
En un momento en que la medicina avanza hacia estrategias más personalizadas y preventivas, la lucha contra el mal de Chagas da un paso decisivo: por primera vez, hay consenso científico, guías clínicas y tratamientos avalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el plano global y por la Fundación Mundo Sano a nivel local, que permiten curar la enfermedad si se detecta a tiempo.
Aunque se trata de una dolencia endémica que lleva más de un siglo afectando a millones de personas, hoy la posibilidad de interrumpir su transmisión vertical se convierte en un objetivo alcanzable en el horizonte sanitario de varios países, incluida la Argentina.
El chagas, una enfermedad mundial
El escenario global no es menor. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 6 y 7 millones de personas en el mundo viven con tripanosomiasis americana, también conocida como enfermedad de Chagas, mientras que aproximadamente 75 millones están en riesgo de infección, en su mayoría en América Latina.
Cada año se detectan unos 30.000 nuevos casos y se estima que más de 12.000 personas mueren a causa de complicaciones vinculadas a la enfermedad. En cuanto a la transmisión congénita, alrededor de 9.000 recién nacidos resultan infectados anualmente en la región, de acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
En este contexto, Argentina representa uno de los países con mayor carga de la enfermedad en el continente. La OPS calcula que cerca de siete millones de personas en el país están expuestas al riesgo de contagio, y que alrededor de 1,6 millones ya se encuentran infectadas. Además, se estima que unos 1.300 bebés nacen cada año con la enfermedad en el país, lo que reafirma su persistencia como problema de salud pública y la necesidad de mejorar el diagnóstico temprano y el acceso al tratamiento.
Además de los esfuerzos nacionales, el Día Mundial de la Enfermedad de Chagas, que se celebra cada 14 de abril, busca aumentar la concientización sobre la importancia de la detección temprana, el tratamiento adecuado y la prevención. La OMS y la OPS, en colaboración con diversas organizaciones, hacen hincapié en la necesidad de integrar el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad en los sistemas de salud pública, especialmente en las comunidades más vulnerables. A pesar de la disponibilidad de medicamentos eficaces, como el benznidazol y el nifurtimox, el acceso a los mismos sigue siendo limitado, especialmente en áreas rurales y de difícil acceso.
La enfermedad de Chagas, causada por el parásito Trypanosoma cruzi, aún es una de las enfermedades desatendidas más relevantes en América Latina, con un fuerte componente socioeconómico. Su principal modo de transmisión es a través de la picadura de triatominos infectados, pero también puede transmitirse por vía congénita, transfusiones de sangre y consumo de alimentos contaminados. La OPS advierte que el cambio en los patrones de migración ha ampliado la presencia de la enfermedad en países no endémicos, lo que subraya la necesidad de un enfoque global y coordinado para su control.
Cómo se contagia el chagas

Aunque se suele asociar al insecto triatomino —popularmente conocido como vinchuca— como principal transmisor, actualmente la vía más frecuente de contagio es la transmisión materno-infantil, es decir, de madre a hijo durante el embarazo o el parto.
Esta forma de propagación se presenta incluso en zonas urbanas y ha cobrado mayor relevancia debido a las corrientes migratorias desde áreas rurales, donde la enfermedad es endémica, hacia las grandes ciudades.
La infección se produce por contacto con las heces del insecto infectado, que ingresan al organismo a través de mucosas o heridas. También puede transmitirse por transfusiones de sangre contaminada o trasplantes de órganos, pero hoy la atención se centra en lo que ocurre durante la gestación. El riesgo de que una mujer infectada transmita el parásito a su bebé oscila entre el 5% y el 12%, una cifra significativa si se considera la cantidad de mujeres en edad fértil que viven con la enfermedad sin saberlo.
Fases del mal de chagas

El Trypanosoma cruzi, parásito causante de la enfermedad, actúa en dos fases: aguda y crónica. La primera puede durar unas semanas o hasta dos meses y, en muchos casos, transcurre sin síntomas evidentes.
Cuando se presentan, pueden incluir fiebre, fatiga, inflamación de ganglios, erupciones o el signo de Romaña, que es la hinchazón del párpado. En esta etapa, el tratamiento antiparasitario es altamente efectivo y puede alcanzar una tasa de curación cercana al 100%, especialmente en niños y niñas.
Si la infección no se trata a tiempo, evoluciona hacia una fase crónica, donde el parásito se oculta en tejidos del corazón y del sistema digestivo. A lo largo de los años, hasta el 30% de quienes no reciben tratamiento desarrollan complicaciones cardíacas, y un 10% puede sufrir alteraciones digestivas o neurológicas severas. La enfermedad avanza de forma silenciosa y, en muchos casos, se detecta recién cuando se manifiestan arritmias o insuficiencia cardíaca, que pueden provocar la muerte súbita.

