
Un nuevo estudio internacional coordinado por la Harvard Medical School desafía la creencia extendida sobre la necesidad de la fisioterapia presencial para tratar el dolor de rodilla causado por desgarros meniscales degenerativos en adultos de mediana y avanzada edad. Según los resultados publicados en The New England Journal of Medicine, un programa de ejercicios en casa resulta tan efectivo para reducir el dolor como la fisioterapia supervisada en clínica, incluso cuando se añaden recordatorios motivacionales por mensaje de texto.
El ensayo clínico, conocido como TeMPO, incluyó a 879 personas de entre 45 y 85 años con dolor de rodilla, artrosis y desgarro meniscal confirmado por resonancia magnética. Los participantes se distribuyeron aleatoriamente en cuatro grupos: ejercicios en casa, ejercicios en casa con mensajes de texto motivacionales, ejercicios en casa con mensajes y fisioterapia simulada (sin efecto fisiológico real), y ejercicios en casa con mensajes más fisioterapia estándar supervisada. El objetivo principal fue comparar la reducción del dolor a los tres meses, medida con una escala validada (KOOS), donde valores más altos indican mayor dolor.
El estudio se realizó en cuatro centros médicos de Estados Unidos y Australia, con un seguimiento de hasta 12 meses. Todos los grupos recibieron instrucciones detalladas y materiales para realizar ejercicios de fortalecimiento y estiramiento de los principales músculos de la pierna, con la meta de completar 100 minutos semanales. Los participantes que asistieron a fisioterapia presencial recibieron sesiones de 30 minutos, dos veces por semana al inicio, y luego con menor frecuencia.
El ejercicio en casa, igual de útil que la fisioterapia

Los desgarros meniscales degenerativos afectan a entre el 30% y el 40% de las personas de mediana edad y hasta el 80% de quienes tienen artrosis de rodilla. Tradicionalmente, la fisioterapia presencial se recomienda como tratamiento inicial, pero hasta ahora no existían estudios de gran tamaño que compararan su eficacia con programas de ejercicios domiciliarios estructurados.
Los resultados del estudio TeMPO mostraron que no hubo diferencias significativas en la reducción del dolor entre quienes solo realizaron ejercicios en casa y quienes recibieron fisioterapia presencial. Tanto la fisioterapia como los programas de ejercicio en casa propiciaron una reducción del dolor bastante similar, con una diferencia estándar de 2,5 puntos en la escala KOS a favor de la fisioterapia, una cifra que los autores consideraron clínicamente irrelevante. “La adición de fisioterapia o mensajes de texto para fomentar la adherencia a los ejercicios en casa no fue superior a un programa de ejercicios en casa solo para reducir el dolor”, concluyen en el texto.
En cuanto a la adherencia, el 77% de los participantes en el grupo de ejercicios en casa realizaron al menos tres sesiones semanales, una proporción similar a la de los otros grupos. Los eventos adversos graves, como hospitalizaciones o cirugías de rodilla, fueron poco frecuentes y se distribuyeron de manera similar entre los grupos. El 9,1% de los participantes se sometió a una meniscectomía parcial artroscópica durante el año de seguimiento, sin diferencias notables entre las intervenciones.
El equipo de Harvard concluye que, en este escenario, la fisioterapia presencial no ofrece ventajas claras sobre un programa bien estructurado de ejercicios en casa. Entre las limitaciones del estudio, los autores señalan la baja representación de personas negras, hispanas y asiáticas, lo que podría limitar la generalización de los resultados a toda la población. Además, los participantes sabían a qué intervención estaban asignados, lo que podría influir en la percepción del dolor. El estudio tampoco permite saber si los resultados serían los mismos con programas de fisioterapia más largos o diferentes.
Estos hallazgos pueden tener un impacto directo en la práctica clínica y en la vida de millones de personas. Para quienes sufren dolor de rodilla por desgarros meniscales y artrosis, realizar ejercicios en casa con regularidad puede ser suficiente para aliviar el dolor, sin necesidad de acudir a sesiones presenciales de fisioterapia. Esto podría reducir el coste de los tratamientos, facilitar el acceso a las terapias de rehabilitación y evitar desplazamientos innecesarios, especialmente en contextos donde los recursos sanitarios son limitados.
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