
La astenia primaveral es un trastorno y una entidad clínica. Se trata de un síndrome funcional y autolimitado, que aparece ante el cambio de estación. Ocurre en otoño y en primavera, y es importante aclarar que no es una enfermedad, sino una respuesta del cuerpo.
Las temperaturas suben, la luz solar aumenta, la humedad se incrementa y los días se extienden, lo que modifica nuestro reloj biológico. Además, pasamos más tiempo fuera de casa. En este periodo abundan nuevos olores, colores y un mayor nivel de ruido ambiental.
Durante este periodo, la astenia puede confundirse con otras patologías porque sus síntomas aparecen en una época del año en la que es habitual sentir mayor cansancio y en la que la actividad diaria se intensifica por cambios de rutina, estrés y un incremento de las actividades sociales.

El incremento de la luz altera la secreción de melatonina y cortisol, hormonas que influyen en el sueño y la vitalidad. Este ajuste puede provocar un “desfasaje circadiano” similar al jet lag.
Además, otros neurotransmisores y hormonas, como la serotonina, la dopamina y las endorfinas, participan en este proceso, incidiendo en el ánimo y la energía. La exposición al sol también favorece el aumento de la vitamina D.
Llevamos más del 75% del año transcurrido y aparecen cambios en nuestro cuerpo.
Algunas características son las siguientes:
- Sensación de fatiga.
- Falta de energía.
- Desgano físico e intelectual.
- Alteraciones en el estado de ánimo.
- Desmotivación.
- Inestabilidad emocional.
- Disminución de la atención.
- Cefaleas tensionales.
- Aletargamiento.
Frente a este cuadro, el cuerpo responde porque necesita adaptarse a los nuevos horarios, a los cambios de presión atmosférica, temperatura y otros factores, un proceso de adaptación que no ocurre de forma rápida.
Este mecanismo se basa en la regulación de la actividad del hipotálamo, una estructura nerviosa del sistema límbico especialmente sensible a estas variaciones.

No debe confundirse con cuadros de hipotiroidismo, diabetes, síndrome de fatiga crónica ni con efectos secundarios de fármacos que la persona ya esté consumiendo. En quienes presentan depresión, puede observarse mayor apatía, sensibilidad o melancolía.
Por eso, es fundamental reconocer este cuadro y estar atentos ante la aparición de falta de vitalidad y debilidad, ya que este trastorno dura algunas semanas y no reviste gravedad. La astenia primaveral afecta al 50% de la población mundial y suele presentarse principalmente en mujeres entre los 30 y 60 años.
Recomendaciones:
- Mantener rutina de sueño regular.
- Práctica de ejercicios físicos moderados.
- Se recomienda caminatas o andar en bicicleta.
- Ligera exposición solar con precauciones.
- Dieta rica en frutas, verduras y proteínas.
- Hidratación (beber entre 2 y 3 litros de agua).
- Evitar comidas copiosas.
- Evitar picantes.
- Evitar tabaquismo.
- Evitar excesos de azúcar.
- Evitar cafeína.
Se recomienda consultar al médico cuando el cansancio dura más de 3 o 4 semanas. Lo mismo si se registra tristeza profunda, falta de interés o síntomas físicos muy importantes.
* La Dra. Stella Maris Cuevas (MN: 81701) es médica otorrinolaringóloga - experta en olfato – alergista, expresidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA).
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