¿Rostros en objetos? Qué es el fenómeno de la pareidolia y cómo el cerebro encuentra significado en lo incierto

Identificar figuras conocidas en escenas cotidianas constituye una función neurológica beneficiosa, según recientes investigaciones. Desde nubes hasta diversas manchas, cómo funciona este mecanismo

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La pareidolia es un fenómeno
La pareidolia es un fenómeno psicológico que lleva al cerebro a ver caras y patrones familiares en objetos o sonidos ambiguos (Imagen Ilustrativa Infobae)

Una taza con una sombra peculiar, una fachada con marcas de humedad o una nube con formas sugerentes. Muchas personas observan estas escenas y perciben rostros en objetos inanimados. Este fenómeno psicológico se conoce como pareidolia y responde a la tendencia natural del cerebro a reconocer patrones familiares en estímulos ambiguos.

La pareidolia no constituye una enfermedad ni un trastorno. Se manifiesta como una función inherente del cerebro que busca significado y coherencia, incluso cuando el entorno solo ofrece datos dispersos o vaga información visual.

Un estudio publicado en 2025, en Imaging Neuroscience, demuestra que la pareidolia facial —la tendencia a ver rostros en objetos, sombras o nubes— activa en el cerebro humano los mismos circuitos especializados en el reconocimiento de caras reales. Los autores aseguran que este fenómeno es normal, universal y refleja una adaptación evolutiva que favorece la rápida detección de señales socialmente relevantes.

El reconocimiento de rostros en
El reconocimiento de rostros en objetos cotidianos revela la capacidad innata del cerebro para identificar patrones familiares (Imagen Ilustrativa Infobae)

Según expertos consultados por GQ, el término proviene del griego “Eidolon”, ligado a figuras o imágenes, y aunque la palabra es de uso extendido, la Real Academia Española aún no la incluye en su diccionario, aunque sí considera su incorporación.

De acuerdo con el neurocientífico Jeff Hawkins, el cerebro humano está diseñado para asociar patrones familiares a imágenes poco definidas. El córtex, responsable de procesar la información sensorial, identifica rastros de formas humanas, incluso en las superficies menos evidentes.

Este sesgo, lejos de representar un fallo, refleja la eficiencia con la que el sistema nervioso interpreta señales y procura anticiparse a los peligros o a lo desconocido. Por ejemplo, reconocer una cara en la oscuridad pudo haber sido clave para la supervivencia en épocas antiguas.

Este mecanismo adaptativo no es
Este mecanismo adaptativo no es un trastorno, sino una función natural que ayuda a interpretar el entorno y anticipar peligros (Imagen Ilustrativa Infobae)

La variante más conocida de este fenómeno es la pareidolia facial. Consiste en detectar rostros humanos en diversos objetos, como en el vapor del café, en los azulejos del baño o en las vetas de la madera.

Sin embargo, de acuerdo con especialistas citados por la BBC, este fenómeno no se limita al ámbito visual. Existe una modalidad auditiva que consiste en asociar sonidos confusos con voces, melodías o palabras conocidas. Un canto de ave, un roce metálico o los ladridos de un perro pueden percibirse como frases o canciones, aunque, en realidad, no exista tal intención sonora.

En ese sentido, la investigación en Imaging Neuroscience señala que identificar rostros en patrones o imágenes ambiguas no indica un error perceptivo ni una patología, sino un mecanismo natural del sistema nervioso central que mejora la anticipación de amenazas y la interacción social, observándose en todos los grupos humanos y edades.

Diferentes culturas y edades experimentan
Diferentes culturas y edades experimentan la tendencia a hallar formas conocidas en estímulos visuales y auditivos comunes - (Imagen Ilustrativa Infobae)

El fenómeno refleja una función adaptativa e involuntaria, por lo que no se recomienda interpretarlo como signo de un mal funcionamiento neurológico.

La experiencia de detectar figuras familiares en lo cotidiano se presenta en personas de todas las edades y culturas. Factores como la predisposición, la atención y las experiencias previas ejercen influencia en la intensidad y la frecuencia con la que el fenómeno se manifiesta. Los niños, por ejemplo, suelen reportar con mayor frecuencia experiencias de pareidolia.

El mismo estudio científico confirma que este mecanismo es especialmente frecuente durante la infancia y la adolescencia, cuando la plasticidad cerebral y la capacidad de asociación visual alcanzan su punto máximo, funcionando como parte legítima del desarrollo perceptivo y de la creatividad.

La pareidolia es un fenómeno
La pareidolia es un fenómeno universal que influye en la creatividad, la percepción artística y la anticipación de amenazas (Foto: Pixabay)

Desde el punto de vista evolutivo, la inclinación a detectar amenazas o aliados en el entorno confiere ventajas. Según precisó el sitio Psicología y Mente, el cerebro humano prefiere cometer un falso positivo —percibir una cara donde solo hay sombras— antes que correr el riesgo de no detectar una presencia real. Este mecanismo, conocido como sesgo adaptativo, contribuyó a la seguridad y la comunicación entre individuos en entornos primitivos.

La ciencia también aprovechó este rasgo para investigar procesos mentales. La observación de la pareidolia se utiliza en pruebas psicológicas destinadas a explorar la percepción y la asociación de imágenes, como el conocido test de manchas de tinta. Este tipo de pruebas busca revelar patrones de pensamiento propios de cada individuo y la flexibilidad de su interpretación sensorial.

La popularización del concepto generó debates sobre la pertinencia de incluir la palabra “pareidolia” en el diccionario de la RAE. Aunque la comunidad lingüística reconoce su valor descriptivo y su uso cotidiano, la Real Academia mantiene el término en revisión para su posible inclusión futura.

El fenómeno también puede ser
El fenómeno también puede ser auditivo, haciendo que sonidos confusos se perciban como voces, melodías o palabras conocidas (Wikipedia)

A pesar de su carácter universal, la forma en que las personas interpretan las imágenes y los sonidos varía según la cultura y el contexto. Los elementos culturales, las creencias y las referencias personales influyen en la interpretación de las imágenes ambiguas. Ciertos sectores de la población pueden asociar estas experiencias con explicaciones sobrenaturales, mientras que otros las entienden como manifestaciones de la actividad cerebral normal.

La pareidolia también despierta interés en el arte y la fotografía. Artistas y creadores utilizan su efecto para activar la imaginación del público y lograr una reacción emocional. Obras que sugieren rostros en sus composiciones o fotografías de nubes que insinúan criaturas, destacan la habilidad humana para descubrir formas donde aparentemente no hay nada.

Según los expertos, la capacidad de distinguir patrones ofrece ventajas en la vida cotidiana. Permite reconocer señales en situaciones complejas, identificar peligros de manera rápida y facilitar la comunicación no verbal. Por ejemplo, detectar un gesto facial, aunque apenas se insinúe, mejora la empatía y la convivencia social.