
El agrandamiento de la próstata, también conocido como hiperplasia prostática benigna (HPB), es un problema de salud frecuente entre los hombres a medida que pasan los años.
De acuerdo con American Prostate Centers, la incidencia de padecer HPB crece con la edad, hasta el punto de que nueve de cada diez hombres de 80 años presentan cierto grado de aumento de la próstata. Aunque en la mayoría de los casos no representa una amenaza grave, sí puede ir acompañada de molestias, dolor, síntomas urinarios y el malestar general que produce.
Cuando la próstata aumenta de tamaño, puede ejercer presión sobre la uretra y dificultar el flujo normal de la orinan. Aunque existen tratamientos médicos y quirúrgicos para controlar la HPB, el estilo de vida y sobre todo la alimentación juegan un rol importante para controlar o reducir sus síntomas.

Una alimentación equilibrada y variada puede ser de ayuda tanto en la prevención como en el manejo de la HPB. Adoptar una dieta rica en nutrientes y compuesta de alimentos naturales ayuda a reducir molestias y frena la progresión del agrandamiento prostático. Entre los patrones alimentarios más recomendados destaca la dieta mediterránea, que privilegia los antioxidantes y las grasas saludables.
En la lista de alimentos más beneficiosos para quienes padecen HPB, destacan especialmente las frutas. Opciones como tomates, sandía, pomelo rosado, papaya, albaricoques, bayas y granada son fuentes abundantes de antioxidantes que contribuyen a proteger las células de la próstata frente a los radicales libres. El consumo frecuente de estos frutos puede ayudar a disminuir el daño oxidativo y proteger contra la aparición de cáncer.
El aporte de verduras también es fundamental. Pimientos morrones, brócoli, coles de Bruselas, coliflor, cebolla, ajo, champiñones y hortalizas de hoja verde como la col rizada ofrecen compuestos como el sulforafano, la vitamina C y otros antioxidantes naturales fundamentales para la protección inmunológica y la reducción de los síntomas relacionados con el agrandamiento prostático.

Las nueces, semillas y legumbres aportan minerales clave como zinc y selenio, esenciales para el equilibrio hormonal y el funcionamiento de la próstata. Almendras, semillas de sésamo y de calabaza, nueces, soja, germen de trigo y frijoles adzuki, integran este grupo.
Entre la comida de mar destacan el salmón, las sardinas, la trucha y los mariscos como las ostras, son valorados por sus altos niveles de ácidos grasos omega-3 y antioxidantes. Estas grasas saludables contribuyen a reducir la inflamación y pueden ayudar a desacelerar el crecimiento de la HPB.
Los cítricos tales como naranja, limón, lima y toronja, por su contenido de vitamina C, actúan como refuerzo adicional en la protección prostática gracias a su efecto antioxidante.

Por otra parte, los alimentos elaborados a partir de soja, como el tofu y sus derivados (leche de soja, yogur de soja), aportan isoflavonas, que son compuestos vinculados con la reducción del crecimiento prostático y la mejora en síntomas urinarios.
Finalmente, el té verde puede representar un aliado natural ya que, con su contenido de catequinas antioxidantes, fortalece las defensas y ayuda a disminuir los trastornos del tracto urinario propias de la HPB. Recuerda consultar a un profesional de la salud antes de hacer cualquier cambio en tu dieta.
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