Esto es lo que debes de revisar antes de comprar carne de puerco, según la Profeco

Profeco aconseja transportar inspeccionar el empaque de los productos de cerdo y verificar su olor

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Profeco recomienda consumir carne de
Profeco recomienda consumir carne de cerdo con moderación y preferir cortes bajos en grasa. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Considerada una de las proteínas animales más consumidas globalmente, la carne de cerdo se ha ganado un lugar preponderante en la cocina mexicana. Su disponibilidad, el perfil nutricional y la capacidad de incorporarse en una amplia gama de platillos explican por qué miles de familias la convierten en parte esencial de su menú diario.

Precisamente por su relevancia en la mesa mexicana, la Revista del Consumidor de la Profeco publicó un análisis sobre las propiedades de la carne de puerco, su producción en México y las recomendaciones para adquirirla y mantenerla en óptimas condiciones.

El valor nutricional de la carne de cerdo es uno de los elementos que más destacan en el informe de Profeco. Aporta una cantidad significativa de proteínas de alta calidad, necesarias para el desarrollo, la reparación de tejidos y el funcionamiento de órganos y sistemas corporales. Además, suministra minerales esenciales como potasio, fósforo, hierro y zinc, elementos clave en procesos metabólicos, funcionamiento muscular y fortalecimiento del sistema inmunológico. Adicionalmente, constituye una fuente relevante de vitaminas del grupo B.

Mantener la cadena de frío
Mantener la cadena de frío y evitar la contaminación cruzada son claves para conservar la carne de cerdo en buen estado. FOTO: ISAAC ESQUIVEL /CUARTOSCURO.COM

Un contenido importante de este estudio se refiere a los diferentes cortes de carne de cerdo, ya que la cantidad de grasa y calorías varía considerablemente entre estos. Los cortes magros, como el lomo, sobresalen por su bajo aporte calórico y su elevado contenido proteico, lo cual los hace ideales para quienes buscan cuidar la salud sin dejar de consumir carnes rojas.

Desde la perspectiva económica y cultural, el sector porcino juega un papel vital en México. El informe indica que, en 2024, la producción nacional de carne de cerdo alcanzó su mayor volumen en la última década, con más de un millón ochocientas mil toneladas. La producción experimentó un crecimiento superior al 45 % en comparación con 2014, ubicando al país como el undécimo mayor productor mundial de este alimento. El consumo general también reflejó cifras notables, con un promedio de cerca de 22 kilogramos anuales por persona.

Sin embargo, Profeco enfatiza que, aunque la carne de cerdo puede y debe formar parte de la alimentación cotidiana, su consumo debe realizarse con moderación. El exceso puede tener efectos adversos, especialmente cuando se eligen cortes altos en grasas y se abusa del tamaño de las porciones.

El consumo anual de carne
El consumo anual de carne de cerdo en México promedia 22 kilogramos por persona. FOTO: ISAAC ESQUIVEL /CUARTOSCURO.COM

De acuerdo con la Revista del Consumidor de la Profeco, identificar la frescura y calidad de la carne de puerco es fundamental; su color debe ser rosado y la textura firme, evitando productos opacos o con colores grisáceos. Al hacer la compra en paquetes, se aconseja revisar cuidadosamente la fecha de caducidad o consumo preferente —que debe estar claramente visible, sin tachaduras ni etiquetas encima— y escoger preferentemente productos empacados que no hayan permanecido más de siete días en los refrigeradores.

Otra sugerencia fundamental es mantener la cadena de frío: lo recomendable es adquirir la carne al final de las compras, evitando así la exposición a temperaturas que puedan acelerar su descomposición. Si no se consumirá de inmediato, debe almacenarse en un recipiente seco y cerrado, preferiblemente en el congelador.

Para prevenir la contaminación cruzada, es necesario separar la carne cruda de otros alimentos, especialmente verduras y frutas, durante el transporte y almacenamiento. Finalmente, siempre es útil inspeccionar el empaque para confirmar que no tenga daños ni fugas, asegurando que el olor sea suave y agradable y que la consistencia sea firme, indicadores básicos de que el producto está en buen estado.