Tom Hanks habla de su infancia y sus problemas de peso: “Felicidades, idiota, ahora tienes diabetes tipo 2”

El actor desarrolló esta enfermedad en 2013 después de varias décadas cultivando una mala alimentación que arrastraba desde la infancia

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Tom Hanks en el 'Saturday
Tom Hanks en el 'Saturday Night Live 50'. (REUTERS/Caitlin Ochs)

De toda la industria cinematográfica, es probable que no haya un actor más querido que Tom Hanks. Este carismático actor, que inició su carrera en los albores de la década de los 80 con un exitoso recorrido en el sector de las comedias, como Despedida de soltero (1984) o Esta casa es una ruina (1986). Sin embargo, sería con su estupenda interpretación en Big (1988) con la que Hanks se consagraría como una nueva estrella de Hollywood, ya no solo por la que fue su primera nominación a los Premios Óscar, sino porque al mismo tiempo consolidó esa faceta de tipo simpático y agradable, al que no quieres que le pase nada malo.

Tal vez por eso hayan sorprendido tanto las declaraciones de Tom Hanks cuando hace referencia a su infancia, una etapa llena de inestabilidad y problemas familiares. El actor nació en un hogar que pronto se desintegró cuando sus padres se divorciaron, algo que lo condujo a vivir principalmente con su padre, Amos Mefford Hanks quien pasaba gran parte de su tiempo fuera de casa por su trabajo como cocinero. Si a esto le sumamor que su madre, Janet Marylyn Frager, desapareció durante años de su vida, comprenderemos hasta qué punto este suceso pudo marcar al intérprete.

“Felicidades, idiota”

Claro que esta época ya es agua pasada. A sus 68 años, Hanks es ahora una de las mayores estrellas del cine actual. Ganador de dos premios Óscar consecutivos por Philadelphia (1994) y Forrest Gump (1995), atraviesa una etapa en la que afronta un reto personal distinto: la vejez.

“La verdad es que me gusta envejecer”, afirmaba al respecto en una entrevista realizada cuando alcanzó los 60. “De pequeño, siempre me sentí como si tuviera un trasero enorme y una voz chillona”. La falta de control le llevó, así, a tener unas oscilaciones de peso que han acabado pasándole factura con la aparición, en 2013, de una diabetes. “Mi médico me dijo: ‘Felicidades, idiota, ahora tienes diabetes tipo 2’”, contaba.

“Fue una señal importante”

Esta situación hizo que el actor comenzara a darse cuenta de la influencia que tenía sobre su propio cuerpo. “No es que cambies tus hábitos automáticamente”, comentaba entonces, “pero esa fue una señal importante que me decía: ‘Esto es opcional, tío. Son decisiones. Y si quieres, adelante. Pero: consecuencias. ¿Entiendes?’”. Parte de ese descontrol que le había abocado al sobrepeso y a desarrollar esta enfermedad venía provocada por la falta de supervisión que había en su casa cuando era pequeño. “Ni siquiera se daban cuenta de cuando estaba en casa, estaban tan ocupados con sus propios problemas...”.

Al mismo tiempo, vivir una experiencia de este calado le ayudó a afrontar su carrera. “Las pocas veces que le he tenido miedo a un entorno nuevo, lo he superado. Y una vez que aprendes que puede ser malo por un tiempo, entonces estás bien”.

Frase icónica de la pelicula "Forrest Gump"

De hecho, es a raíz de esto que el actor también quiso comentar esas transformaciones físicas extremas a las que muchos actores se someten, engordando una gran cantidad de kilos en poco tiempo para cumplir con las exigencias del personaje. “Creo que es cosa de los jóvenes”, se justificaba, “y no creo que vaya a aceptar ningún papel -o irme de vacaciones – y volver a engordar 30 libras (13 kilos)″. Además, aseguró haber hablado de este tema con otros actores que habían realizado este proceso. “Nadie quiere volver a hacerlo”.