Juan Rescalvo, psicólogo, sobre perdonarse a uno mismo: “Lo primero es preguntarte por qué te sientes culpable”

El experto señala que, para gestionar la culpa, es importante profundizar en el arrepentimiento y no juzgar lo que se hizo en el pasado con el conocimiento del presente

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El psicólogo Juan Rescalvo recomienda
El psicólogo Juan Rescalvo recomienda cinco pasos para aprender a gestionar la culpa. (Montaje Infobae con imágenes de Freepik y @juanrescalvopsicologo/TikTok)

La vida se compone de aciertos y errores: en ocasiones, se toman decisiones que nos acercan a un objetivo y que permiten que los vínculos que tenemos se fortalezcan; otras, por el contrario, dañan al prójimo, nos hacen retroceder o nos alejan momentánea o definitivamente de un camino concreto. El problema reside en que muchas veces esas decisiones las tomamos sin ser conscientes del impacto que van a tener.

Cometer errores es normal e incluso sano, ya que nos permite crecer, reconfigurar límites y entablar conversaciones incómodas que pueden llegar, en el futuro, a mejorar un vínculo si sirven para establecer nuevas dinámicas más saludables. Sin embargo, cuando se produce un fallo, es frecuente que su recuerdo se instale en el pensamiento.

Se cae así en rumiaciones mentales sobre lo que se podría haber hecho mejor, lo que tendría que haber cambiado o la manera de actuar que hubiese motivado un final distinto. Así, se convive con la culpa, que no deja avanzar y que mantiene a la persona en una constante de arrepentimiento, autoexigencia y reproches propios.

El psicólogo Juan Rescalvo (@juanrescalvopsicologo en TikTok) es consciente de que “a veces cuesta perdonarse” a uno mismo. Sin embargo, esto no es imposible. Para ello, hay que aprender a gestionar la culpa y hacer un proceso de reflexión sobre lo que ha pasado, el motivo del arrepentimiento y la manera en la que se tiene que actuar desde entonces. Así, comparte cinco pasos para ello.

Una mujer pensativa mientras mira
Una mujer pensativa mientras mira por la ventana (Freepik)

Perdonarse a uno mismo: un proceso necesario para sanar

En primer lugar, hay que preguntarse “por qué te sientes culpable”. En ocasiones, el arrepentimiento se instala en el interior, pero sin llegar del todo a comprender por qué se encuentra ahí. Y es importante saberlo para comprender el motivo del malestar. “Suele ser porque no hice lo que debía o porque hice lo que no debía”, explica el psicólogo.

En este sentido, hay que profundizar en esa culpa. “Hazte estas preguntas: ¿por qué actuaste así?, ¿no entendiste la situación?, ¿te faltaron habilidades?, ¿no supiste hacerlo de otro modo?, ¿alguien te dijo que lo hicieras así?“. No se trata de descargar la responsabilidad, sino de entender el motivo que ha llevado hasta esta situación y poder actuar en consecuencia.

“El tercer paso es saber que la culpa es útil”, señala Rescalvo. “Aparece cuando sentimos que nos hemos equivocado y puede servirte para que repares situaciones pasadas o para que evites que vuelva a pasar lo mismo”. Esto es importante porque permite crecer, modificar conductas y aprender de los errores.

Sin embargo, también es fundamental entenderse a uno mismo. De nuevo, no se trata de descargar la responsabilidad, sino hablarnos desde la empatía en lugar de desde el juicio agresivo. “Supongamos lo habitual: que no supiste hacerlo de otro modo y que no eras consciente de la magnitud de la situación”. En este sentido, es frecuente castigarse con la idea de “tendría que haber hecho lo contrario”.

Algunas actitudes que tenemos, pueden ser señales de lo que somos según los psicólogos

El psicólogo explica que, en este contexto, es importante preguntarse por qué no hiciste eso que ahora consideras que es tan evidente. “[No lo hiciste] porque no sabías que tenías que hacer lo contrario de lo que hiciste o porque, aun sabiéndolo, no tenías la habilidad para hacerlo como te hubiera gustado e hiciste lo que pudiste”.

Rescalvo señala que “puede que tengas razón, que tendrías que haber hecho otra cosa”. Sin embargo, ahora el juicio se está produciendo desde “una posición privilegiada”: “La de una versión que tiene más experiencia, quizá años, y que sabe concretamente qué sucedió en esa situación”.

El último paso, una vez realizado todo el proceso de profundización y entendimiento, es sanar. “Es posible que debas pedir perdón a dos personas”, señala el psicólogo, “a la otra persona que sufrió por ti y a ti mismo por juzgarte con severidad”. Esta no es solo una de “las mejores formas de quedar en paz”, sino también una manera de intentar hacerlo mejor en otra ocasión: “Puede que la próxima vez no consigas cambiarlo totalmente, pero lo importante es intentar mejorar”.