
Tras el supuesto secuestro y posterior captura de Ismael “El Mayo” Zambada en Estados Unidos el 25 de julio de 2024, un nombre comenzó a multiplicarse en medios de comunicación, redes sociales y círculos de análisis criminal: La Mayiza.
Hasta entonces, este término era apenas un término coloquial usado entre agentes de inteligencia, reporteros especializados en crimen organizado y operadores del narco para referirse a la facción encabezada por los hijos y leales del llamado “Señor del Sombrero”.
Pero con el estallido de la guerra abierta contra Los Chapitos, la facción encabezada por los herederos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, La Mayiza se consolidó como una de las fuerzas criminales más relevantes del momento, que ha convertido a Sinaloa en una zona de miedo.
Una herencia silenciosa

Lejos de ser una escisión reciente, La Mayiza tiene raíces profundas en la historia del narcotráfico mexicano. Se trata de la estructura que Ismael Zambada García construyó y administró desde finales de los años ochenta, cuando junto con El Chapo y otros capos sinaloenses —como los hermanos Beltrán Leyva— estableció una alianza estratégica para controlar el tráfico de drogas desde el Pacífico mexicano hacia Estados Unidos.
A diferencia de otras organizaciones criminales que optaron por liderazgos centralizados o figuras mediáticas, el modelo de Zambada siempre apostó por delegar poder entre su familia y aliados cercanos, favoreciendo el perfil bajo y la continuidad operativa.
En ese contexto, surgió La Mayiza, como un apodo usado de forma informal para identificar la “rama Zambada” del Cártel de Sinaloa.
¿Quiénes son los Zambada?

La columna vertebral de La Mayiza estaba compuesta por los hijos de “El Mayo”, sin embargo, la mayoría ya enfrentaron proceso judiciales: Vicente “El Vicentillo” Zambada Niebla fue detenido en 2009 y extraditado a Estados Unidos, donde se convirtió en testigo clave en el juicio contra El Chapo.
Serafín Zambada Ortiz fue capturado en 2013 y liberado en 2018 tras colaborar con las autoridades. Ismael “Mayito Gordo” Zambada Imperial, arrestado en 2014, obtuvo su libertad en 2022 tras una negociación judicial.
Actualmente, Ismael Zambada Sicairos, alias El Mayito Flaco, es quien hoy comanda a La Mayiza. Nacido en 1982, fue entrenado desde joven por su padre para supervisar rutas de tráfico internacional, lavado de dinero, y operaciones de seguridad.

Según la DEA, el heredero de “El Mayo” es responsable de coordinar envíos de metanfetaminas, fentanilo y otras sustancias desde Asia y Sudamérica hacia Norteamérica, con puntos de distribución en Canadá y diversos estados de EEUU.
La consolidación de La Mayiza no fue producto de un accidente, sino de una construcción deliberada. Desde hace décadas, El Mayo Zambada fue sembrando las bases para que su facción sobreviviera incluso sin él. Cada uno de sus hijos tuvo una etapa de protagonismo dentro de la estructura.
Vicente Zambada Niebla, el primogénito, fue en su momento el heredero natural. Se le consideró una figura con inteligencia operativa, conexiones internacionales y entendimiento del negocio. Su caída en 2009 marcó el inicio de un ciclo de reemplazos dentro del clan.

Luego llegó el turno de Serafín, quien intentó consolidarse en la frontera norte, pero su captura en 2013 también lo sacó del juego. Más tarde, Mayito Gordo tomó un rol más activo en el noroeste del país, especialmente en la zona del Triángulo Dorado, hasta su captura en 2014 y posterior liberación negociada.
En ese contexto, Mayito Flaco emergió no solo como la última ficha disponible, sino como el único que había logrado mantenerse operativo y libre. Su bajo perfil, su formación desde la adolescencia y su cercanía con los mandos medios y bajos del cártel lo posicionaron como la figura más pragmática y efectiva para tomar el control tras la caída del padre.
La marca Zambada
Si algo ha distinguido a La Mayiza del resto de las facciones del crimen organizado es su estrategia de invisibilidad. Durante más de tres décadas, El Mayo evitó aparecer en público, emitir mensajes o usar canales de propaganda como videos o redes sociales.
A diferencia de otros capos que optaron por la ostentación o el espectáculo, la marca Zambada se construyó desde la discreción, el silencio y la permanencia.
Ese legado se replicó en sus hijos. Incluso cuando fueron capturados o declarados culpables, nunca ofrecieron entrevistas, no enviaron mensajes desde prisión, ni buscaron el protagonismo. Esta cultura de bajo perfil permitió que La Mayiza resistiera escisiones internas, capturas de alto perfil y conflictos regionales, manteniéndose como una estructura funcional y con control territorial.
La traición y la guerra

