
El invierno proporciona un entorno propicio para tratar las hiperpigmentaciones. La menor intensidad de la radiación solar y la reducción de la exposición directa favorecen el inicio de tratamientos dermatológicos destinados a atenuar o eliminar manchas en la piel.
Técnicamente, la baja radiación ultravioleta favorece la tolerancia a ciertos procedimientos, disminuye el riesgo de efectos adversos y mejora los resultados a largo plazo.
Las manchas faciales, corporales o localizadas —ya sea por daño solar, inflamación previa, causas hormonales o envejecimiento— constituyen uno de los motivos más frecuentes de consulta en dermatología en esta época del año. Aunque muchas veces se las considera un problema estético, su origen puede estar relacionado con desequilibrios internos o incluso lesiones que requieren vigilancia médica.
“La aparición de pequeñas manchas color café en zonas como el rostro, el cuello, el escote o las manos son los síntomas de alerta para comenzar a tomar conciencia de la importancia de cuidarnos y realizar una consulta con el dermatólogo”, indicó a Infobae la médica dermatóloga de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) Agustina Vila Echagüe (96.999).
Diagnóstico profesional y tratamientos a medida

La primera recomendación de los especialistas es no automedicarse ni utilizar productos despigmentantes sin supervisión médica. “No todas las manchas son inofensivas. Algunas pueden esconder lesiones que requieren control médico, como el melanoma”, advirtió la médica dermatóloga Fernanda Lasa (MN 82.066). Para ella, contar con un diagnóstico certero no sólo permite abordar la causa subyacente sino también evitar errores que puedan agravar la lesión o generar efectos secundarios.
“Cada mancha requiere de un tratamiento específico, de acuerdo a su diagnóstico dermatológico, al tipo de piel y zona en que se ubica. Por lo tanto, no existe un solo tratamiento indiscriminado de las manchas, sino que cada una de ellas tiene que recibir el tratamiento adecuado que puede combinar más de una tecnología o herramienta”, explicó Vila Echagüe.
En coincidencia, la médica especialista en cirugía plástica y estética Griselda Seleme (MN 80.033) remarcó que “no es lo mismo tratar una mancha solar o una hiperpigmentación. La elección del tratamiento depende de varios factores: el tipo de mancha, su profundidad, el fototipo del paciente, la sensibilidad de su piel y también su estilo de vida”.
El primer paso, señalaron las tres especialistas, es establecer con precisión si se trata de melasma, léntigos solares, hiperpigmentación postinflamatoria u otro tipo de lesión pigmentaria. En función de esto, se determina el protocolo adecuado.
Tecnología y protocolos combinados para mejores resultados

En los consultorios dermatológicos, los tratamientos despigmentantes incluyen una amplia gama de opciones que se adaptan a la localización, color y profundidad de la mancha. Vila Echagüe sostuvo que “existen varios tratamientos que generalmente se combinan para obtener mejores resultados”, entre los que mencionó cremas despigmentantes, peelings químicos, luz pulsada intensa y tratamientos láser.
“Lo más importante es la combinación adecuada de los diferentes recursos con que contamos para tratar las manchas de la piel. Ningún método usado aisladamente es suficiente para solucionar estos problemas”, subrayó. Para casos más complejos, se utilizan combinaciones de láseres como el de tulio o el q-switched, microagujas con exosomas, e incluso ácido tranexámico por vía oral.
Entre las novedades, la especialista destacó el uso de probióticos aplicados a la dermatología: “Lo nuevo son los probióticos que se usan para reducir la inflamación y la pigmentación residual postinflamatoria”.

