Qué dice la Psicología de las personas que aplican la “Ley del Hielo” y dejan de hablarle a otros

Aunque puede llegar a interpretarse como una actitud de castigo o exclusión, puede tener un significado más profundo según la Psicología

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La Ley del Hielo puede
La Ley del Hielo puede ser el reflejo de actitudes mucho más profundas de una persona - (Imagen Ilustrativa Infobae)

La “ley del hielo” es una expresión popular utilizada principalmente en contextos personales o sociales para describir una actitud de aislamiento hacia otra persona, basada en la decisión consciente de ignorarla completamente. Consiste en limitar e interrumpir toda comunicación o interacción, como una forma de expresar descontento, desaprobación o rechazo hacia alguien.

Esta práctica puede manifestarse mediante acciones concretas, como evitar el contacto visual, no responder mensajes o preguntas, y en casos más extremos, hacer que la otra persona se sienta excluida del entorno social. Aunque puede parecer inofensiva, la ley del hielo puede tener efectos psicológicos negativos tanto en quien aplica la medida como en quien la recibe.

Además, de acuerdo con la ciencia encargada de los estudios de la mente y la conducta, la llamada “ley de hielo”, puede llegar a representar características importantes de la personalidad de las personas que la apliquen, e incluso reflejar problemas.

¿Qué representa la Ley del Hielo en las personas?

Ignorar un saludo puede reflejar
Ignorar un saludo puede reflejar indiferencia o incomodidad, afectando la comunicación y las relaciones interpersonales. - (Imagen Ilustrativa Infobae)

De acuerdo con el libro “Ostracismo: el poder del silencio” del profesor Kipling D. Williams, egresado en psicología por la Universidad Estatal de Ohio, puede representar las siguientes características:

Dificultad para manejar emociones: de acuerdo con Williams, las personas que aplican la Ley del Hielo a menudo lo hacen porque no saben cómo expresar su enojo o frustración de manera constructiva. Prefieren el silencio para evitar confrontaciones directas.

Control y poder: la ley del hielo puede ser una herramienta de manipulación para ejercer control sobre la otra persona. Al ignorar, la persona busca que el otro se sienta culpable, inseguro o ansioso, lo que refuerza la dinámica de poder.

Evitar vulnerabilidad: algunas personas recurren al silencio para protegerse emocionalmente, ya que expresar sus sentimientos las hace sentir expuestas o vulnerables.

Rasgos de personalidad: estudios han asociado la Ley del Hielo con ciertos rasgos de personalidad, como el narcisismo o la evitación. Por ejemplo, un artículo en Personality and Individual Differences publicado en 2017 sugiere que las personas con tendencias narcisistas pueden usar el silencio como una forma de castigo para mantener el control en las relaciones.

Patrones aprendidos: de acuerdo con la teoría del apego, las personas con estilos de apego evitativo tienden a usar el silencio como una forma de manejar el conflicto, ya que prefieren la distancia emocional.

Falta de habilidades comunicativas: la investigación en psicología interpersonal sugiere que quienes aplican la Ley del Hielo a menudo carecen de herramientas para resolver conflictos de manera asertiva.

Estrategias para solucionar conflictos según la psicología

La comunicación y comprensión mutua
La comunicación y comprensión mutua es una solución básica para resolver los conflictos.

La ley del hielo puede considerarse como una forma negativa para afrontar los conflictos, pues provoca un daño mutuo, es por ello que un artículo del sitio especializado Psicología y Mente recomienda las siguientes alternativas.

Escucha activa: prestar atención a lo que la otra persona dice, sin interrumpir, mostrando interés genuino en comprender su punto de vista antes de responder. Esto fomenta la empatía y reduce tensiones.

Comunicación asertiva: expresar las ideas, necesidades y sentimientos de manera clara, respetuosa y sin atacar a la otra parte. Evitar el uso de acusaciones o generalizaciones para prevenir una escalada del conflicto.

Buscar puntos en común: identificar intereses o metas compartidas puede ayudar a centrarse en soluciones en lugar de en los desacuerdos, fortaleciendo el compromiso mutuo para resolver el problema.

Mediación: si el conflicto no se resuelve directamente, un mediador imparcial puede facilitar la comunicación y ayudar a ambas partes a llegar a un acuerdo satisfactorio.

Enfoque en el problema, no en las personas: abordar el desacuerdo como un desafío específico a resolver, sin caer en ataques personales o culpar a la otra parte.

Practicar la empatía: intentar ponerse en el lugar del otro para entender sus perspectivas y motivaciones puede desactivar emociones negativas y generar una atmósfera más colaborativa.