Según ha denunciado el propio Mayo Zambada, el veterano capo fue entregado a las autoridades estadounidenses con ayuda de Joaquín Guzmán López, hijo de El Chapo, en una maniobra pensada como moneda de cambio para negociaciones con Washington.
Esta supuesta traición encendió la mecha que rompió la amistad del Cártel de Sinaloa y desató la guerra abierta entre La Mayiza y Los Chapitos.
Desde entonces, los enfrentamientos se han multiplicado en Sinaloa y estados aledaños, provocando homicidios, secuestros y desapariciones.
Organizaciones como Los Rusos, brazo armado de La Mayiza, y células como Los Flecha MZ, La Sombreriza y Los Cazadores, han tomado protagonismo en la defensa del legado de los Zambada.
En octubre de 2024, una lista de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) filtrada por Milenio identificó a los operadores principales de La Mayiza. Estos alfiles no solo cumplen funciones tácticas, sino que son el andamiaje territorial y financiero de la facción:
- Los Arzate García, Alfonso (El Aquiles) y René (La Rana), con base en Tijuana, son responsables del cruce fronterizo y del flujo de metanfetaminas hacia California.
- René Bastidas Mercado, El 00, jefe de plaza en Baja California Sur, tiene vínculos con actores políticos y fue pieza clave en financiar campañas locales, según declaraciones del Mini Lic. El medio antes citado señala que éste cambió su lealtad de Los Chapitos a La Mayiza.
- José Luis y Alejandro Cabrera Sarabia dominan la producción y tránsito de drogas en la Sierra de Durango, una zona estratégica para el cultivo de marihuana y amapola. Se trata de sus aliados más importantes.
- Óscar Manuel Gastélum Uribe, alias El Músico, con operaciones desde Quintana Roo hasta Sinaloa, también mantiene vínculos con el entretenimiento, los narcocorridos y el lavado de dinero en empresas culturales.
- Poncho Limón, fugado del penal de Aguaruto en 2017, es uno de los más leales al clan Zambada y coordina financiamiento a sicarios.
- Juan José “El Ruso” Ponce Félix, líder de Los Rusos, tiene el control armado de Mexicali y Sonora.
- Crispín Salazar Zamorano, jefe de Los Salazar, antes aliados de Los Chapitos, se rebeló tras la caída de Ovidio Guzmán y ha sido vinculado al asesinato de la periodista Miroslava Breach.
- Sergio “El Gigio” Valenzuela Valenzuela domina el flujo de fentanilo por Nogales hacia Estados Unidos.
- El Yuko, aún sin identidad clara, lidera una célula especial armada que protege intereses directos del Mayito Flaco en Sinaloa.
- Otro aliado reciente es Fausto Isidro Meza Flores, alias El Chapo Isidro, líder del Cártel de Guasave. En 2025, selló una alianza operativa con La Mayiza para enfrentar a Los Chapitos. Su grupo aporta fuerza territorial en el norte de Sinaloa y experiencia táctica heredada de su vínculo con los Beltrán Leyva.
La ofensiva de La Mayiza y el desgaste de Los Chapitos

La balanza de la guerra intestina del Cártel de Sinaloa parece inclinarse a favor de La Mayiza, luego de una serie de golpes recientes que han debilitado gravemente la estructura operativa de Los Chapitos. La ejecución de Jorge Humberto Figueroa Benítez, La Perris, uno de los jefes de seguridad más cercanos a Iván Archivaldo Guzmán Salazar, expuso la fragilidad interna actual de los hijos de “El Chapo”.
Según el periodista Óscar Balderas, en entrevista con La Saga, este asesinato fue solo uno de varios reveses que han mermado la capacidad de defensa de los Guzmán. En paralelo, La Mayiza, bajo el liderazgo de El Mayito Flaco, ha aprovechado esta coyuntura para avanzar sobre territorios clave, fortalecer alianzas y consolidar su presencia en regiones antes disputadas.
El análisis apunta a una situación en la que Los Chapitos ya no están negociando desde la fuerza, sino desde la necesidad. Su reciente pacto con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) —hasta hace poco su enemigo más feroz— parece responder más a una búsqueda de supervivencia que a una estrategia ofensiva.
Este tipo de alianzas forzadas, advierte Balderas, suelen ser inestables y están marcadas por una relación asimétrica: mientras el CJNG opera en las 32 entidades del país y tiene redes internacionales, los hijos de El Chapo están replegados y bajo presión constante.
La muerte de mandos, el desgaste de sus redes políticas y la erosión de su base social colocan a Los Chapitos en un punto de vulnerabilidad que no habían enfrentado desde la caída de su padre. Esto, combinado con el reposicionamiento de La Mayiza como facción ofensiva, abre un nuevo capítulo en la guerra interna del Cártel de Sinaloa.
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