Crisis en Machu Picchu: gremios turísticos piden declararlo en emergencia ante la mala imagen internacional

El presidente de la Cámara de Turismo de Cusco denunció que la venta de entradas presencial es el principal problema que debe atenderse

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Machu Picchu enfrenta caos por boletos, mafias y turistas frustrados: exigen acción del Gobierno

¿Machu Picchu está entre los destinos que no vale la pena visitar? Un artículo publicado en el portal internacional TTW causó revuelo por la mala imagen que proyecta del ícono más emblemático del turismo en el Perú. Y aunque las autoridades lo negaron enfáticamente, la realidad es que la ciudadela inca está en medio de una crisis que pone en riesgo su reputación y sostenibilidad.

Colas interminables, caos en la venta de boletos, turistas frustrados que no logran acceder al sitio y denuncias sobre mafias que lucran con entradas falsas son solo algunos de los problemas que deben atenderse de manera urgente.

Interrupción total de la vía
Interrupción total de la vía Santa Teresa – Machu Picchu desde el domingo 8 de junio por un derrumbe de gran magnitud en Collpani. (Composición: Infobae / captuta de pantalla)

Desde el Cusco, José Fernando Santoyo Vargas, presidente de la Cámara de Turismo, Comercio, Industria y Producción, advirtió que la situación amerita declarar Machu Picchu en emergencia.

“Estamos ante una situación que realmente amerita una atención de emergencia por parte del Estado”, señaló en entrevista con RPP.

José Santoyo: “La situación en
José Santoyo: “La situación en Machu Picchu amerita atención de emergencia del Estado”

Según dijo, lo que ocurre en Machu Picchu es reflejo de un Estado ausente y de decisiones políticas populistas que agravan el problema en lugar de resolverlo. Por ejemplo, la venta de entradas presenciales.

Un retroceso evidente en la venta de entradas

En 2019, el ingreso a Machu Picchu era ordenado, la venta de boletos se hacía de manera virtual y los turistas accedían por horarios, lo que garantizaba fluidez y satisfacción. Hoy, la venta presencial de entradas ha generado desorden, falsas expectativas e incluso ha sido aprovechada por mafias para revender boletos.

“Esa decisión populista de dar boletos de venta presencial ha generado colas, caos y falsas escaseces manipuladas por mafias”, denunció Santoyo. Agregó que incluso existen denuncias sobre agentes del Ministerio de Cultura que, mediante pagos indebidos, permiten a los turistas cambiar de circuito dentro del sitio arqueológico, lo cual va en contra de la normativa y la experiencia del visitante.

Santoyo indica que la solución ya existe, pero está archivada. Se trata del Plan Maestro de Machu Picchu, aprobado en 2015 y actualizado en 2019, que contempla una estrategia integral de manejo del santuario y sus alrededores. Este plan incluye la implementación de nuevos circuitos, el acceso mecanizado, rutas alternativas y la valorización de atractivos cercanos.

Una de sus principales propuestas es la construcción de un centro de interpretación en inmediaciones de Puente Ruinas, proyecto estancado desde 2017.

“Es un proyecto que está en carpeta simplemente porque hay sectores de presión dentro de Machu Picchu y un Ministerio de Cultura débil en su implementación”, lamentó.

Consecuencias para el Cusco y el Perú

El deterioro en la experiencia de visita ya está generando impactos en la imagen del país. Diversas publicaciones internacionales han comenzado a incluir a Machu Picchu en listas de destinos turísticos no recomendables, debido al hacinamiento, la mala organización y la falta de garantías para los viajeros.

“Vamos a comenzar a ver los impactos de esta inacción operativa en todo lo que significa la gestión patrimonial. Lo que hoy está ocurriendo podría derivar en un daño irreparable a nuestra imagen”, advirtió.

Los gremios turísticos del Cusco demandan con urgencia un cambio de modelo en la gestión de Machu Picchu: más transparencia, participación en la toma de decisiones y la implementación inmediata del Plan Maestro. De lo contrario, el atractivo más importante del país podría dejar de ser motivo de orgullo y convertirse, como advirtió Santoyo, en una vergüenza nacional.

“El Perú no puede seguir permitiendo que su principal ícono cultural esté sumido en el desorden. Es momento de actuar con decisión y responsabilidad”, concluyó.