Un baile entre las hormonas y el cerebro: así se transforma el sistema nervioso durante la menstruación

Una investigación encuentra una relación entre los niveles de ciertas hormonas y el aumento del tejido cerebral o la reducción del líquido cefalorraquídeo, entre otras

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Redes de neuronas (AdobeStock)
Redes de neuronas (AdobeStock)

Los cambios hormonales que ocurren durante la menstruación tienen un impacto en el cerebro. Un análisis de imágenes por resonancia magnética ha revelado que estas alteraciones hormonales provocan modificaciones estructurales en todo el cerebro, y no solo en las regiones tradicionalmente asociadas a la función reproductiva.

Así lo ha revelado una investigación de la Universidad de California (Estados Unidos) publicada en la revista Human Brain Mapping que ha documentado cómo las fluctuaciones hormonales afectan tanto la sustancia blanca como la corteza cerebral en mujeres a lo largo de su ciclo menstrual. Para ello, el equipo siguió a 30 mujeres durante distintas fases de su ciclo menstrual, realizando escaneos cerebrales y midiendo los niveles hormonales en tres momentos clave: menstruación, ovulación y fase lútea intermedia.

Los datos obtenidos mostraron que, a medida que variaban las concentraciones de hormonas, también lo hacían los volúmenes de sustancia gris, sustancia blanca y líquido cefalorraquídeo. En particular, justo antes de la ovulación, cuando los niveles de 17β-estradiol y hormona luteinizante aumentan, se observaron cambios en la sustancia blanca que sugieren una mayor velocidad en la transmisión de información entre regiones cerebrales.

El estudio identificó que la hormona foliculoestimulante, que se eleva antes de la ovulación y estimula los folículos ováricos, se asoció con un engrosamiento de la sustancia gris. Por otro lado, el incremento de progesterona tras la ovulación se relacionó con un aumento del tejido cerebral y una reducción del volumen de líquido cefalorraquídeo. Estos hallazgos sugieren que la interacción entre hormonas y cerebro es más amplia de lo que se pensaba, extendiéndose más allá de las áreas densas en receptores del eje hipotalámico-hipofisario-gonadal.

Un especialista observando imágenes de
Un especialista observando imágenes de rayos X del cerebro (Shutterstock)

Los autores destacaron que “estos resultados son los primeros en reportar cambios simultáneos en la microestructura de la sustancia blanca y el grosor cortical en todo el cerebro humano, coincidiendo con los ritmos hormonales del ciclo menstrual”. Añadieron que “los efectos de interacción entre cerebro y hormonas pueden no estar limitados a las regiones clásicamente conocidas por su densidad de receptores del eje HPG”.

A pesar de que la menstruación implica experimentar alrededor de 450 ciclos menstruales a lo largo de la vida, la investigación sobre sus efectos en el cerebro ha sido limitada. Tradicionalmente, los estudios se han centrado en cómo las hormonas afectan la comunicación neuronal durante tareas cognitivas, dejando de lado los cambios estructurales. Rizor, Babenko y su equipo señalaron que “las fluctuaciones cíclicas de las hormonas del eje HPG ejercen potentes efectos conductuales, estructurales y funcionales a través de sus acciones en el sistema nervioso central de los mamíferos”, pero reconocieron que “se sabe muy poco sobre cómo estas fluctuaciones alteran los nodos estructurales y las vías de información del cerebro humano”.

La microestructura de la sustancia blanca, compuesta por fibras neuronales que conectan distintas áreas de sustancia gris, ya se había observado que cambia con otras variaciones hormonales, como la pubertad, el uso de anticonceptivos orales, terapias hormonales afirmativas de género y tratamientos con estrógenos tras la menopausia.

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Los cambios cerebrales y la conducta

En cuanto a las implicaciones funcionales de estos cambios cerebrales, los investigadores subrayaron que aún no se conocen sus consecuencias directas para el comportamiento o la cognición. “Aunque actualmente no informamos consecuencias funcionales ni correlatos de los cambios estructurales cerebrales, nuestros hallazgos pueden tener implicaciones para las alteraciones hormonales en la conducta y la cognición”, escribieron los autores.

Además, enfatizaron la necesidad de “investigar las relaciones entre cerebro y hormonas a través de redes para comprender el funcionamiento diario del sistema nervioso humano, durante los periodos de transición hormonal y a lo largo de la vida”.