Laia Milanesi, psicóloga: “Existe un secreto para no enfadarte ni ofenderte”

La experta pone la atención a la necesidad de aprender a elegir cuándo y sobre qué vale la pena formarse una opinión

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Una psicóloga habla sobre la
Una psicóloga habla sobre la presión de opinar (Pexels)

En un entorno dominado por la polarización, la inmediatez y la sobreabundancia de información, cultivar la capacidad de no formarse una opinión sobre cada asunto surge como una destreza clave que pocos practican. Esta habilidad, lejos de implicar desinterés, ofrece una vía para preservar la atención y el juicio crítico en una esfera pública cada vez más saturada por la presión de opinar y la tendencia a reaccionar impulsivamente. El desafío radica en resistir la tentación de manifestar conocimiento sobre cuestiones que no solo resultan ajenas, sino que muchas veces carecen de verdadera importancia en la vida personal.

La situación se agrava en sociedades donde el clima de confrontación permanente se nutre del protagonismo de voces radicalizadas en redes sociales y medios, lo que fomenta discusiones estériles y una sensación de insatisfacción colectiva. En este sentido, Laia Milanesi, una psicóloga que divulga información sobre cómo cuidar la salud mental, ha hecho un anuncio importante en uno de sus últimos videos publicados en TikTok (@laiamilanesipsicologia): “Aprende a no tener siempre una opinión”.

Una psicóloga habla sobre la
Una psicóloga habla sobre la presión de opinar (Pexels)

“Las cosas no exigen ser juzgadas”

Tal y como comienza Milanesi, “existe un secreto para no enfadarte ni ofenderte: aprende a no tener siempre una opinión”. El ser humano, por naturaleza social, busca la valoración de los demás, por ello siempre buscamos tener una opinión que apruebe el círculo social más cercano. Sin embargo, surgen dificultades cuando esa necesidad se vuelve excesiva.

Marco Aurelio, citado por la psicóloga en su video, ya lo dejaba claro en el siglo II: “Tienes siempre la opción de no tener una opinión”, o como lo traduce Milanesi, “las cosas no exigen ser juzgadas”. De esta manera, la experta explica que “cuantos menos juicios damos, más dejamos que las cosas sean lo que son y, cuanto más dejamos de tomarnos todo como algo personal, más serenidad y claridad ganamos”.

El problema se ha agrandado en nuestra sociedad al tener la necesidad constante de aprobación, ya no solo de nuestro círculo más cercano, sino de personas que ni conocemos. Aunque, el sentirse valorado por expresar una opinión es algo energizante, puede volverse dopamínico y crear una dependencia de algo que no se puede controlar: la aprobación social. Esto en muchas personas, sobre todo en los más jóvenes e influenciables, puede hacer que se tomen acciones o hábitos peligrosos. Pero ¿cómo voy a sentirme incluido en un grupo si no pienso ni hago lo mismo que ellos? Esa necesidad e inseguridad, sin duda, va a implicar que dejemos de ser nosotros mismos, de nuevo, por algo que no se puede controlar.

Por ello, el estoicismo al que invita Marco Aurelio, y al que recurre la psicóloga, puede ser determinante en bastantes aspectos del día a día: “Siempre tienes la opción de no tener opinión. Nunca hay necesidad de alterarse o de inquietar tu alma por cosas que no puedes controlar. Esas cosas no te piden que las juzgues. Déjalas en paz”, remarca el filósofo en su obra Meditaciones.

Por este motivo, debemos aceptar el curso natural de las cosas. Porque “al final, no se trata de estar de acuerdo con todo, sino de elegir en qué merece la pena gastar o no nuestra energía”, concluye Milanesi en su video. De esta manera, conservar la capacidad de elegir dónde poner el foco constituye una respuesta para enfrentar la banalización del debate público y el desgaste de la democracia deliberativa. No hay que dejarse llevar por el ritmo frenético de la corriente social y mediática, sino que hay que tomarse un tiempo de reflexión antes de consagrar una opinión y, lo que es más importante, dedicándose siempre a lo que verdaderamente aporta valor. En otras palabras: es necesario aprender a elegir cuándo y sobre qué vale la pena formarse una opinión.