Los hábitos que son un buen entrenamiento frente al Alzheimer, según Antoni Callén, neurólogo: “Es interesante estimular cada zona”

La Sociedad Española de Neurología estima que existen aproximadamente 800.000 personas afectadas por este trastorno en el país, con 40.000 nuevos diagnósticos cada año

Guardar
Imagen de recurso de dos
Imagen de recurso de dos mujeres en un banco. (Pexels)

Más de 57 millones de personas viven con demencia en todo el mundo, y hasta un 70 % de estos casos corresponden a Alzheimer, lo que la convierte en la causa más frecuente de demencia neurodegenerativa, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En España, la Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que existen aproximadamente 800.000 personas afectadas por este trastorno, con 40.000 nuevos casos diagnosticados cada año.

Esta patología que engulle lentamente los recuerdos se caracteriza por un deterioro progresivo de las funciones corticales superiores como la memoria, el entendimiento, el juicio, el habla, el cálculo, el pensamiento y la orientación. No obstante, sus consecuencias no llegan de forma abrupta, sino que surgen y escalan de forma continua, incrementando tanto el número de áreas comprometidas como la gravedad del deterioro. Habitualmente, la pérdida de memoria es el primer síntoma que detectan los propios pacientes o sus familiares cercanos y es la primera alerta para poder acudir a consulta lo antes posible.

El diagnóstico de demencia, incluido el Alzheimer, se realiza siguiendo criterios internacionales. La OMS propone en la Décima Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10, 1992) una serie de síntomas clave, mientras que la Asociación Americana de Psiquiatría recoge en el Manual de Diagnóstico Estadístico (DSM-IV, 1994) los requisitos para identificar la enfermedad. Según el DSM-IV, el diagnóstico requiere pruebas evidentes de deterioro de la memoria a corto y largo plazo, acompañadas de al menos uno de los siguientes síntomas: deterioro del pensamiento abstracto, disminución de la capacidad de juicio, o trastornos en funciones corticales como afasia, apraxia, agnosia y dificultades constructivas. Además, deben observarse modificaciones en la personalidad y la alteración debe interferir de manera significativa en las actividades laborales, sociales o en las relaciones interpersonales. El cuadro debe mantenerse de forma continuada y no limitarse a episodios concretos.

Por su parte, la CIE-10 identifica síntomas como la alteración para registrar, almacenar y recuperar información nueva, la pérdida de recuerdos familiares o del pasado, la reducción en el flujo de ideas, el deterioro en el almacenamiento de información, la dificultad para atender a más de un estímulo y la incapacidad para cambiar el foco de atención. En las fases iniciales, la conciencia suele permanecer clara, aunque puede producirse una superposición entre delirio y demencia.

Ejercicios cognitivos para prevenir y retrasar el Alzheimer

En una entrevista concedida a RAC1, el doctor Antoni Callén, jefe del servicio de Neurología del Parque Sanitario Sant Joan de Déu, recalca la importancia de la práctica regular de ejercicios cognitivos como una estrategia eficaz contra la enfermedad. “Cuando hablamos de hábitos saludables, a menudo nos olvidamos del entrenamiento cognitivo”, dice el experto, que también defiende la necesidad de mantener una alimentación adecuada y un nivel suficiente de actividad física.

La neuróloga Miriam Emil Ortíz ha redactado un curso con una serie de pautas para retrasar la enfermedad del Alzheimer

El entrenamiento cognitivo abarca todas aquellas actividades que estimulan la actividad neuronal y favorecen la creación de nuevas conexiones cerebrales. Callén explica que este tipo de ejercicio puede realizarse mediante actividades muy sencillas, como “la lectura, socializando con otras personas, con juegos de mesa, haciendo sudokus o cálculo matemático”. No obstate, recomienda elegir actividades que resulten atractivas para cada persona y, sobre todo, “diversificar”, ya que “cada espacio de nuestro cerebro está especializado en una actividad determinada y es interesante estimular cada zona”.

En cuanto a la frecuencia y duración, el doctor Callén aconseja no dedicar excesivo tiempo a estas actividades, señalando: “Yo recomiendo hacerlo media horita. Si son personas que no tienen problemas cognitivos, con media hora tres días a la semana ya podemos conseguir mejorar”.