Cardiopatías en la infancia: un reto para la medicina pediátrica

Muchas de estas enfermedades pueden ser tratadas gracias a un diagnóstico oportuno

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Estas enfermedades también pueden afectar
Estas enfermedades también pueden afectar a menores de edad durante la primera infancia. Foto: (Jesús Tovar Sosa/Infobae)

Los problemas cardíacos en la infancia, ya sean congénitos o adquiridos, representan un desafío significativo para la salud pediátrica. Según informó TecSalud, las cardiopatías congénitas, que son malformaciones en la estructura del corazón presentes desde el nacimiento, constituyen una de las afecciones más comunes en la cardiología pediátrica.

En este sentido, la doctora Cecilia Britton Robles, jefa de cardiología pediátrica de TecSalud, explicó que estas condiciones pueden variar en gravedad, pero muchas de ellas tienen solución mediante tratamientos quirúrgicos o procedimientos mínimamente invasivos.

Entre las cardiopatías congénitas más frecuentes se encuentran la comunicación interventricular, que implica un defecto en la pared que separa los ventrículos; la comunicación interauricular, que afecta la pared entre las aurículas; y el conducto arterioso persistente, una estructura que debería cerrarse poco después del nacimiento.

Estas afecciones, aunque serias, son consideradas “nobles” por los especialistas, ya que permiten que los niños crezcan y se desarrollen con relativa estabilidad mientras se programa un tratamiento adecuado.

Aún en la infancia es
Aún en la infancia es posible detectar ciertas enfermedades cardiacas. Foto: (Adobe Stock)

Ante este hecho, la especialista destacó que estas condiciones pueden ser tratadas mediante cirugía de corazón abierto o a través de cateterismos y procedimientos percutáneos, los cuales son menos invasivos.

Por otro lado, las cardiopatías adquiridas, aunque menos comunes, también afectan a los niños y pueden surgir como consecuencia de infecciones virales, alteraciones inmunológicas o inflamaciones.

Una de las enfermedades adquiridas más frecuentes es la enfermedad de Kawasaki, que provoca inflamación en los vasos sanguíneos. Según detalló la especialista, se ha observado un aumento en los casos de esta enfermedad desde el inicio de la pandemia por Covid-19, lo que sugiere una posible relación con los procesos infecciosos e inflamatorios asociados al virus.

Detectar problemas cardíacos en la infancia a tiempo es crucial. Entre las señales de alerta más importantes se encuentran desmayos o pérdida de conciencia sin causa aparente, fatiga excesiva durante la alimentación, irritabilidad constante, falta de ganancia de peso a pesar de una alimentación adecuada, palidez, sudoración fría, y retraso en el crecimiento y desarrollo.

Aunque el dolor de pecho en niños rara vez está relacionado con problemas cardíacos, una revisión pediátrica puede descartar cualquier complicación.

Por ello, la doctora Britton también subrayó la importancia de realizar evaluaciones cardiovasculares en niños con antecedentes familiares de cardiopatías o en aquellos con síndrome de Down, ya que hasta el 50% de estos pacientes pueden presentar problemas cardíacos.

Además de la detección temprana, la especialista enfatizó en la importancia de fomentar hábitos saludables desde la infancia para preservar la salud cardiovascular.

Es importante priorizar la atención
Es importante priorizar la atención médica especializada para los infantes que proceden de antecedentes cardiacos familiares. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Entre las recomendaciones se incluyen una alimentación equilibrada, una hidratación adecuada con un consumo aproximado de 2,5 litros de agua al día, dormir al menos ocho horas diarias, realizar actividad física regular para mejorar la circulación y mantener un peso saludable, y cuidar el bienestar emocional de los niños.

Según explicó, el estrés, la ansiedad y la tristeza excesiva pueden tener un impacto negativo en la salud del corazón, por lo que es fundamental prestar atención a las emociones de los menores.

Finalmente, la especialista hizo un llamado a priorizar el cuidado integral durante la primera infancia. Destacó que crecer en un entorno amoroso, educativo y saludable no solo beneficia el desarrollo físico y emocional de los niños, sino que también contribuye al progreso de la sociedad en su conjunto.