Amor, alianzas y poder: las bodas del narco que consolidaron al Cártel de Sinaloa

Desde los matrimonios de Joaquín “El Chapo” Guzmán hasta el ascenso de Adriana Meza Torres como “La nueva reina del narco”, los pactos sentimentales son clave en la expansión de una de las organizaciones criminales más importantes del mundo

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Las uniones dentro del Cártel de Sinaloa consolidaron alianzas estratégicas, fortaleciendo el poder y expansión del narcotráfico, con mujeres desempeñando roles clave en la estructura interna de la organización. Créditos: Infobae México

Las bodas dentro del narcotráfico no sólo representan uniones sentimentales, sino pactos estratégicos que consolidan alianzas de poder. En el caso del Cártel de Sinaloa, estos enlaces han sido clave para reforzar estructuras internas, sellar lealtades entre familias y extender su influencia territorial.

Dos de los principales líderes de la fragmentada organización, Joaquín “El Chapo” Guzmán e Ismael “El Mayo” Zambada, consolidaron su alianza tras la caída del Cártel de Guadalajara en 1989. En ese momento, la relación con Héctor “El Güero” Palma, Juan José “El Azul” Esparragoza e Ignacio “Nacho” Coronel Villarreal, quienes fortalecieron la capacidad operativa del grupo y posicionaron a la naciente organización entre las más influyentes a nivel global.

Los vínculos familiares fueron determinantes para afianzar esta estructura. Según Rodrigo Peña, investigador del Colegio de México, “una característica del grupo es que es familista, que la familia es un referente de importancia. Y eso permitió la existencia de los subgrupos que en realidad también terminan haciendo una distribución territorial, no solo del espacio, sino de las rutas”, comentó en entrevista con BBC News.

El medio destaca que Zambada García y Guzmán Loera son compadres debido al bautizo de sus hijos, además de compartir as alianzas estratégicas con los Beltrán Leyva fueron fundamentales en los mecanismos del cártel para expandir su influencia y fortalecer sus redes dentro del mundo criminal.

El Cártel de Sinaloa opera
El Cártel de Sinaloa opera bajo una lógica familista, donde los lazos de parentesco definen alianzas, distribuyen territorios y sostienen la cohesión interna de la organización criminal.(Jovani Pérez/Infobae México)

Las bodas del Cártel de Sinaloa

Los matrimonios dentro del Cártel de Sinaloa poseen rasgos únicos que reflejan tanto la estructura como las estrategias internas de una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo.

En su libro Emma y las otras señoras del narco (2021), la periodista Anabel Hernández profundiza en el papel que juegan las esposas y parejas de los capos, destacando cómo estas mujeres forman parte activa de un ecosistema de poder donde los vínculos sentimentales, influyen directamente en la lógica del narcotráfico.

 “Me hizo reflexionar sobre el papel de las mujeres dentro de los cárteles de la droga, no como ‘objetos decorativos’ como las pintan en las series de televisión, sino desde el punto de vista del rol que juegan dentro de los núcleos de las familias del narcotráfico y las vidas personales de los narcotraficantes”, escribió Hernández en su columna para DW el 16 de diciembre de 2021.

Estas ceremonias, lejos de ser simples eventos sociales, funcionan como mecanismos estratégicos para afianzar alianzas y fortalecer la cohesión interna del grupo. Bajo esta lógica de redes familiares, las facciones no se dividen por funciones, sino que comparten recursos con un objetivo común, el dominio de las rutas del narcotráfico desde Sudamérica y Centroamérica hacia Estados Unidos y otras regiones.

“Las rutas fundamentalmente vienen de Colombia y la región andina”, explica el investigador Rodrigo Peña, quien además detalla que el control de puertos, aeropuertos, carreteras y aduanas se ha logrado gracias a esta estructura familiar. Dentro de este entramado destacan las uniones matrimoniales de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Ex reina de belleza y
Ex reina de belleza y sobrina de Ignacio “Nacho” Coronel, uno de los operadores clave del Cártel de Sinaloa, Emma Coronel Aispuro fue la tercera pareja de Joaquín Guzmán Loera. (Infobae)

Joaquín “El Chapo” Guzmán y sus uniones familiares

La primera esposa de Joaquín “El Chapo” Guzmán fue María Alejandrina Salazar Hernández, con quien contrajo matrimonio en 1977. De esta relación nacieron Iván Archivaldo, Jesús Alfredo, Alejandrina Giselle y César Guzmán Salazar. La familia de Alejandrina tenía lazos con el crimen organizado, ya que era pariente de Héctor Luis “El Güero” Palma Salazar, uno de los principales socios de Guzmán. Alejandrina fue arrestada por su implicación en actividades ilegales, y sus hijos han sido señalados por autoridades estadounidenses como figuras clave en la célula criminal conocida como “Los Chapitos”.

