Los 8 pasos para conservar los huevos en verano y evitar intoxicaciones, según expertos

Este alimento tiene un gran valor nutritivo, pero puede ser un foco de intoxicaciones

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Este alimento tiene un gran
Este alimento tiene un gran valor nutritivo, pero puede ser un foco de intoxicaciones. (Pexels)

Ya sean revueltos, fritos, a la plancha o cocidos, los huevos son un alimento esencial en la dieta de miles de personas. No es para menos: la Fundación Española de Nutrición (FEN) los destaca como un “alimento de elevado valor nutritivo“, pues constituyen una fuente de proteínas de máxima calidad, grasas saludables, vitaminas y minerales esenciales.

Pero el consumo de huevos tiene riesgos importantes para la salud si no se conservan de la forma adecuada. Su manejo incorrecto expone a quien los consume a infectarse de bacterias peligrosas como la Salmonella. En los últimos años, los casos de salmonelosis han ido en aumento en los países de la Unión Europea y en el Reino Unido. Desde 2023 hasta 2025, las autoridades europeas han detectado un total de 509 contagios en el continente, con hasta ocho serotipos diferentes de Salmonella enterica.

Esta enfermedad tiene unas consecuencias desagradables. Tras un periodo de incubación de hasta 6 días, la Salmonella provoca síntomas similares a la gastroenteritis, como diarrea, cólicos estomacales, fiebre, náuseas, vómitos, escalofríos, dolor de cabeza, deshidratación y, en algunos casos, sangre en las heces o incluso artritis reactiva. Para evitar este tipo de contagios, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) ha emitido algunas recomendaciones sobre cómo conservar los huevos en casa.

Siempre en la nevera

Aunque sea una práctica que genera debate en las casas españolas, lo más recomendable según la Aesan es guardar los huevos en la nevera, aunque en el supermercado se encuentren a temperatura ambiente. La normativa europea establece que los huevos se vendan sin refrigerar en el comercio para evitar contrastes térmicos durante el transporte hasta los domicilios. Sin embargo, una vez en casa, la Aesan aconseja guardarlos a una temperatura por debajo de los 10 ℃. Esta medida no solo prolonga la vida útil del huevo, que se estima en 28 días desde la puesta, sino que previene alteraciones y reduce el riesgo de intoxicaciones alimentarias.

Si prefieres dejarlos fuera de la nevera, es importante que no sufran cambios bruscos de temperatura. Evita dejarlos al sol o en lugares muy calurosos, como el coche o encima de electrodomésticos como el horno o el microondas.

Por qué debemos conservar los huevos en la nevera si en el supermercado no están refrigerados, según una experta

Los huevos no se lavan

El organismo público también recuerda que los huevos no deben lavarse nunca. Algunas personas recurren a esta práctica para eliminar impurezas, pero lo cierto es que la cáscara ya funciona como barrera protectora para el huevo ante agentes externos. “Tales prácticas pueden dañar su cáscara, que constituye una barrera eficaz contra la entrada de bacterias”, explican desde la Aesan.

Si el huevo presenta suciedad visible, la sugerencia es limpiarlo inmediatamente antes de su uso, no antes de guardarlo.

Consejos a la hora de cocinar

Los huevos fritos son un
Los huevos fritos son un clásico de la cocina española (Pixabay)

Por esto mismo, algunos expertos recomiendan no utilizar la cáscara para separar la yema de las claras. Será mejor optar por una cuchara, cuenco o simplemente nuestras manos bien limpias. También, a la hora de cascar los huevos, es preferible hacerlo en un recipiente o superficie distinto al que se utilice después para batirlo, para evitar así contaminaciones.

Por seguridad alimentaria, se desaconseja sacarlos fuera del frigorífico mucho antes de su uso y, si se utilizan para postres o elaboraciones que requieran temperatura ambiente, hacerlo poco antes de empezar la preparación. Una vez cocinado, tampoco se debe esperar demasiado para volver a refrigerarlo.

En relación a la reutilización de envases, lo mejor es conservar los huevos siempre en su caja original, sin trasladarlos a compartimentos específicos del frigorífico, para mantener la información sobre la fecha de caducidad y el lote de origen, útil ante cualquier problema sanitario.