Cómo tratar los hongos en las uñas: de cremas a medicamentos antimicóticos

Estas infecciones son tan comunes como persistentes, puesto que tienden a la reaparición

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Un paciente se trata los
Un paciente se trata los hongos de las uñas en el podólogo (AdobeStock)

Una de las afecciones más comunes en las uñas son los hongos. Esta infección comienza con una mancha blanca o amarillenta bajo la uña y puede hacerse más profunda. Uno de los mayores retos a la hora de tratar los hongos en las uñas es que tienden a persistir, incluso tras un tratamiento exitoso. De esta manera, la infección suele reaparecer y tardar varios meses en desaparecer completamente.

Si la infección es leve, es posible que no sea necesario ningún tratamiento. No obstante, si produce dolor o la uña se ha engrosado, se deben llevar a cabos ciertas medidas. Según la Clínica Mayo, el proceso diagnóstico comienza con un examen detallado de las uñas por parte del médico especialista, quien puede recortar parte de ella o extraer material de debajo de ella para su análisis en laboratorio. Este paso resulta fundamental, ya que otras afecciones como la psoriasis o infecciones causadas por bacterias y levaduras pueden presentar síntomas similares a los hongos.

Identificar el agente responsable permite seleccionar el tratamiento más adecuado. En muchos casos, la infección puede resolverse con cuidados personales y productos de venta libre, sin necesidad de intervención médica. No obstante, si la afección en la uña persiste, se recomienda consultar a un profesional.

Hongos en las uñas (Freepik)
Hongos en las uñas (Freepik)

El tratamiento de los hongos en las uñas

El tratamiento más habitual consiste en la administración de medicamentos antimicóticos por vía oral, siendo el itraconazol (Sporanox) una de las opciones más utilizadas. Estos fármacos favorecen el crecimiento de una nueva uña sana que reemplaza gradualmente la parte afectada. El régimen suele extenderse entre 6 y 12 semanas, aunque la recuperación completa puede requerir cuatro meses o más. En personas mayores de 65 años, la tasa de éxito tiende a ser menor.

El uso de medicamentos orales no está exento de riesgos, alerta la Clínica Mayo. Entre los efectos secundarios se incluyen sarpullido y daño hepático, además de posibles interacciones con otros medicamentos recetados. Por este motivo, es posible que se soliciten análisis de sangre periódicos para monitorizar la salud del paciente durante el tratamiento. Los especialistas pueden desaconsejar estos fármacos en personas con enfermedad hepática, insuficiencia cardíaca congestiva o que consumen ciertos medicamentos.

Como alternativa, el médico puede recetar cremas antimicóticas para aplicar directamente sobre la uña, como efinaconazol (Jublia) o tavaborol (Kerydin). Para mejorar la eficacia de estas cremas, se recomienda limar previamente la uña y reducir su grosor, lo que facilita la penetración del medicamento hasta el hongo subyacente. El uso de lociones con urea de venta libre o el desbridamiento realizado por un profesional son métodos habituales para tratar los hongos.

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En situaciones donde el acceso al hongo resulta complicado, el proveedor de atención médica puede sugerir la extracción temporal de la uña para aplicar el medicamento directamente en la zona afectada. La cirugía para extirpar permanentemente la uña y su raíz constituye la opción más eficaz, aunque se reserva para casos excepcionales debido a su carácter invasivo.

El manejo desde casa de las infecciones fúngicas incluye el ablandamiento de las uñas gruesas con cremas que contienen urea antes de recortarlas o limarlas. Las personas con problemas de circulación en los pies deben consultar a un especialista en cuidado podológico antes de realizar estos procedimientos.