Qué dice la Psicología de quienes ayudan a personas en situación de calle

Diversos análisis han comprobado que esta motivación se origina desde una perspectiva moral, política y orientada a la empatía

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En 2024, en la Ciudad
En 2024, en la Ciudad de México se identificaron 1,124 personas en situación de calle a través del conteo anual de la Secretaría de Bienestar e Igualdad Social. (EFE)

En México, la población en situación de calle vive una de las formas más extremas de vulnerabilidad social. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se estimó que 6,754 personas habitan en la vía pública, de las cuales el 87.27% son hombres y el 12.73% mujeres.

Particularmente en la Ciudad de México, el conteo de marzo de 2024 registró a 1,124 personas en situación de calle, concentradas principalmente en las alcaldías Cuauhtémoc, Venustiano Carranza e Iztapalapa. A su vez, entre noviembre de 2022 y septiembre de 2023 se documentaron 962 muertes de personas en situación de calle a nivel nacional, siendo las principales causas los accidentes de tránsito, las agresiones, la hipotermia, el consumo de sustancias y las riñas.

Ante este panorama, resulta especialmente significativo observar a quienes dedican tiempo, recursos y esfuerzo para asistir a personas en situación de calle, además, según la Psicología, lejos de ser gestos aislados, estas acciones reflejan convicciones personales, valores éticos y, en muchos casos, un profundo sentido de responsabilidad social.

¿Por qué las personas ayudan a los indigentes?

Un paramédico le aplica resucitación
Un paramédico le aplica resucitación cardiopulmonar a un indigente en Estados Unidos. (AP)

Desde la Psicología, el acto de ayudar a los indigentes puede entenderse como parte de un proceso más profundo que involucra aspectos éticos, emocionales y sociales. Como señala un artículo en la revista Psicoperspectivas, “saber cuidar es un aprendizaje fundamental en la supervivencia de la especie, ya que no es una opción”.

La motivación de ayudar a estos individuos suele estar influenciada por una combinación de diversos factores, no obstante, quienes participan en estas prácticas a menudo lo hacen desde una ética del cuidado, es decir, “una perspectiva moral y también política”, como señala un artículo del Anuario de Investigaciones de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, un enfoque que entiende al cuidado no solo como una acción individual, sino como un principio que debe reflejarse en políticas públicas y programas sociales.

Este tipo de participación también responde a comportamientos que definen a las personas como seres morales, ya que como lo explicó el psicólogo social Serge Moscovici, los seres humanos “son seres éticos, que persiguen pasiones y que hacen elecciones éticas que los definen como especie”. En este sentido, la decisión de involucrarse con quienes han sido históricamente marginados refleja un posicionamiento frente a la injusticia.

No obstante, las actitudes sociales hacia las personas sin hogar pueden ser ambivalentes. Un artículo de la Revista Búsqueda, titulado “Actitudes hacia personas en situación de calle en hombres y mujeres del norte de México” expone que el apoyo general de la comunidad a los programas para ayudar a las personas sin hogar está está motivado por preocupaciones sobre la seguridad o el impacto económico local. Es decir, mientras el discurso general puede ser solidario, las prácticas concretas muchas veces se ven limitadas por prejuicios o miedos.

Aun así, la evidencia muestra que la cercanía transforma. En ese mismo artículo, un grupo de investigadores analizó la actitud de estudiantes de profesiones de la salud que trabajaron directamente con personas sin hogar. Aunque ya presentaban actitudes positivas al inicio, después del programa mostraron cambios aún más favorables, pues la experiencia directa, en muchos casos, permite romper estereotipos y desarrollar empatía real.

En el caso de México, un estudio encontró que “los participantes tenían una percepción más positiva que negativa hacia los indigentes y los consideraban parte de la sociedad”, manifestando preocupación y tristeza ante su situación.

Así, aunque la indigencia no es un campo muy estudiado en esta materia, se ha logrado identificar que quienes ayudan a personas en la idigencia no solo actúan movidos por la compasión, sino también por una conciencia social, un sentido de responsabilidad ética y un deseo de transformar las condiciones de exclusión, pues aunque sus acciones no resuelvan de inmediato el problema estructural, su impacto humano es profundo, tanto para quienes reciben como para quienes brindan la ayuda.

¿Qué revela de su personalidad?

La Legión de la Buena
La Legión de la Buena Voluntad es una organización internacional sin fines de lucro que se dedica a la asistencia social, educativa y cultural, especialmente para niños, jóvenes y ancianos en situación de vulnerabilidad. (Archivo Infobae)

Como ya se mencionó, ayudar a personas en situación de calle es una conducta que refleja rasgos de la personalidad vinculados con la empatía, la solidaridad y el compromiso social. Aunque no siempre se realiza a través de programas formales de voluntariado, este tipo de ayuda espontánea se relaciona con lo que en Psicología se conoce como comportamientos prosociales, los cuales son actos voluntarios dirigidos a beneficiar a otras personas, especialmente aquellas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad.

Diversos estudios citados en la Revista de Psicología de la Pontificia Universidad Católica del Perú, han demostrado que estas acciones fortalecen la cohesión social y promueven valores cívicos. Por otro lado, también se ha encontrado que las personas que se involucran en actividades solidarias tienden a desarrollar aspectos positivos en su propia personalidad, pues tienden a experimentar un mayor bienestar emocional, autoestima, sentido de eficacia personal y claridad en su identidad, además, este tipo de acciones fomenta habilidades sociales, refuerza el sentido de ciudadanía activa y ofrece experiencias de crecimiento personal.