La tribu Siletz recupera los restos de una ballena y revive una práctica ancestral en Oregón

El rescate de una ballena varada brindó a la comunidad Siletz una oportunidad única para retomar tradiciones milenarias, marcando un momento significativo de reconexión cultural y respeto por la naturaleza en la costa del Pacífico

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La recuperación de una ballena
La recuperación de una ballena jorobada permite a los Siletz reconectar con sus raíces y revitalizar costumbres olvidadas (KPTV FOX 12)

Por primera vez en generaciones, la Confederación de Tribus Indígenas Siletz recuperó los restos de una ballena jorobada varada en la costa central de Oregón, reactivando una práctica ancestral interrumpida durante décadas.

El rescate se realizó en una playa al norte de la ciudad de Yachats, luego de que la tribu obtuviera nuevamente sus derechos históricos de caza y pesca, según Smithsonian Magazine.

El 15 de noviembre de 2025, fue hallada una ballena joven de cerca de dos años. Este ejemplar, de nueve metros de longitud y más de 9.000 kilogramos, estaba enredado en redes utilizadas para la pesca de cangrejo Dungeness.

Durante dos días, especialistas y veterinarios intentaron regresarla al océano, mientras miles de personas seguían la situación a través de una transmisión en línea.

Un ejemplar juvenil quedó atrapado
Un ejemplar juvenil quedó atrapado en redes de pesca frente a la costa de Oregón y movilizó a especialistas y a la comunidad local (West Coast Marine Mammal Stranding Network)

De la intervención veterinaria al rescate: la tribu Siletz recupera una tradición ancestral

Ante el deterioro del estado de la ballena, se optó por sacrificarla el 17 de noviembre para evitar un sufrimiento mayor, explicó Jim Rice, responsable del programa de la Red de Varamientos de Mamíferos Marinos de Oregón.

Tras el fallecimiento, la Policía Estatal de Oregón contactó a la tribu Siletz y les ofreció recuperar los restos. Los líderes gestionaron un permiso especial ante la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos y organizaron un equipo de voluntarios.

Lisa Norton, directora administrativa, reconoció que la experiencia fue “un privilegio increíble” y destacó el coraje de quienes participaron. Este evento reactivó una costumbre tradicional ausente en la memoria viva de la tribu.

Tras el sacrificio del animal,
Tras el sacrificio del animal, la tribu obtuvo permiso especial para apropiarse de los restos y llevar a cabo una ceremonia nunca antes practicada por las generaciones actuales (Oregon State University Marine Mammal Institute)

Espiritualidad, trabajo colectivo y memoria

El 18 de noviembre, cerca de 20 miembros de la comunidad formaron un círculo alrededor de la ballena. Antes de extraer los restos, depositaron tabaco como ofrenda y ofrecieron oraciones al animal y al Creador, expresando gratitud y solicitando guía espiritual.

Durante unas doce horas, recuperaron grasa, huesos, cráneo y barbas. Por motivos sanitarios, la carne no se destinó al consumo debido al uso de sustancias químicas en el sacrificio; en su lugar, se enterró en una zanja profunda próxima al mar para que las mareas la arrastraran.

El proceso supuso un esfuerzo físico considerable y una carga simbólica profunda, ya que ninguno de los integrantes había realizado una tarea similar en la historia reciente.

La recuperación se realizó bajo
La recuperación se realizó bajo rituales y oraciones, combinando esfuerzo físico y sentido de pertenencia, pese a la ausencia de manuales o referencias previas (KPTV FOX 12)

Recuperación del saber ancestral y restitución de derechos tradicionales

Sin manuales ni registros detallados, recurrieron al estudio anatómico de la ballena jorobada, la intuición y el conocimiento oral transmitido por generaciones. “No venimos con un manual”, relató Norton, subrayando el carácter único de la experiencia para la generación actual de Siletz.

La recuperación y utilización de ballenas fue común entre los pueblos indígenas costeros hasta la imposición de restricciones gubernamentales. En 2025, la tribu Siletz recuperó los derechos tradicionales luego de casi 50 años de limitaciones legales.

La confederación, conformada por más de 30 grupos originarios desplazados en el siglo XIX, evidenció con este permiso especial la complejidad normativa vigente en torno a estas prácticas, remarcó Smithsonian Magazine.

Cincuenta años después, la tribu
Cincuenta años después, la tribu Siletz recobra la posibilidad de ligar conocimiento ancestral con la defensa de su cultura y sus prácticas tradicionales (KPTV FOX 12)

Valor social y científico del rescate

Durante el proceso, veterinarios y científicos de la Universidad Estatal de Oregón realizaron una necropsia del animal junto a los miembros de la tribu.

Kurt Williams, veterinario de la institución, calificó el trabajo conjunto como “un día extraordinario de aprendizaje compartido” y “una experiencia única en la vida desde el punto de vista científico y cultural”.

El destino de los restos se decidirá de manera colectiva. La grasa se considera útil para la producción de jabón, aceite y combustible; los huesos podrían incorporarse en la indumentaria ceremonial y otros artefactos tradicionales.

Parte del material también podría exhibirse en espacios museísticos, con el objetivo de preservar la memoria comunitaria y transmitir la historia de esta ballena a las nuevas generaciones, explicó Norton.

Para la comunidad Siletz, el rescate y procesamiento del cetáceo permitió otorgar sentido a la adversidad, reafirmando la capacidad de mantener viva la herencia cultural ancestral y aprender de los desafíos presentes. El acontecimiento destacó la importancia de los lazos colectivos y el conocimiento tradicional como pilares fundamentales para la continuidad de las costumbres originarias de la región.