicó en Infobae en Vivo los mecanismos de esa emoción que nos resulta incómoda y dolorosa y cómo transformarla para crecer

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La envidia puede convertirse en un motor de autoconocimiento cuando se analiza su origen y se reorienta la energía hacia metas personales

Sentir dolor o displacer frente al triunfo o logro de otro es una experiencia universal, aseguró la Dra. Lucía Crivelli, neuropsicóloga (MN 33.849), al abordar el tema de la envidia y su papel en la vida de las personas, a la vez que llamó a “desestigmatizarla”

“Todos, en algún momento, sentimos envidia, pero lejos de negarla o estigmatizarla, debemos comprenderla y aprender a transformarla en una herramienta para crecer“, señaló la especialista en diálogo con Infobae en Vivo. Crivelli sostuvo que la envidia, aunque incómoda, puede ser un punto de partida para el autoconocimiento y el desarrollo personal.

Estas declaraciones fueron realizadas en diálogo con Infobae en Vivo, durante el programa de la mañana, que cuenta con la conducción de Gonzalo Sánchez, Maru Duffard, Ramón Indart y Cecilia Boufflet.

En este contexto, Crivelli desglosó las diferencias entre la envidia benigna y la hostil, analizó investigaciones científicas sobre el fenómeno y propuso herramientas concretas para resignificar esta emoción, siempre presente en la vida social y potenciada por la exposición en redes y la competencia profesional o personal.

Envidia como emoción social: ¿Por qué nos incomoda tanto?

Las redes sociales amplifican la
Las redes sociales amplifican la comparación y el malestar emocional, afectando especialmente a adolescentes y mujeres jóvenes

Según Crivelli, la envidia es una emoción social compleja que emerge inevitablemente en la interacción con otras personas. “La envidia es válida como cualquier otra emoción. Si bien suele asociarse a vergüenza y rechazo, cumple un rol adaptativo”, aseguró la neuropsicóloga. La experta explicó que “en términos psicológicos, la envidia no necesariamente implica desear el mal al otro; puede manifestarse simplemente como una pena o dolor ante los logros ajenos”.

Esta diferenciación resulta clave para entender que no toda envidia es perjudicial. “Existen diferentes tipos de envidia. Hay una envidia benigna, que nos impulsa a reflexionar sobre el motivo de nuestro malestar y nos ayuda a reorientar la energía hacia nuestros propios objetivos”, detalló. En cambio, la envidia hostil o tóxica se orienta a desear que el otro fracase, absorbiendo la atención e impidiendo el desarrollo personal.

De la envidia benigna al crecimiento: una oportunidad de autoconocimiento

Al profundizar sobre la envidia benigna, Crivelli sostuvo: “Esta forma de envidia puede guiarnos hacia la admiración y el deseo de imitar aquello que valoramos en el otro. A través del dolor que sentimos al ver el éxito ajeno, podemos detectar qué objetivos deseamos para nosotros y trazar un plan para alcanzarlos. Es un motor de motivación, aunque venga acompañado de un sentimiento incómodo”.

En cuanto a la envidia hostil, la neuropsicóloga advirtió: “Allí, predomina la rumiación sobre el logro ajeno, en lugar de focalizar en nuestros propios proyectos. Es una energía que se desperdicia comparándonos y deseando que el otro retroceda, cuando el verdadero desafío es mirar hacia adentro y crecer”. En su columna con Infobae en Vivo, instó a no juzgarse por sentir envidia, sino a convertir ese síntoma en una alerta constructiva.

La raíz de la envidia: comparación social y competencia

Existen diferentes tipos de envidia.
Existen diferentes tipos de envidia. La benigna es una oportunidad para la reflexión y el crecimiento interior (Imagen Ilustrativa Infobae)

Durante la charla, Crivelli ilustró cómo la comparación social alimenta la envidia y citó experimentos internacionales de neurociencia y psicología. “Uno de los mecanismos centrales de la envidia es el círculo de la comparación: nos definimos a partir de lo que conseguimos en contraste con el otro. Esa necesidad de establecer nuestra posición puede ser fuente de sufrimiento”, sostuvo.

Destacó, por ejemplo, un estudio publicado por la revista Science, en el cual se preguntó a las personas si preferían ganar menos dinero, pero estar por encima de sus pares, o ganar más, pero estar por debajo. “El 80% de la gente prefería ganar menos, con tal de no estar ‘detrás’ de los demás. Este dato demuestra cuánto pesa la comparación en nuestra percepción del bienestar”, advirtió.

Otro ejemplo citado fue el de una lotería en Holanda, donde solo quienes compran el billete participan y, si ganan, es por zona postal. “Las investigaciones encontraron que quienes no ganaban, pero veían cómo sus vecinos sí, tendían a reportar mayores índices de infelicidad y hasta cambiaban su auto para aparentar que también habían ganado. Este fenómeno revela la potencia de la envidia como motor de consumo y malestar”, explicó la especialista.

