Una arqueóloga explica por qué el tabaquismo está relacionado con personas que llevan en su ADN un gen neandertal: también la esquizofrenia o la depresión

“El Homo sapiens actual, todos los que vivimos por encima del Sáhara (es decir, el Homo sapiens no subsahariano), tuvimos descendencia con el Homo neanderthalensis”

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(Imagen Ilustrativa Infobae)
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¿Pueden estar el tabaco, la depresión y la esquizofrenia conectados de alguna manera y, sobre todo, tener un origen común? La respuesta parece que la tienen nuestros ancestros neandertales y la herencia que han dejado en nuestros genes y que nos han configurado y convertido en quienes somos actualmente.

Así lo afirma la arqueóloga y divulgadora Lidia G. Merenciano en una entrevista concedida al diario La Vanguardia, en la que explica que “el tabaquismo está relacionado con personas que llevan en su ADN un gen neandertal, así como la esquizofrenia o la depresión”.

Según explica Merenciano, “el Homo sapiens actual, todos los que vivimos por encima del Sáhara (es decir, el Homo sapiens no subsahariano), tuvimos descendencia con el Homo neanderthalensis”. Y como resultado, “tenemos entre un 1% y un 4% de genética neandertal en nuestro ADN”. Este hallazgo, que se consolidó tras la secuenciación del genoma neandertal por Svante Pääbo —Premio Nobel de Medicina—, ha impulsado investigaciones para determinar el impacto de esa herencia en la vida moderna.

Uno de los aspectos más estudiados es la relación entre ciertos alelos neandertales y el tabaquismo. “Se ha puesto sobre la mesa el tema del tabaquismo: cómo podemos relacionar de una manera más o menos directa un alelo específico —una variable de un gen— que se encuentra mucho más frecuentemente en personas que sufren de tabaquismo”, señala la arqueóloga. Además, menciona que “también se está estudiando la posible relación con enfermedades como la esquizofrenia o incluso la depresión, mediante alelos específicos que provienen directamente de los neandertales”.

Freepik
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No obstante, Merenciano subraya que la herencia neandertal no solo implica riesgos. “Nos dieron ventajas, como por ejemplo inmunidad frente a algunas enfermedades. Hay enfermedades que el Homo sapiens no había experimentado, pero que el neandertal sí, y gracias a ello no solo las sufrimos, sino que también encontramos cierta protección frente a ellas”. La especialista recalca que “los estudios sobre la genética y el genoma neandertal están en pañales. Todo lo que queda por descubrir va a ser impresionante”.

La influencia de los neandertales no se limita a la genética. La capacidad de hablar de esta especie ha sido objeto de debate, pero la evidencia apunta a que sí podían comunicarse verbalmente. “Los estudios actuales vaticinan que sí, que podían hablar”, destaca Merenciano.

(Imagen Ilustrativa Infobae)
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Entre las pruebas destaca la presencia del gen FOXP2, conocido como el “gen del habla”. “No sabemos exactamente para qué sirve, pero sí que, cuando hay un problema con ese gen, aparecen dificultades en el habla y en la comunicación. Está presente en muchísimas especies, pero se manifiesta de la misma manera tanto en neandertales como en Homo sapiens”. Además, investigaciones de la Universidad de Alcalá basadas en el oído y las ondas de frecuencia refuerzan la hipótesis de que los neandertales poseían la capacidad de hablar.

En el ámbito de las tradiciones, la arqueóloga, especializada en arqueología funeraria, destaca el interés por el registro funerario y la comprensión de la muerte en especies distintas a la humana. “Históricamente, los neandertales han sido tratados bastante mal desde su descubrimiento. Se consideraba que los únicos que podían tener cierta sensibilidad hacia la muerte eran los Homo sapiens. Sin embargo, tenemos evidencias de enterramientos —o al menos de disposición intencionada de cuerpos— incluso anteriores a los neandertales. Y con ellos, tenemos pruebas claras”.

Uno de los yacimientos más emblemáticos es Shanidar, en el Kurdistán iraquí. Allí, “en uno de los enterramientos se encontró polen de plantas, que parece haber sido colocado allí de forma intencionada. Mucha gente ha relacionado esto con la primera evidencia de que se dejaron flores en una tumba”. Aunque existen posturas encontradas sobre la interpretación de este hallazgo, Merenciano resalta que “eso es lo bonito de la arqueología, la antropología y la ciencia en general: todas las hipótesis son válidas hasta que se puedan descartar al 100%”.