Desde otro enfoque, Lasa mencionó un tratamiento tópico de seis meses que inicia con una única aplicación médica intensiva en el consultorio y continúa con una rutina domiciliaria personalizada. “Su acción correctiva y reguladora los convierte en una herramienta médica de alto impacto en la salud cutánea”, explicó.
El procedimiento es apto para todos los tipos de piel y está indicado en melasma, manchas solares, hiperpigmentación postinflamatoria e imperfecciones localizadas. A medida que avanza el tratamiento, la piel mejora su textura, recupera uniformidad y se reduce visiblemente la hiperpigmentación. “Además de mejorar la apariencia, este tratamiento contribuye al equilibrio general de la piel, promoviendo un tono uniforme y saludable”, señaló.
Láseres de alta precisión y enfoque personalizado

El desarrollo de tecnologías aplicadas a la dermatología permitió una mayor precisión en los tratamientos, especialmente en aquellos casos donde las manchas son resistentes, profundas o se localizan en pieles sensibles.
En su práctica diaria, Seleme dijo combinar distintas tecnologías según el diagnóstico y las características del paciente. “Usamos tecnologías de última generación para tratar distintos tipos de manchas, siempre con un enfoque personalizado”, explicó.
Entre las herramientas mencionadas se encuentran:
- Luz pulsada intensa (IPL): recomendada para tratar léntigos solares, enrojecimientos asociados y pigmentaciones superficiales. “Trabaja con filtros específicos que permiten tratar pigmento superficial sin dañar la piel circundante”.
- Láser Nd:YAG Q-Switched: ideal para melasma y manchas profundas o resistentes. Fragmenta el pigmento sin generar calor excesivo, lo que lo hace seguro incluso en pieles más oscuras.
- Láser de CO₂ fraccionado: utilizado en casos avanzados, o cuando hay fotoenvejecimiento asociado. Mejora el tono, la textura y la firmeza de la piel actuando a mayor profundidad.
“La combinación de estas tecnologías en distintos tiempos del tratamiento, dependiendo del caso, es clave para alcanzar resultados efectivos y duraderos”, explicó Seleme.
Rutinas de cuidado en casa y prevención durante el invierno

Además de los tratamientos médicos, las especialistas coinciden en que la rutina domiciliaria cumple un rol fundamental tanto para acompañar el proceso como para prevenir nuevas manchas.
Durante el invierno, el uso diario de protector solar sigue siendo obligatorio. “Sabemos que hay que usar fotoprotección todo el año, pero puede que nos relajemos con el índice de protección. Sigue siendo igual de necesario usar un SPF de 50”, advirtió Vila Echagüe, especialmente en personas que hacen deporte al aire libre o que utilizan activos renovadores por la noche, como retinol o ácido glicólico.
La dermatóloga recomendó incorporar vitamina C cada mañana, luego de la limpieza, como antioxidante de base. Por la noche, pueden utilizarse activos como hidroquinona, thiamidol, ácido azelaico, niacinamida, ácido tranexámico o ácido kójico, siempre bajo indicación profesional. “Recordemos que la vitamina C es el primer activo que deberíamos poner en nuestra piel cada mañana”, indicó.
Además, la hidratación y la limpieza suave completan una rutina básica pero efectiva para mantener la salud cutánea. El seguimiento continuo por parte del especialista permite ajustar la intensidad y duración del tratamiento en función de los resultados observados y la tolerancia del paciente.
Manchas y salud: más allá de la estética

Aunque muchas personas buscan eliminar las manchas por razones estéticas, las expertas subrayaron que su abordaje también puede ser preventivo y contribuir al cuidado integral de la piel. “Las manchas son uno de los motivos de consulta más frecuentes. Sabemos que son un duro caballo de batalla y que no son fáciles de tratar, pero se puede mejorar la pigmentación de la piel y su falta de luminosidad si nos ocupamos”, afirmó Vila Echagüe.
En este punto, Lasa sostuvo que “abordarlas no solo mejora el aspecto del rostro: también forma parte del cuidado integral de la salud”. En ese sentido, destacó la necesidad de detectar signos de daño solar acumulado y de realizar chequeos periódicos para descartar lesiones que requieran otro tipo de intervención.
La consulta profesional, el diagnóstico precoz y la planificación de un protocolo específico permiten optimizar los resultados y minimizar los efectos adversos. “El seguimiento médico durante todo el protocolo no solo garantiza la seguridad del paciente, sino también la personalización del tratamiento según su tipo de piel, la causa de la hiperpigmentación y la evolución clínica”, concluyó Lasa.
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