Las semillas consentidas de las recetas de repostería que aportan potasio y magnesio a tu dieta

El cáñamo es una variedad de la planta Cannabis Sativa cultivada por antiguas civilizaciones desde hace miles de años. De acuerdo a información de la Fundación Canna, comenzó a utilizarse para fines alimenticios y medicinales en China para posteriormente extenderse por toda la cuenca del Mediterráneo desde Egipcio hasta Marruecos.

La Revista de Ciencias Agroalimentarias y Biotecnología de la Universidad Autónoma de Nuevo León menciona que el cáñamo era utilizado no solamente como un aperitivo, sino que la fibra era aprovechada para elaborar cuerdas, velas, ropa y papel. Incluso, la marina británica utilizaba cables, aparejos, cuerdas y velas de cáñamo hasta mediados del siglo XX cuando se prohibió su uso.

En esta época, el cannabis (el cáñamo incluido) entró en un sistema de fiscalización internacional y su cultivo pasó a estar virtualmente prohibido. Sin embargo, su uso para fines científicos e industriales se ha ido legalizando en determinados países con el paso de los años.

Por su alto contenido nutricional, las semillas de cáñamo y sus derivados (como el aceite y la harina) son considerados elementos esenciales dentro de la dieta humana por su alto contenido en ácidos grasos, vitaminas, proteínas y minerales.

Con su sabor característico a nuez, estas semillas se han incorporado cada vez más en alimentos como el pan, pasteles, galletas, leches vegetales y helados.

Según estadísticas de la Fundación Canna, el 50% del mercado global de aceite de cáñamo está dirigido a la industria alimentaria y a los suplementos nutricionales. Tal como se muestra en la siguiente tabla, su principal aporte es la vitamina E. Además, contiene otros nutrientes esenciales como potasio, magnesio, calcio, hierro y sodio, entre otros.

De acuerdo a información de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada, el aceite de semilla de cáñamo sobresale por su alto contenido en tocoferoles; los cuales contienen propiedades antioxidantes que contribuyen a la prevención de enfermedades cardiovasculares, cáncer y degeneración macular debido a la edad.

El aceite de semillas de cáñamo también contiene un gran cantidad de ácidos poliinsaturados y bajas concentraciones de ácidos saturados. Esta característica lo convierte en una opción atractiva para quienes buscan reducir el consumo de este tipo de ácidos en su dieta para prevenir enfermedades como el colesterol y enfermedades coronarias.

Estas semillas son una alternativa ideal para las personas celíacas, pues son libres de gluten. En cuanto a su aporte proteico, las concentraciones de proteína varían según el tipo de semilla: la semilla de cáñamo entera contiene un 25% de proteínas , mientras que la descarrilada alcanza hasta un 45%, superando a otros alimentos como la soja (32%) y el huevo (11%). Su alto contenido en azufre, metionina y cisteína lo convierten en un complemento nutricional alto en proteínas, ideal para aumentar la masa muscular.

Estas semillas no solo se utilizan en la industria alimentaria, sino que también tienen un amplio uso en el sector cosmético para la fabricación de productos como jabones, champús y cremas. Además también se ocupa en el campo industrial para la elaboración de biodiesel o barnices.

El cáñamo es una planta que ha evolucionado con el paso del tiempo. Anteriormente era ocupado por las antiguas civilizaciones para propósitos meramente medicinales y alimenticios. Sin embargo, en tiempos modernos se han metido a campos como la cosmética y el industrial.