
La compra de hacienda es la mayor inversión requerida para iniciar un planteo productivo, y en gran parte de los casos termina siendo financiada por otro ganadero, a través de los plazos comerciales que se otorgan al momento de la venta. Es que a diferencia de la agricultura, el crédito comercial que recibe la ganadería por fuera del sector es limitado en relación al capital invertido.
En el caso de la actividad agrícola, el mismo ciclo anual de producción, sumado a un sistema de comercialización a plazo sumamente consolidado, le permite al productor conseguir un mayor fondeo externo no solo de entidades financieras sino también de los mismos proveedores de insumos, o incluso de fabricantes de maquinarias, a través de los que accede a plazos más largos.
A criterio del Rosgan, la escasez de instrumentos financieros con los que, en general, ha tenido que trabajar el sector ganadero a lo largo de los años, termina reflejándose en el estancamiento en el que ha ingresado la actividad, tanto en términos de cantidad de cabezas en stock como de kilos de carne producidos. Eso al margen de las malas políticas hacia el sector ejecutadas por distintos gobiernos.

Si bien la actividad ganadera ha logrado trabajar apalancando gran parte de la compra de hacienda mediante la autofinanciación que supo encadenar desde la cría a la faena, lo cierto es que muchas veces cuando lo que se intenta es retener vientres o extender los ciclos de invernada o engorde, ni los plazos comerciales ni los costos de esa financiación resultan adecuados para esos fines.
Los datos reflejan cómo en los períodos en los que el sector recibió un mayor grado de financiación, se redujo ligeramente el nivel de extracción de animales del stock nacional, aunque sin llegar nunca a plasmar un recorte lo suficientemente significativo como para lograr una recomposición plena y la posterior expansión del stock.
Aunque sin llegar a asociar plenamente ambas variables en virtud de la coexistencia de otros factores que afectan este comportamiento, se observa cómo en años en los que crece la producción, el sector tiende a reducir su nivel de endeudamiento, mientras que cuando la producción se reduce, sus pasivos apuntan a hacerse más abultados.

Rosgan recurre a las series estadísticas que trimestralmente publica el Banco Central (BCRA), desagregadas por actividades, para analizar la evolución de los saldos de préstamos bancarios otorgados a empresas de ganado bovino al 31 de diciembre de cada año. De allí surge que el año pasado las empresas ganaderas casi duplicaron el nivel de endeudamiento, al pasar de un saldo de USD 457 millones cuando terminaba 2023 a USD 852 millones a fines de 2024. No obstante, medido en dólares, el monto total adeudado a fines de 2024 se encuentra ligeramente por debajo del promedio de la serie (2007-2024).
Por cierto, 2017 fue el año que mayor endeudamiento registró el sector, con USD 1.406 millones. En la otra vereda, el año 2007 exhibió el menor nivel de endeudamiento, con un saldo final de USD 378 millones. Sobre el total adeudado a fines de 2024, el 22% corresponde a saldos de préstamos tomados en moneda extranjera, unos USD 184 millones, mientras que los saldos restantes provienen de préstamos en pesos, que convertidos al tipo de cambio de referencia equivalen a unos USD 668 millones.
Hay que decir que en este último año se observa una fuerte recuperación del crédito concertado en moneda extranjera, luego de tres a cuatro años de muy baja participación. Durante 2018 y 2019, el sector llegó a registrar un mayor nivel de endeudamiento en moneda extranjera que en moneda local alcanzando el 54% del total adeudado.

En 2024, el segmento pecuario expandió su pasivo en 395 millones de dólares, lo que equivale a un crecimiento del 86% en el nivel de endeudamiento. Parte de estos fondos, indefectiblemente, están asociados a los menores ingresos generados por las empresas, dada una producción recortada y el aumento de costos que debieron enfrentar, no solo por factores macroeconómicos sino fundamentalmente climáticos.
Sin embargo, parte de esta expansión de los pasivos ganaderos también puede estar orientada a financiar la retención de hacienda o, incluso, a nuevas explotaciones. Será este un punto a responder en los próximos meses, a la luz de los indicadores que termine reflejando la actividad.
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