La detección y el tratamiento de niñas y mujeres en edad fértil, junto con la detección de recién nacidos de madres infectadas, es esencial para detener la transmisión congénita transplacentaria de la infección”, sostienen los especialistas de Mundo Sano. Este es justamente el enfoque que promueve la OMS al convocar a los sistemas de salud a identificar y tratar precozmente a todas las mujeres en edad fértil, una estrategia que evitaría miles de nuevos casos anuales.
El diagnóstico se realiza mediante análisis de sangre y siempre debe integrarse con la evaluación clínica y epidemiológica. En la fase aguda, se busca directamente al parásito en el torrente sanguíneo. En la fase crónica, se recurre a pruebas serológicas que identifican anticuerpos. Aunque el procedimiento es sencillo y está disponible, muchas veces no se implementa por falta de sospecha clínica o de recursos en los centros de salud.
Frente a esta situación, el rol de los trabajadores sanitarios es clave. Deben considerar los antecedentes de vida del paciente, preguntar por su procedencia o si su madre o abuela vivieron en áreas endémicas. El interrogatorio detallado puede ser el punto de partida para un diagnóstico que cambie la historia de vida de una persona, o de varias generaciones.
Tratamientos contra el chagas

El tratamiento se basa en dos medicamentos antiparasitarios: benznidazol y nifurtimox. Ambos tienen mayor eficacia en la fase aguda y también han demostrado efectividad en etapas más avanzadas, especialmente en jóvenes. Si bien pueden presentar efectos secundarios y requieren supervisión médica, su uso está respaldado por años de investigación y protocolos clínicos actualizados.
En palabras de los especialistas, “el tratamiento temprano (con Benznidazol o Nifurtimox) es eficaz especialmente en niños y jóvenes, incluyendo mujeres en edad fértil, por lo que podemos decir que en muchos casos el Chagas se puede curar”.
La visibilidad de esta enfermedad es todavía limitada. Muchas personas conviven con el parásito sin saberlo, lo que aumenta la posibilidad de nuevas transmisiones y reduce el impacto de los tratamientos existentes. Por eso, cada 14 de abril se conmemora el Día Mundial del Chagas con distintos lemas que apuntan a generar conciencia. El de este año fue “diagnóstico temprano y acompañamiento a lo largo de la vida”, una consigna que sintetiza el enfoque integral que se propone.

La respuesta, no obstante, no puede limitarse a campañas de difusión. Requiere acciones coordinadas y sostenidas, como las que impulsa la Iniciativa Iberoamericana Ningún Bebé con Chagas, un acuerdo entre países como Argentina, Brasil, Colombia, España, Paraguay, Guatemala, El Salvador y Honduras. Esta red busca garantizar que todos los recién nacidos de madres infectadas sean diagnosticados y tratados de forma oportuna.
Los desafíos persisten, pero también crecen las oportunidades. Hoy existen herramientas clínicas, consensos científicos y marcos internacionales para reducir drásticamente la transmisión de Chagas. No es una meta utópica. Es una posibilidad concreta si se alinean la voluntad política, el compromiso social y la formación adecuada de los equipos de salud.
A medida que las migraciones expanden la geografía del Chagas más allá de América Latina, también se vuelve urgente integrar esta enfermedad a la agenda global. El compromiso de múltiples actores —gobiernos, profesionales de la salud, organizaciones científicas y la sociedad civil— será decisivo para convertir este nuevo horizonte en una realidad.
Después de décadas de silencio, la enfermedad de Chagas deja de ser una condena inevitable para convertirse en una afección prevenible, tratable y, en muchos casos, curable. Las herramientas están. Lo que falta es que se usen de manera sistemática, equitativa y universal. Porque ningún bebé debería nacer con Chagas en 2025.
La Fundación Mundo Sano contra el chagas

En el marco del Día Nacional por Una Argentina sin Chagas, la Fundación Mundo Sano centra todos sus esfuerzos a combatir esta enfermedad, una de las principales problemáticas de salud pública en el país.
La campaña de Mundo Sano cuenta con un equipo interdisciplinario de profesionales de la salud y ciencias sociales, que atiende las consultas de personas que se contactan con la Fundación.
Desde hace 30 años, la Fundación Mundo Sano desempeña un papel crucial en la lucha contra el Chagas, desarrollando acciones, proyectos y programas que buscan prevenir y controlar las diversas vías de transmisión. En 2015, además, estableció consultorios en áreas endémicas, facilitando el acceso a diagnóstico y tratamiento para la población vulnerable.
En tanto, en 2019, lanzó la Red Atendiendo Chagas, una plataforma global diseñada para promover el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, además de fomentar el intercambio entre profesionales de la salud especializados en esta patología, mientras que en 2022, formó un equipo multidisciplinario de expertos en salud, ciencias básicas y sociales, con el objetivo de proporcionar diagnóstico y tratamiento oportuno a quienes lo necesitaran.
La campaña que impulsa la Fundación Mundo Sano no solo contribuye a la prevención y el tratamiento del Chagas, sino que también juega un papel fundamental en la concientización de la población sobre la importancia del diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado, situaciones ambas que mejoran la calidad de vida de miles de personas en Argentina y otras regiones afectadas.
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