Pío IX, el papa con el que Maximiliano de Habsburgo chocó por su ideología liberal

A pesar de compartir la religión católica, la relación entre ambos mandatarios fue sumamente tensa

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Maximiliano de Habsburgo tuvo una tensa relación con el papa de su época. Crédito: Twitter@PGaleanaH - Wikimedia

El 10 de abril de 1864, en el Castillo de Miramar, Maximiliano de Habsburgo aceptó formalmente el trono de México. Sin embargo, aún habían muchas cosas por hacer antes de poder llegar a su nuevo imperio, como firmar el Tratado de Miramar con Napoleón III.

Una de su acciones del recién investido como emperador de México fue reunirse con el papa Pío IX, hombre conservador que estaba en contra de todas las ideas liberales que comenzaban a discutirse y aplicarse.

El 19 de abril de 1864 Maximiliano de Habsburgo y Carlota de Bélgica se reunieron con el Sumo Pontífice en el Vaticano. La reunión se hizo por deseo del archiduque austriaco, pues quería recibir la aprobación de la Iglesia antes de partir al continente americano, así como permisos para hacer algunas cosas, como hipotecar los bienes del clero de México.

El emperador francés, Napoleón III, le recomendó al archiduque no ver al Papa, además no se tiene certeza de qué fue lo que discutieron ambos. Pero es un hecho que después de la conferencia Pío IX autorizó en la liturgia una oración con el nombre de Maximiliano, también ayudó a calmar los ánimos de los conservadores mexicanos.

Maximiliano de Habsburgo aceptó ser
Maximiliano de Habsburgo aceptó ser emperador en abril de 1864. (Fuente: Wikipedia)

Sin embargo, ya en México, la relación entre el Pío IX y Maximiliano de Habsburgo durante estuvo marcada por profundas tensiones que reflejaron las diferencias entre sus visiones sobre el papel de la Iglesia en el Estado.

Maximiliano adoptó una postura liberal que contrastaba con las expectativas del Vaticano y del papa Pío IX. Entre sus decisiones más controvertidas estuvo la promulgación de leyes que garantizaban la libertad de cultos, una medida que contravenía la posición tradicional de la Iglesia católica.

Además, el emperador mantuvo las disposiciones de nacionalización de bienes eclesiásticos, algo muy importante que los conservadores querían revertir, pues fue una de las medidas de Benito Juárez durante la Guerra de Reforma.

El Vaticano esperaba que el Segundo Imperio Mexicano restaurara los privilegios clericales que habían sido erosionados durante los años previos en México con la Constitución del 57 y las Leyes de Reforma, textos importantes en la separación entre la Iglesia y el Estado en México. A pesar de que hubo intentos de negociación, no se logró establecer un concordato entre el Vaticano y Maximiliano.

Entes de morir, Maximiliano escribió
Entes de morir, Maximiliano escribió una carta al papa Pío IX. Crédito: Secretaría de Cultura de San Luis Potosí

En 1866, ya que Napoleón III había decidido retirar sus tropas de México (la principal base del Segundo Imperio Mexicano), la emperatriz Carlota viajó a Europa en un esfuerzo desesperado por buscar apoyo político y moral para el imperio.

Durante su estancia en Roma, Carlota solicitó al papa Pío IX respaldo para la causa imperial. Sin embargo, el Sumo Pontífice se mostró evasivo y no ofreció el apoyo que ella esperaba, lo que simbolizó la ruptura definitiva entre el Imperio Mexicano y la Santa Sede.

El 18 de junio de 1867, un día antes de ser fusilado, Maximiliano de Habsburgo escribió una carta a Pío IX, donde pide perdón al Sumo Pontífice por las faltas que pudiera haber cometido. También solicitó no ser olvidado en sus plegarias.