Posteriormente, Guzmán se casó con Griselda López Pérez a mediados de la década de 1980. Fruto de esta unión nacieron Joaquín, Edgar, Ovidio y Griselda Guadalupe. Edgar fue asesinado en 2008 durante un ataque armado, en el contexto del conflicto con los Beltrán Leyva. Griselda López fue detenida brevemente por presuntas irregularidades en sus finanzas, pero quedó en libertad tras rendir declaración. Por su parte, Ovidio Guzmán López fue capturado y extraditado a Estados Unidos el 15 de septiembre de 2023 por su participación en operaciones criminales.

Su tercera pareja fue Emma Coronel Aispuro, a quien conoció cuando ella tenía 18 años y él 49. Ex reina de belleza en su localidad, Emma es sobrina de Ignacio “Nacho” Coronel Villarreal, considerado uno de los operadores financieros más influyentes del Cártel de Sinaloa. Juntos tuvieron dos hijas gemelas, María Joaquina y Emaly. Coronel fue condenada a 36 meses de prisión en Estados Unidos por su colaboración en delitos vinculados al narcotráfico.

La red familiar del Cártel de Sinaloa

El autor Luis Chaparro Montenegro
El autor Luis Chaparro Montenegro describe en su obra cómo Ovidio Guzmán mostró devoción y vulnerabilidad en su vínculo con Adriana Meza Torres. (Reddit | TikTok)
  • Patricia Guzmán y Alfredo Beltrán Leyva: conocida como “La Patrona” en el mundo del crimen organizado, Patricia Guzmán fue esposa de Alfredo Beltrán Leyva, alias “El Mochomo”, uno de los fundadores del cártel que lleva su apellido. Su historia conjunta se vio marcada por una tensa red de lealtades cruzadas, ya que además de su vínculo con Alfredo, Patricia era sobrina de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

En 2008, tras la detención de “El Mochomo”, atribuida por los Beltrán Leyva a una supuesta traición de “El Chapo”, se fracturó no solo una alianza criminal sino también su relación sentimental. Según El Heraldo, este episodio detonó el rompimiento definitivo con el Cártel de Sinaloa, empujando a los Beltrán Leyva y a Patricia, hacia una alianza con los Zetas, intensificando la guerra por las plazas en el norte del país, que ya no era solo territorial, sino también familiar.

  • Alejandrina Guzmán y Edgar Salazar: el 25 de enero de 2020, Gisselle Guzmán Salazar, hija de “El Chapo”, se unió en matrimonio con Édgar Cázares en una fastuosa ceremonia en Culiacán. Édgar es sobrino de Blanca Margarita Cázares Salazar, apodada “La Emperatriz del Narco”, figura clave en el lavado de dinero del cártel.
  • Ovidio Guzmán y Adriana Meza Torres: “El ratón” sostuvo una intensa y estable relación con Jesús Adriana Meza Torres, hija del narcotraficante Raúl Meza Ontiveros, alias “El M6”, y de Aída Elizabeth Torres Félix, hermana de Javier y Manuel Torres Félix, este último apodado “El Ondeado”, quien habría estado presente el día en que mataron accidentalmente a Edgar Guzmán López, hermano de Ovidio, en 2008.

Según Luis Chaparro Montenegro, autor de Los Chapitos (2024), Ovidio demostró una devoción inusual hacia Adriana, al grado de buscar el consejo de su padre, incluso entre lágrimas, sobre los problemas en su relación. La pareja tuvo al menos dos hijas, y al igual que sucedió con “El Chapo” en 2014, Ovidio fue capturado mientras se encontraba con su esposa e hijas.

En palabras de Anabel Hernández en su columna para DW, Adriana ha sido apodada “La nueva reina del narco”, símbolo del rol cada vez más visible y estratégico de las mujeres en el entramado del crimen organizado.