La envidia y su correlato cerebral

“La envidia activa circuitos cerebrales vinculados al dolor y la disonancia cognitiva. El sistema límbico, especialmente estructuras como el estriado y la amígdala, se ponen en marcha, generando un estado displacentero. Al mismo tiempo, se desactivan áreas relacionadas con la gratificación y la dopamina”. Es decir, la envidia no solo se experimenta psicológicamente, sino que tiene consecuencias neurológicas y emocionales concretas.

El dolor frente al éxito
El dolor frente al éxito ajeno es una emoción universal que puede ser resignificada en bienestar propio (Imagen Ilustrativa Infobae)

Explicó que este estado también puede confundirse con la frustración, aunque tienen orígenes distintos: “La frustración se relaciona con un objetivo personal no alcanzado, mientras que la envidia aparece específicamente frente al logro de otro”, señaló.

La envidia en distintos ámbitos: trabajo, pareja y redes sociales

Para Crivelli, la envidia atraviesa todos los vínculos, incluso la pareja o los amigos. “Puede surgir cuando nos identificamos con los objetivos o cualidades de otro y sentimos que nos quedan lejanos o imposibles. En ese momento, la envidia debe funcionar como una señal de alarma: ¿Cuál es mi verdadero deseo? ¿Qué puedo hacer para avanzar?”, planteó.

En el ámbito laboral, el sentimiento de injusticia suele potenciar la envidia: “Muchas veces el dolor surge cuando creemos que merecíamos el logro del otro. Si usamos esa emoción como disparador de autocrítica, puede ayudarnos a identificar lo que necesitamos cambiar y avanzar hacia nuestras metas”, consideró.

Las redes sociales, según la experta, amplifican el fenómeno: “Estamos en constante exposición a vidas editadas, con éxitos profesionales, físicos y económicos que rara vez reflejan la realidad. Esto eleva los niveles de comparación, ansiedad y, en casos extremos, depresión, sobre todo en adolescentes y mujeres jóvenes”, alertó. “La envidia es aún más silenciosa y dolorosa en la era digital”, sentenció Crivelli.

¿Se puede transformar la envidia? Herramientas y claves para resignificarla

La competencia y la comparación
La competencia y la comparación social fortalecen la aparición de la envidia en distintos ámbitos de la vida cotidiana (Imagen Ilustrativa Infobae)

“La clave es dejar de juzgarnos y tomar la envidia como un síntoma: ¿Por qué me duele el logro ajeno? ¿Hay un deseo propio desatendido o una meta personal a la que no me animo? Usar la emoción para repensar objetivos y motivarse es la manera más constructiva de relacionarse con ella”, invitó la neuropsicóloga.

Además, diferenció entre el simple acompañamiento y el verdadero apoyo. “No es lo mismo quien está cuando uno está mal, que quien sinceramente se alegra por tu bienestar. Detectar estos vínculos sinceros también forma parte del aprendizaje”, indicó.

Crivelli también se refirió a la expresión en alemán “Schadenfreude”, que describe el goce por la desgracia del otro, y advirtió sobre la necesidad de detectar y alejarse de esos sentimientos, tanto en uno mismo como en los vínculos. “Es legítimo sentir dolor ante el éxito ajeno, pero es destructivo gozar de la caída del otro”, subrayó.

Para finalizar, la especialista aconsejó: “Convertir la envidia en admiración, usarla para clarificar deseos y motivarse, y no quedarse anclado en la comparación, es el camino para resignificar esta emoción tan humana”.

Los ejes principales, según la Dra. Lucía Crivelli

Detectar y evitar relaciones basadas
Detectar y evitar relaciones basadas en el “Schadenfreude” contribuye a fortalecer vínculos más sanos (Imagen Ilustrativa Infobae)
  • La envidia es una emoción universal y social, que no debe ocultarse ni estigmatizarse.
  • Existen distintos tipos de envidia: la benigna puede ser motor de crecimiento personal, mientras que la hostil perjudica a quien la siente.
  • La comparación social y la competencia potencian los sentimientos de envidia.
  • Las redes sociales amplifican la comparación y el malestar, sobre todo en la adolescencia y juventud.
  • La envidia debe ser tomada como síntoma: una oportunidad para preguntarse por los deseos y transformar la incomodidad en motivación personal.

En diálogo con Infobae en Vivo, en el programa de la mañana, la Dra. Crivelli dejó en claro que aceptar, comprender y resignificar la envidia puede ayudar a construir vínculos más sanos y lograr un mayor bienestar emocional. El desafío es animarse a mirarse a uno mismo, identificar deseos, y transformar el dolor en superación.

La entrevista completa a la Dra. Lucía Crivelli

Transformar la envidia en admiración ayuda a clarificar deseos y a impulsar acciones orientadas al desarrollo personal

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