
En un mundo saturado de relojes inteligentes y dispositivos móviles, la firma belga Col&MacArthur propone una forma única de marcar el paso del tiempo: el Normandie 1944, un reloj de lujo creado a partir de cascos M-1 y mochilas M-1928 utilizados por soldados estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial, así como con una cápsula que contiene arena recolectada de las históricas playas de Normandía.
Relojes que cuentan la historia
La propuesta de Col&MacArthur va mucho más allá de indicar la hora. Especializada en integrar materiales con un trasfondo histórico y simbólico —desde agua de Pearl Harbor hasta polvo lunar de meteorito—, la marca se ha consolidado por su capacidad para transformar objetos impregnados de memoria colectiva en piezas de alta relojería. En esta ocasión, el reloj Normandie 1944 conmemora el desembarco del Día D utilizando fragmentos auténticos de cascos y mochilas militares estadounidenses, además de arena recogida en Normandía.
“El público no compra este reloj porque dé la hora”, afirmó Sébastien Colen, director ejecutivo y cofundador de la compañía, desde Bélgica, a CNN. Y sumó: “Lo compran porque les transporta a algún lugar del pasado”. La fabricación de este modelo requirió tres años solo en la fase de desarrollo del prototipo. El metal proviene de cascos M-1, reglamentarios del ejército estadounidense durante el conflicto, adquiridos a través de un comerciante de objetos militares en Dallas, Texas.
Para preservar las marcas e imperfecciones originales, el casco se aplanó cuidadosamente en una prensa y luego se cortó en círculos para ser utilizados en la esfera de los relojes. Cada casco tiene suficiente metal para fabricar hasta 20 unidades. El ensamblaje final y los acabados se realizan en el taller de la compañía en Lieja.

De Omaha Beach a la muñeca: materiales con memoria
Más allá del metal, el Normandie 1944 incorpora una correa confeccionada a partir de mochilas M-1928 originales y una cápsula visible a las 9 en punto con arena de la playa de Normandía. La esfera representa un mapa histórico de Omaha Beach, uno de los cinco desembarcos aliados —junto con Utah, Gold, Juno y Sword— que marcaron el inicio de la liberación de Europa el 6 de junio de 1944, en la denominada Operación Neptuno.
Las mochilas y los cascos, aunque auténticos, no pueden rastrearse hasta soldados específicos debido a la ausencia de marcas identificadoras, pero los certificados de Gustafsons, un distribuidor especializado, garantizan que fueron utilizados en la liberación europea. “Es muy importante que vayamos al lugar, que lo sintamos”, explicó Colen a CNN.
Sobre la obtención de arena, Colen explicó que existían obstáculos legales: la extracción directa de playas francesas está prohibida. Sin embargo, tras consultar con el alcalde local, la empresa recibió aprobación para recolectar la arena que el viento había depositado en una carretera cercana a Sword Beach. El ejecutivo subrayó la importancia del respeto en todo el proceso: “Si queremos respetar la memoria, es fundamental que hagamos estas cosas correctamente”.
Las piezas se fabrican bajo pedido y la marca acepta encargos a través de una campaña de Kickstarter, que ha recaudado más de USD 86.000. Cada detalle, desde la elección del material hasta la presentación, busca conectar al portador con un fragmento de la historia.

Dilemas éticos y autenticidad
La iniciativa de Colen genera discusiones sobre la ética de reutilizar objetos históricos para fines comerciales. Algunos cuestionan si se debería destruir o transformar material bélico genuino en productos de lujo, incluso si estos cascos —de los que se produjeron más de 20 millones entre 1941 y 1945— son habituales en el mercado de coleccionistas y no alcanzan precios extraordinarios.
Colen subraya que cada proyecto parte de una pregunta clave: “¿Es respetuoso?”. Recordó una frase de Winston Churchill: “quienes no aprenden de la historia están condenados a repetirla”. “Así que, en lugar de tener un casco guardado en un almacén, está en un reloj, nos evoca emociones y nos recuerda, cada día, acontecimientos del pasado”, detalló a CNN el director ejecutivo. Para él, este reloj cumple una función de recordatorio diario de acontecimientos que marcaron a la humanidad.

Raíces en la tradición y proyección global
La historia de Col&MacArthur comenzó hace 12 años, fomentada por la tradición militar británica. Inicialmente, la marca nació como una colaboración entre Colen y el exmilitar británico Iain Wood, quien buscaba un reloj conmemorativo para la Guardia Escocesa. Más tarde, diseñaron modelos para distintos regimientos de la Guardia Real británica y, en 2017, incursionaron en relojes conmemorativos del centenario de la Primera Guerra Mundial; uno de aquellos ejemplares se obsequió al presidente francés Emmanuel Macron.
Desde entonces, la empresa ha lanzado colecciones sobre figuras y eventos históricos como Leonardo da Vinci, la Batalla de Inglaterra y la misión Apolo 11, integrando en sus relojes polvo lunar y agua de Pearl Harbor. “En cada reloj, intentamos integrar algo único”, sintetizó Colen.
Actualmente, el Normandie 1944 se ofrece en dos ediciones: la versión estándar con movimiento japonés, a un precio de USD 699, y la edición “Legacy” con mecanismo suizo, limitada a 1.944 unidades y valuada en USD 1.749. Si la recaudación de la campaña mediante Kickstarter supera los USD 100.000, la firma planea desarrollar una nueva colección inspirada en la Batalla de las Ardenas, integrando fragmentos de proyectiles lanzados sobre la ciudad de Bastogne.
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