Deshidratación en tiempos de calor: señales poco conocidas sobre la falta de agua

En temporada de altas temperaturas es indispensable medir la ingesta de líquidos para evitar complicaciones a la salud

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Muchas veces no es perceptible
Muchas veces no es perceptible en el organismo la falta de agua. Foto: iStock

La deshidratación, una condición que ocurre cuando el cuerpo pierde más líquidos de los que ingiere, puede manifestarse de formas menos evidentes que la simple sensación de sed.

Según los especialistas, esta condición puede afectar el funcionamiento normal del organismo y, en casos graves, poner en riesgo la vida. Entre las señales menos conocidas de deshidratación se encuentran alteraciones cognitivas, problemas en la piel y síntomas físicos que podrían pasar desapercibidos.

Una de las primeras señales de deshidratación puede ser la falta de concentración y la sensación de niebla mental. El cerebro, compuesto en gran parte por agua, puede ver afectada su función cognitiva incluso con una deshidratación leve. Esto puede traducirse en dificultad para enfocarse, olvidos leves o una sensación de lentitud mental.

Además, la somnolencia o el cansancio excesivo sin causa aparente también pueden ser indicativos de deshidratación, ya que la disminución del volumen de sangre reduce el flujo de oxígeno y nutrientes al cerebro y los músculos, generando agotamiento.

Otro síntoma físico relacionado es la sensación de aturdimiento o mareos leves al ponerse de pie, lo que puede deberse a una forma de hipotensión ortostática causada por la falta de líquidos. Este fenómeno ocurre cuando la presión arterial se ve afectada, dificultando el retorno venoso al corazón.

Aunque el agua es fundamental,
Aunque el agua es fundamental, no siempre se manifiesta de manera consciente en el organismo. Foto: (Archivo)

Asimismo, la piel reseca, escamosa o con poca elasticidad puede ser un signo visible de deshidratación. Una prueba sencilla para identificarlo es el “signo del pliegue”, que consiste en pellizcar suavemente la piel del dorso de la mano; si esta tarda en volver a su forma original, podría haber un déficit de hidratación.

La sequedad bucal, labios agrietados y aliento fuerte son otras señales comunes. La falta de saliva, provocada por la deshidratación, puede generar una sensación de lengua pastosa o pegajosa, además de mal aliento.

En el ámbito alimenticio, la deshidratación puede confundirse con hambre, lo que lleva a una disminución del apetito o antojos por alimentos salados. Esto ocurre porque el cuerpo, al necesitar sales minerales, puede generar deseos específicos de consumir ciertos alimentos.

En casos más moderados, la deshidratación puede provocar frialdad en las extremidades o escalofríos sin fiebre, ya que el cuerpo reduce la irrigación periférica para conservar agua y calor. Esto puede manifestarse como manos y pies fríos o una sensación de escalofrío interno.

Además, los ojos hundidos o la sequedad ocular son señales que indican que el globo ocular no está recibiendo la lubricación adecuada, lo que puede generar irritación o una sensación arenosa.

La deshidratación también puede afectar el descanso nocturno. Según los expertos, puede causar dificultad para dormir o sueño inquieto, debido a un desequilibrio de electrolitos o molestias físicas como calambres nocturnos. Despertarse con sed durante la noche es otra señal que no debe ser ignorada.

La deshidratación es indispensable para
La deshidratación es indispensable para mantener un correcto fundamento del organismo. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Para abordar estas señales, se recomienda beber agua de manera gradual, evitando consumir grandes cantidades de golpe. También es útil incluir alimentos ricos en agua, como sandía, pepino o naranja, en la dieta diaria.

En casos de sudoración excesiva, diarrea o vómito, las bebidas con electrolitos pueden ser una opción adecuada, siempre que no contengan un exceso de azúcar. La regularidad y el color de la orina son indicadores clave de una hidratación adecuada; idealmente, esta debe ser clara y frecuente.

La deshidratación puede ser causada por diversos factores, como el calor, el ejercicio intenso, la fiebre, la diarrea o el vómito.

Entre los riesgos asociados se encuentran la fatiga, los mareos, la confusión, los calambres, la presión arterial baja y, en casos graves, el daño renal o el golpe de calor.

Los grupos más vulnerables incluyen a los niños, los adultos mayores y las personas con enfermedades crónicas. Mantener una ingesta regular de agua, especialmente en climas cálidos o durante actividades físicas, es fundamental para prevenir complicaciones.