David Lema, psicólogo experto en adicciones: “No hay consumo seguro de alcohol, desde la primera vez que lo haces afecta al cerebro”

España es el país del brindis. Brindamos cuando encontramos un trabajo, brindamos cuando es nuestro cumpleaños, brindamos en Navidades y Año Nuevo. También el día de Reyes. Brindamos cuando sacamos buenas notas, pero también brindamos para ahogar las penas, cuando son malas o hemos perdido el puesto. En cualquier acto, muy probablemente, haya dos copas sonando.

Sin embargo, “no hay consumo seguro de alcohol. Desde la primera vez que lo haces afecta el lóbulo prefrontal”, la zona de cerebro encargada del juicio y el autocontrol. Así lo advierte el psicólogo experto en adicciones David Lema en un vídeo publicado en sus redes sociales. Y es que, el alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida en España, según los datos del Ministerio de Sanidad.

La edad de inicio de consumo se sitúa casi en los 14 años, tanto en hombres como en mujeres, y el 73,6% de jóvenes de 14 a 18 lo han consumido en los últimos 12 meses. No obstante, se está observando una tendencia entre los jóvenes, que ahora quieren alejarse del alcohol.

Pero, para los que deciden consumirlo, Lema ha propuesto dos estrategias:

• Retrasa la primera copa: “Cuando todos deciden consumir alcohol, empieza bebiendo agua con gas con un trocito de limón. Esto calmará tu sed y te costará beberlo rápido”, ha explicado el experto.
• Cuenta lo que bebes: el especialista ha recomendado medir el consumo de UVEs (Unidades de Bebida Estándar). Para los hombres, el consumo de riesgo comienza a partir de cuatro UVEs, equivalentes a cuatro cervezas, cuatro vinos o dos copas de licor. En el caso de las mujeres, el límite de riesgo es menor: dos UVEs, es decir, dos cervezas, dos vinos o una copa.

Límites y riesgos según Sanidad: los efectos en el cerebro

El Ministerio de Sanidad reafirma que “el consumo de alcohol representa un riesgo para la salud en cualquier cantidad” y que “los riesgos solo se evitan si no consumes alcohol”. Además, aconseja estrategias para reducir el consumo: alternar bebidas con alcohol y sin alcohol, establecer días sin consumo, beber despacio, elegir bebidas de menor graduación y consumirlas con el estómago lleno.

Por su parte, el Instituto Nacional sobre el Abuso de Alcohol y Alcoholismo establece que la adicción al alcohol es un trastorno crónico caracterizado por el consumo compulsivo y la pérdida de control, que puede ser leve, moderada y grave. Se pueden diferenciar tres etapas en el ciclo de la adicción:

1. Consumo excesivo/intoxicación: la activación del sistema nervioso de recompensa refuerza el hábito de beber, generando conductas repetitivas y patológicas.
2. Abstinencia/afecto negativo: la falta de alcohol provoca síntomas físicos y emocionales negativos, como ansiedad, irritabilidad y disforia, debido a un déficit de recompensa y exceso de estrés en el cerebro.
3. Preocupación/anticipación: se intensifica el deseo de consumir, y la corteza prefrontal se ve afectada, dificultando la regulación de los impulsos.

Además, el instituto advierte que el alcohol está relacionado con enfermedades cardíacas y hepáticas, cáncer, accidentes de tráfico, violencia y suicidio. Los jóvenes, aunque cada vez menos debido a la nueva tendencia, están especialmente en riesgo, ya que el consumo en la adolescencia puede afectar al desarrollo cerebral y aumentar la probabilidad de desarrollar un trastorno por consumo de alcohol en la vida adulta.