La nutritiva leche vegetal que aumenta la energía y fortalece los huesos

La leche de ajonjolí, elaborada a partir de semillas de sésamo, se ha convertido en una alternativa vegetal valorada entre quienes buscan opciones libres de lactosa, veganas y ricas en nutrientes esenciales. Su inclusión en la dieta responde tanto a necesidades alimentarias como a la búsqueda de productos que aporten propiedades específicas para la salud.

Las semillas de ajonjolí son conocidas por su elevado aporte de calcio, mineral fundamental para la formación y el mantenimiento de huesos y dientes. Una porción de leche de ajonjolí puede aportar cantidades superiores de calcio en comparación con otras leches vegetales y, en algunos casos, incluso más que la leche de vaca, por lo que suele recomendarse en dietas donde este nutriente resulta difícil de incorporar.

El ajonjolí también es fuente de grasas saludables, en su mayoría ácidos grasos poliinsaturados y monoinsaturados, los cuales contribuyen a la salud cardiovascular. Contiene ácidos grasos omega 6 y antioxidantes, como la vitamina E y compuestos fenólicos, los que protegen a las células frente al estrés oxidativo.

El sésamo contienen proteínas vegetales de buena calidad y aminoácidos esenciales como la metionina, además de minerales como magnesio, fósforo, hierro y zinc. Estos nutrientes juegan un papel importante en procesos celulares, inmunológicos y en el metabolismo energético. La leche de ajonjolí, si se prepara sin colar finamente, contiene también fibra, la cual contribuye a la digestión y al tránsito intestinal.

A diferencia de la leche de vaca, la leche de ajonjolí no contiene lactosa ni colesterol, además de ser apta para personas intolerantes a la lactosa o con alergias a la proteína de la leche animal. Al carecer de gluten, puede integrarse sin inconvenientes en dietas para personas celíacas.

Una de las principales ventajas de la leche de ajonjolí es su aporte de calcio, mineral cuya deficiencia puede llevar a problemas como desmineralización ósea y mayor riesgo de fracturas. La leche de ajonjolí resulta especialmente útil para quienes no consumen lácteos por motivos médicos o elección personal.

La presencia de grasas saludables contribuye a mantener el colesterol dentro de valores normales y a prevenir enfermedades cardiovasculares, mientras que los compuestos antioxidantes presentes en el ajonjolí pueden disminuir la inflamación y proteger contra el envejecimiento celular.

El magnesio y el zinc, abundantes en la leche de ajonjolí, participan en la regulación del sistema inmunitario, el control de la glucosa en sangre y la síntesis de proteínas. Incluir leche de ajonjolí en la dieta puede ayudar también con la saciedad y el control del apetito, al aportar grasas y proteínas vegetales.

El hierro presente en las semillas de sésamo favorece la formación de glóbulos rojos y el transporte de oxígeno, factor relevante en personas con riesgo de anemia. La vitamina E y los lignanos, otro grupo de antioxidantes presentes en el ajonjolí, contribuyen a la protección celular y al correcto funcionamiento hormonal.

La leche de ajonjolí tiene un sabor suave, ligeramente a nuez, y se puede utilizar para reemplazar la leche de vaca en café, té, batidos, postres, salsas y panes.

Ingredientes:

• 1 taza de semillas de ajonjolí (preferiblemente sésamo blanco)
• 4 tazas de agua filtrada
• 1 pizca de sal
• Opcional: 1-2 dátiles sin hueso o 1 cucharadita de miel, extracto de vainilla

Preparación:

1. Lavar y remojar las semillas de ajonjolí durante al menos ocho horas o toda la noche, lo que favorece la digestión y mejora la textura.
2. Escurrir, enjuagar y colocar las semillas en una licuadora junto con el agua, la sal y, si se desea, el endulzante y la vainilla.
3. Batir durante al menos un minuto hasta obtener una mezcla homogénea.
4. Colar con una bolsa para leches vegetales o una tela fina para separar la pulpa.
5. Guardar la leche en un recipiente de vidrio en refrigeración y consumirla dentro de los siguientes tres días.