Ana Molina, dermatóloga: “Estos son los tres errores dermatológicos más comunes en el gimnasio”

El cuidado de la piel es muy importante cuando se realiza ejercicio físico, ya que existe riesgo de infecciones o de brotes de acné, entre otros

Guardar
El cuidado de la piel
El cuidado de la piel también es muy importante en el gimnasio. (Freepik)

Con el auge del interés por el cuidado del bienestar general, cada vez son más las personas que apuestan por el gimnasio. Hacer ejercicio físico permite estar en forma, desconectar, socializar y aporta incluso beneficios para la salud mental. Sin embargo, no se trata únicamente de fortalecer los músculos o mejorar la resistencia, sino que en los entrenamientos también es necesario prestar atención a la piel.

Las altas temperaturas, el contacto con maquinaria usada por decenas de personas y la falta de higiene inmediata tras el ejercicio crean el caldo de cultivo perfecto para la aparición de acné, infecciones o irritaciones. Por ello, la dermatóloga Ana Molina, explica que existen algunos errores relacionados con la piel que se cometen comúnmente en el gimnasio. A través de uno de sus últimos vídeos de TikTok (@dr.anamolina), la experta recomienda cómo evitarlos.

Entrenar con maquillaje

Son muchas las personas que se niegan a renunciar a su aspecto físico cuando van al gimnasio, por lo se ponen maquillaje pese a que el ejercicio vaya a hacerles sudar y acabar con el rostro enrojecido.

“Cuando entrenas, tu piel se pone caliente y sudorosa, lo cual dilata los poros. Si además llevas base, especialmente con siliconas, atrapará sebo y bacterias, favoreciendo brotes de acné del gym”, advierte Molina.

La acumulación de sudor en
La acumulación de sudor en la piel puede provocar brotes de acné. (Freepik)

Durante la actividad física, el cuerpo regula la temperatura mediante el sudor. Este proceso dilata los poros y aumenta la secreción sebácea. Si la piel está cubierta con maquillaje o bases de larga duración, especialmente aquellas que contienen siliconas o aceites, el sudor y las bacterias quedan atrapados bajo esa capa oclusiva. El resultado son los llamados “brotes del gimnasio”: granitos o puntos negros que aparecen en la frente, las mejillas o la espalda.

No atender al cuidado de las manos

El segundo error está relacionado con una de las partes del cuerpo más expuestas durante el entrenamiento. “La fricción con las mancuernas provoca callos y microfisuras. Si a eso le sumas que los estudios científicos han demostrado que las pesas del gimnasio pueden tener hasta trescientas veces más bacterias que un baño público, el cóctel es perfecto para infecciones”, explica la dermatóloga.

Los callos y microheridas que se forman por el uso repetido de pesas, barras o máquinas crean pequeñas puertas de entrada para gérmenes. Investigaciones sobre higiene en gimnasios han encontrado bacterias como Staphylococcus aureus o E. coli en los mangos de las máquinas, las esterillas y los bancos de pesas, lo que eleva el riesgo de infecciones cutáneas o foliculitis.

La especialista propone medidas sencillas y efectivas: “Lava siempre las manos justo después de entrenar, usa guantes, lávalos también, y, si notas durezas o grietas, aplica cremas con urea al 5 o 10 % para reparar y suavizar.” La urea, presente en muchos productos dermocosméticos, ayuda a exfoliar suavemente y mantener la barrera cutánea en buen estado.

La importancia de cuidarse la piel

No ducharse justo después de entrenar

Aunque no es algo general, muchas personas optan por tardar más horas en ducharse después de ir al gimnasio, especialmente si van directos a casa y no van a volver a salir a la calle. El problema reside en que “el sudor que se seca sobre la piel altera el pH y rompe la barrera lipídica, favoreciendo los brotes si tienes piel sensible o atópica”.

Según Ana Molina, la solución es darse “una ducha rápida con un gel de pH 5.5″ y no olvidarse de “secar bien los pliegues, axilas, ingles y entre los dedos de los pies”. Esto se debe a que el sudor contiene sales y toxinas que, al secarse sobre la piel, pueden irritarla o alterar su equilibrio natural. Además, el ambiente húmedo de los gimnasios favorece la proliferación de hongos en zonas donde la piel permanece mojada o mal ventilada, como los pies o las ingles.