
La noticia indica que el precio de la carne vacuna “se disparó casi un 7% en el cuarto mes del año, y ha sido el principal motor detrás de un aumento generalizado de los precios de los alimentos”, según una consultora privada. Ocurre justo cuando el valor de la hacienda cerró una semana poco favorable de la mano de una mayor oferta. Los novillitos devolvieron así casi toda la ganancia previa, en tanto vacas y vaquillonas lograron retener una parte de esas acreencias. Como fuere, el valor deflacionado del novillo sigue siendo el segundo más alto del año.
Para la consultora Zorraquín-Meneses, los dos pilares sobre los que se asienta el mercado ganadero están flaqueando. La exportación, que hasta hace poco representaba un 32% del destino de las carnes producidas, hoy se ubica más cerca del 25%. Los cálculos indican que en volumen hemos ido de unas 80000 toneladas a alrededor de 50000 toneladas por mes.

Ambos especialistas atribuyen esta situación al alto precio en dólares del novillo (o vaca) respecto de otros países, además de un tipo de cambio poco retributivo y la falta de novillos y vacas para abastecer ese mercado. Todo esto ocurre en un mundo que exhibe sin ambages una demanda sostenida, con Brasil y Australia aprovechando la guerra de aranceles entre Estados Unidos y China, que va ensombreciendo el volumen comercializado entre ellos, a lo que corresponde agregar la cuota Hilton, con un precio atractivo anclado en 18.000 USD/tonelada.
El otro pilar que no tiene todas consigo es el consumo interno. Se ha ido recuperando en los últimos meses, pero ante los aumentos en el mostrador hay una retracción inicial y sustitución por alguna de las otras carnes. Esto parece poner un techo al valor de la hacienda en pie, en que el novillo se paga en el orden de los 2900/3000 $/kilo, el novillito en 3100/3200 $/kg y la vaca buena en 1900/2000 $/kg.
En invernada se habla de terneros machos en los 3500-3800 $/kilo según peso, terneras en 3200-3400 $/kg y vaca usada preñada en un millón de pesos. La venta se observa ágil, los feedlots demandan y vuelven a llenar corrales. Con un otoño amigable, hay retención en los campos de cría para ganar algunos kilos en la invernada y en las vacas vacías. Eso hace que la oferta fluya más lenta y ayude a sostener precios que pueden considerarse buenos teniendo en cuenta que aún estamos dentro de la zafra de terneros. Cuando lleguen las heladas este ritmo se va a acelerar.

Zorraquín Meneses advierten que los ganaderos no son ajenos a lo que ocurre en la macro. Tienen una mercadería valuada en pesos y al vender deben aplicar alguna inteligencia financiera para defender el valor de su dinero. “Pinta para un año de renta positiva para el negocio, pero con un techo bajo. A favor hay que contabilizar cierta reducción en los costos de alimentación por un precio de los granos relativamente deprimido, y un mercado interno que no explotará pero que debería soportar bien la oferta prevista”.
La consultora considera toda una amenaza que la industria exportadora siga perdiendo competitividad y que eso se traslade a una baja de precios al productor, más un aumento de costos indirectos y de mano de obra, así como una mayor tasa de interés crediticia en pesos. Y no conviene olvidar que los valores de arrendamientos en kilos de carne están elevados para la coyuntura actual.
Una ventaja indirecta, que no siempre se da, es que en algunas regiones la ganadería compite bien en rentabilidad con la agricultura considerando los números actuales, lo que implica un incentivo a no achicar la cantidad de cabezas.
A criterio de Ignacio Iriarte, los precios que se observan para la hacienda pueden considerarse buenos en términos reales, pero el salario medido en poder de compra de kilos de carne es históricamente bajo, lo cual es una amenaza para una actividad que tiene como cliente predominante al mercado interno.
El analista habla de un panorama mundial muy incierto, pero con una demanda firme y diversificada, así como precios internacionales que tienden a la suba. Lamentablemente la Argentina abrochó su quinto mes consecutivo de caída en los embarques. “La exportación pierde participación; por un problema de tipo de cambio se autoexcluye de un mercado internacional de alta demanda y buenos precios”, explica Iriarte.
En cuanto al novillo Mercosur, los vaivenes del mercado cambiario en la Argentina determinaron un precio similar al de siete días atrás, lo que ha significado que quedara por debajo del Uruguay, algo poco usual en los tiempos modernos.

Estados Unidos es el gran animador del mercado global. Ha perdido mucha hacienda y se ha convertido en la meca de los grandes exportadores de carne vacuna, con importaciones en alza y precios muy atractivos. “Un buen indicador para esta ganadería es que aumenta la reposición de vaquillonas; en la Argentina aún estamos lejos de que eso suceda”, subraya el analista.
Lejos de la parálisis de nuestro país, Brasil y Australia siguen aumentando sus exportaciones, al tiempo que Uruguay vende carne vacuna fronteras afuera, exporta en pie y también importa. Iriarte destaca que la evolución del precio del cuarto delantero que vende Brasil a China ha ido de USD 4200/t a USD 6000/t en el último año. Y pondera el crecimiento del consumo en los mercados del sudeste asiático. “Son 600 millones de personas, nada menor por cierto”.
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