“No es amor todo lo que te ata a tu ex”: así funcionan los atajos cognitivos que te empujan a querer volver

La psicología explica cómo el sesgo de statu quo y la aversión a la pérdida afectan la memoria, la percepción y el juicio, condicionando las elecciones y los comportamientos cotidianos

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La silueta de una pareja.
La silueta de una pareja. (Adobe Stock)

La tendencia humana a aferrarse a lo conocido, incluso cuando esto implica renunciar a posibles mejoras, forma parte de la cotidianidad que todos asumimos. El sesgo de statu quo, junto con otros atajos cognitivos, condiciona de manera profunda la toma de decisiones y la percepción de la realidad. Esta inclinación, arraigada tanto en nuestra forma de ser como en la cultura, se refleja en expresiones populares como “más vale pájaro en mano que ciento volando” o “mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”, que resumen la preferencia por la estabilidad frente a la incertidumbre.

Los sesgos cognitivos constituyen mecanismos automáticos que han evolucionado para facilitar decisiones rápidas, aunque no siempre racionales o acertadas. La psicología cognitiva se encarga de analizar estos atajos, así como las estrategias y estructuras que emplea la mente para procesar información. A lo largo de los años, se han identificado numerosos sesgos, muchos de los cuales se encuentran interrelacionados y pueden influir en la memoria, la percepción y el juicio. Yunque estos sesgos pueden resultar útiles en determinadas circunstancias, su presencia también puede conducir a errores sistemáticos. La falta de objetividad, de información o de racionalidad puede provocar desviaciones en el procesamiento mental, alejando a las personas de las decisiones acertadas. Estos errores sistemáticos afectan tanto al pensamiento como a la memoria y la percepción, generando distorsiones que pueden derivar en deseos contrarios, como el de querer volver con una expareja.

Mantener el statu quo a toda costa

El sesgo de la retrospección idílica, por ejemplo, lleva a las personas a recordar el pasado de forma idealizada, centrándose en los aspectos positivos y minimizando los negativos. Este fenómeno, vinculado al funcionamiento de la memoria y las emociones, permite reinterpretar experiencias pasadas para adaptarlas a las necesidades emocionales del presente. También influye el sesgo de statu quo, uno de los más comunes que se manifiesta cuando la mente prefiere mantener la situación actual antes que arriesgarse a un cambio. Este atajo se alimenta de la aversión a la pérdida, porque la incertidumbre de perder algo supera la satisfacción de ganar, lo que genera una inclinación a evitar riesgos, incluso cuando existe la posibilidad de obtener beneficios o de dejar de lado aquello que ha resultado dañino.

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La familiaridad o efecto de mera exposición refuerza la preferencia por lo conocido, ya que genera una sensación de seguridad y confianza. Este mecanismo mental favorece la elección de opciones previamente experimentadas, incluso cuando existen alternativas potencialmente mejores. Por eso nace el deseo de retomar vínculos con una expareja, aunque la relación haya sido perjudicial.

Ainhoa, psicóloga especializada en duelo y trauma, aborda este fenómeno en sus redes sociales (@psicoainhowins), donde insiste en que “no es amor todo lo que te ata a tu ex”. Según detalla en uno de sus videos, “el cerebro ama lo conocido, incluso cuando duele”." Y aunque sepas que esa relación te ha hecho muchísimo daño, sigues pensando en volver con él”, señala. No obstante, este sentimiento no responde a un apego real: “En realidad no estás echando tanto de menos a la persona como a la rutina que realmente has construido con ella: los mensajes, las llamadas, los lugares compartidos...”.

Para identificar este patrón, la psicóloga aconseja recurrir a un ejercicio muy sencillo: “Piensa en tu ex y escribe tres momentos felices y luego escribe tres situaciones que te han hecho daño. ¿Qué lista pesa más? Si la parte dañina pesa muchísimo más, pero aun así no estás logrando soltar, es tu cerebro en modo de adicción“.