El misterio sin resolver de Andy, el ganso sin patas que cautivó a Estados Unidos

La historia de superación de Andy prendió fuerte entre el público norteamericano, pero su muerte violenta dejó preguntas sin respuestas... Décadas después -como informa New York Magazine- el misterio sigue sin resolverse

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En su momento, la historia
En su momento, la historia del ganso Andy atrapó al público norteamericano. Llegó a merecer cobertura de la revista People y The Tonight Show con Johnny Carson, entre otros medios. Incluso, ¡Nike le regaló calzado de por vida! (Instagram)

El 20 de octubre de 1991, en Hastings, Nebraska, Leo Stohler recorría Chautauqua Park con su detector de metales cuando hizo un hallazgo escalofriante. En el césped cubierto de rocío, yacía un ganso decapitado y... extrañamente calzado con zapatitos de bebé.

Stohler lo reconoció de inmediato: era Andy, el célebre ganso sin patas que había inspirado a miles de personas en Estados Unidos y el mundo.

Con el corazón acelerado, Stohler llamó a Gene Fleming, el hombre que había convertido a Andy en un ícono de resiliencia. Fleming, en shock, confirmó que el ganso había desaparecido de su recinto y llamó al 911 para reportar el crimen. “¡Asesinaron a mi ganso Andy!”, dijo.

Como cuenta New York Magazine, el caso conmocionó a la comunidad de Hastings y a los seguidores de Andy en todo el país.

Pero, más de 30 años después, el misterio sigue sin resolverse...

Nace una leyenda

Gene Fleming no era un hombre común. Inventor excéntrico y empresario exitoso, había fundado Fleming Manufacturing Co., una empresa de equipos para ganado. Su hogar, un antiguo depósito de municiones de la Marina, estaba lleno de objetos extravagantes: un faro para gatos callejeros, un parque con columpios hechos de maquinaria agrícola y un jardín japonés con un estanque.

En 1988, durante una visita a la granja de su cuñado, Fleming se encontró con un ganso inusual. El ave, sin patas, se desplazaba torpemente, marginado por los demás animales.

Su cuñado, Ivor, lo había bautizado Rock ‘n’ Roll y no sabía qué hacer. Fleming, fascinado por el ganso, propuso un intercambio: dos gansos sanos por Rock ‘n’ Roll y su compañera, Polly.

Llevó al ganso a su casa e intentó ayudarlo a caminar. Primero, lo montó en un skate, pero el experimento fracasó. Luego, tuvo una idea brillante: compró un par de zapatitos de bebé, los rellenó con goma y los ajustó a los muñones del ganso.

La transformación fue instantánea. Con su nuevo calzado, el ave corrió por el césped y nadó en el estanque con una agilidad inesperada.

Fleming estaba tan impresionado que le pidió a su nieta Jess que le diera un nuevo nombre. La niña lo llamó Andy.

De ave de granja a estrella televisiva

Luego de que el Caso
Luego de que el Caso Andy fuera reflejado por un despacho de la agencia AP, su historia saltó a la TV y pasó a tener audiencia nacional (Imagen Ilustrativa Infobae)

La historia de Andy no tardó en hacerse famosa. El 10 de octubre de 1988, el Hastings Tribune publicó un artículo titulado Goose Steps in Style (El ganso camina con estilo). Días después, la agencia de noticias Associated Press retomó la noticia y Andy se convirtió en una sensación mediática en todo el país.

Invitado a eventos en escuelas, centros comerciales y hogares de ancianos, Andy recorría el país en el asiento del copiloto del Triumph TR7 convertible de Fleming.

En cada presentación, Fleming hablaba sobre la importancia de la perseverancia y concluía con una frase que atribuyó a Andy: “Me sentí mal cuando nací sin patas, pero peor cuando conocí a un hombre sin alas”.

Pronto llegaron las grandes ligas: People Magazine, The Tonight Show con Johnny Carson, Reader’s Digest y hasta la revista alemana Der Spiegel contaron su historia. Nike le regaló zapatitos de por vida, y su calzado fue incluido en la colección de Ripley’s Believe It or Not!

En Hastings, su imagen se convirtió en el emblema de un café y se imprimieron camisetas y llaveros con su figura. Andy fue declarado embajador honorario de la ciudad. Todo indicaba que estaba a punto de convertirse en una marca global.

Un crimen atroz, un caso sin respuestas

Pero el 20 de octubre de 1991, la historia de Andy terminó en tragedia.

Las primeras pistas fueron inquietantes. En el recinto de Andy, la policía encontró sangre en la puerta y dos pares de huellas humanas en el barro. Polly, su compañera, había desaparecido.

Los indicios sugerían que Andy había sido asesinado en su recinto, trasladado a otro lugar, donde lo decapitaron y le quitaron la mayoría de sus plumas, y luego abandonado en el parque donde fue encontrado.

El crimen generó indignación en Hastings. Se barajaron varias teorías:

  • Venganza de un ex empleado o inquilino de Fleming.
  • Broma macabra de un grupo de adolescentes.
  • Ritual de una secta satánica, basado en informes de Colorado sobre mutilaciones de aves.

La indignación fue tal que la recompensa por información alcanzó los 8.000 dólares, la mayor en la historia de Hastings. Niños de todo el mundo enviaron cartas de apoyo a Fleming.

Pero la investigación no arrojó resultados concluyentes. Varios adolescentes se jactaron de haber matado a Andy, pero sus historias se desmoronaron bajo interrogatorio.

El jefe de policía, Jim Ruberson, más tarde diría que el culpable era un joven con discapacidad mental que fue encubierto para no exponer a su familia. Pero esta versión nunca se confirmó.

Varios indicios apuntaban a un
Varios indicios apuntaban a un asesinato, decapitación y retiro de plumas antes de abandonar el cuerpo en un parque (Imagen Ilustrativa Infobae)

Un legado que persiste

Gene Fleming nunca se recuperó de la pérdida de Andy. Dejó de inventar, perdió interés en su empresa y murió en 1999 con Alzheimer.

Su nieta, Jessica Korgie, ha intentado revivir su historia. En 2023, montó una obra teatral titulada Andy Interrupted, en la que repasó la vida y muerte del ganso y presentó nuevas pistas sobre el caso.

Uno de los testimonios más intrigantes provino de un chatarrero que trabajaba en un depósito de Hastings. Según él, días después del crimen, un hombre llegó al lugar, sacó un par de zapatitos de bebé y los colgó en un montacargas. Luego, con una sonrisa, dijo: “Yo maté a Andy el ganso. Y si alguien se mete conmigo, será el próximo”.

Este relato coincide con una carta no enviada que Fleming había escrito, en la que acusaba a los hermanos Gormon, dos chatarreros con quienes había tenido un altercado semanas antes de la muerte de Andy.

¿Fueron ellos los responsables? ¿O fue Fleming, como insinuó el exjefe de policía? ¿Y qué sucedió realmente con Polly?

Más de 30 años después, Andy sigue siendo un misterio sin resolver. Pero su historia, la de un ganso sin patas que aprendió a caminar con zapatos, sigue inspirando a quienes la recuerdan.