Qué tan dañina es la sangría preparada

A pesar de ser una bebida popular en los tianguis y mercados de la capital, es importante moderar su consumo

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La sangría es una bebida
La sangría es una bebida popular pero elevada en calorías. (Ollin Velasco)

Si bien para muchos la sangría hace referencia a una bebida española que lleva vino como base, en México esta palabra nos remite más a un vaso escarchado, con refresco sabor uva, que suele aparecer en los tianguis de la ciudad, montado en un carrito de mercado, dispuesto a mitigar la sed en días calurosos.

Lo anterior se debe a la existencia de una bebida comercial llamada “Sangría”, que no contiene alcohol y se elabora a base de agua carbonatada, colorantes y saborizantes, conocida como “sangría refresco” o simplemente “sangría”, muy popular como bebida sin alcohol que suele ser consumida directamente de la botella o en su versión preparar con sal, chile piquín y limón.

Sin embargo, a pesar de su popularidad, se trata de una bebida que debe consumirse con moderación pues puede tener un impacto negativo en la salud, sobre lo cual te contamos a continuación.

Este refresco es muy popular
Este refresco es muy popular entre los mexicanos.

Qué tan dañino es tomar sangría preparada

A pesar de su belicoso sabor, que se intensifica cuando se presenta en un vaso escarchado, lo cierto es que se trata de una bebida muy mala para la salud. Entre los aspectos que la vuelven poco recomendable para su consumo se encuentran los siguientes, de acuerdo con información de un análisis realizado por El Poder del Consumidor:

Exceso de azúcar: La botella de 600 mililitros de Sangría Casera contiene 33 gramos de azúcares, equivalentes a 6,6 cucharadas cafeteras. Esta cantidad cubre el 66% de la ingesta máxima tolerable de azúcares añadidos para adultos según la Organización Mundial de la Salud, y el 132% de la recomendación sugerida para evitar riesgos a la salud. En el caso de niñas y niños, un solo envase representa el 83% y 165% de los límites recomendados, respectivamente.

Exceso de calorías: Además, el producto aporta 156 calorías, de las cuales la mayoría provienen de los azúcares. El etiquetado utiliza la denominación “azúcares”, sin especificar si se trata de azúcar de caña o jarabe de maíz. Esta falta de claridad impide al consumidor conocer el origen de los endulzantes. El jarabe de maíz de alta fructosa, cuando se utiliza, tiene un impacto metabólico más fuerte que el azúcar convencional.

Genera adicción: Junto a los azúcares, la bebida incorpora edulcorantes no calóricos conocidos popularmente como “azúcar de dieta” o “sustituto de azúcar”. Estos compuestos pueden ser hasta mil veces más dulces que el azúcar, lo que acostumbra al paladar a sabores intensos y reduce la preferencia por alimentos naturales.

Genera picos negativos de glucosa: Diversos estudios han documentado que los edulcorantes no calóricos, lejos de ser inertes, pueden estimular la secreción de insulina en presencia de bajas concentraciones de glucosa. Investigaciones como la de Nakagawa y colaboradores han demostrado que la sucralosa y el acesulfame K inducen la liberación de insulina a nivel pancreático, lo que genera implicaciones negativas en el metabolismo.

Contiene colorantes artificiales: El producto también contiene caramelo clase IV como colorante, clasificado en California, Estados Unidos, como posible cancerígeno debido a su proceso de fabricación, que involucra altas temperaturas, presión, sulfatos y amonio. Otro aditivo presente es el rojo allura AC, colorante que, junto con el benzoato de sodio, ha demostrado provocar déficit de atención e hiperactividad de forma aguda en niños.

Su consumo genera picos de
Su consumo genera picos de insulina peligrosos que afectan al metabolismo y causan esfuerzo extra en el páncreas. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Como puedes ver, a pesar de ser una bebida popular, lo cierto es que su consumo debe ser limitado para prevenir efectos adversos a la salud.

Una alternativa más saludable podría ser optar por el consumo de Tehuacán o agua mineral preparada.