Michelle Gatica, dermatóloga: “Estos son los errores más frecuentes a la hora de bañarse”

La especialista explica cómo una rutina adecuada puede marcar la diferencia

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Persona bañándose. (iStock)
Persona bañándose. (iStock)

Tener una buena higiene personal depende, en gran parte, de la frecuencia con la que nos duchamos. Sin embargo, pocas veces prestamos atención a la manera de bañarnos, ya que tendemos a asumir que lo hacemos de forma correcta.

Pero esto no siempre es así. Según explica Michelle Gatica, una dermatóloga, en uno de los últimos vídeos que ha publicado en su cuenta de TikTok (@kaly.derma), no todo el mundo lo hace correctamente.

Los errores que cometes al bañarte

“Te estÁs bañando mal”, empieza afirmando. La dermatóloga señala que uno de los errores más comunes es frotar la piel en exceso o usar esponjas ásperas. La piel funciona como una barrera protectora frente a agentes externos y, además, se renueva de forma natural cada día.

Por eso, no hace falta restregarla con fuerza para limpiarla: hacerlo puede dañar esa barrera, provocar irritación o aumentar la sequedad. Otro punto importante es el uso del gel. Muchas personas lo aplican por todo el cuerpo cuando, en realidad, no es necesario.

El jabón debe centrarse en las zonas donde se acumula más sudor y bacterias, como axilas o pies. En el resto del cuerpo, el agua y el propio proceso de renovación de la piel son suficientes para mantener una buena higiene sin deshidratarla.

También influye el tiempo que pasamos en la ducha. Estar bajo el agua más de diez minutos, especialmente si está muy caliente, elimina los aceites naturales que protegen la piel, dejándola seca y tirante. Por eso, lo recomendable es optar por duchas breves y con agua templada.

Otros hábitos clave para mantener la piel sana

Más allá del momento de la ducha, existen otros factores cotidianos que influyen directamente en el estado de la piel. Uno de ellos es la hidratación. La piel necesita agua para mantenerse elástica y protegerse adecuadamente, por lo que beber líquidos a lo largo del día es muy importante.

Este paso, que muchas veces se pasa por alto, ayuda a reforzar la barrera cutánea y a evitar la sensación de tirantez o descamación. Por otra parte, el tipo de productos que utilizamos también marca la diferencia.

A menudo, optamos por geles o lociones con ingredientes muy agresivos, que pueden alterar el pH natural de la piel. Elegir fórmulas suaves, sin alcoholes ni fragancias fuertes, es una buena opción, sobre todo en personas con piel sensible o tendencia a irritaciones.

La ropa que nos ponemos después de la ducha también puede influir. Las prendas confeccionadas con tejidos sintéticos dificultan la transpiración y pueden generar rozaduras o pequeñas irritaciones, especialmente en épocas de calor. Elegir materiales naturales, como el algodón, favorece que la piel respire y se mantenga más cómoda.

Por otro lado, los hábitos diarios de descanso y alimentación tienen un papel relevante. Dormir lo suficiente ayuda al proceso de regeneración celular, mientras que seguir una dieta variada, rica en verduras, frutas y grasas saludables, proporciona los nutrientes necesarios para que la piel se mantenga firme y luminosa.