El Alzheimer podría ser una enfermedad del sistema inmunitario y no del cerebro, según un experto

Donald Weaver, profesor de Química, Medicina, y Farmacia en la Universidad de Toronto y neurólogo clínico en el Toronto Western Hospital está desarrollando una nueva teoría sobre las causas - y el posible enfoque de tratamiento - del Alzheimer

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Imagen de recurso de una
Imagen de recurso de una señora en una vivienda. (Freepik)

La enfermedad de Alzheimer es un trastorno progresivo que causa la degeneración y la muerte de las células cerebrales. Es la causa más común de demencia, un deterioro continuo en el pensamiento, las habilidades de comportamiento y sociales que merma de forma significativa la capacidad de una persona para funcionar de manera independiente. Entre los 60 millones de personas alrededor del mundo que viven con demencia, se estima que dos tercios o más tienen la enfermedad de Alzheimer.

La teoría principal de la causa del Alzheimer podría haberse apoyado en datos manipulados

La carrera por encontrar una cura para el Alzheimer transcurre entre disputas científicas, expectativas y algún que otro giro polémico. Especialmente en los últimos años, ya que varios profesionales han cuestionado los grandes pilares sobre los que se apoyaba la investigación. En julio de 2022, la revista Science reveló que un influyente artículo de 2006 publicado por Nature, que apuntaba a la proteína beta-amiloide como causa principal del Alzheimer, podría haberse apoyado en datos manipulados. Un año antes, se producía la aprobación de un tratamiento basado en un anticuerpo dirigido a dicha proteína (aducanumab), aunque su aval científico resultó, en muchos aspectos, incompleto y contradictorio.

Esta situación ha dividido a la comunidad médica. Mientras algunos especialistas consideran que ese fármaco no debería haber llegado al mercado, hay voces que defendieron darle una oportunidad. Millones de personas a la espera de tratamientos efectivos mantienen viva la cuestión central: ¿por qué la ciencia sigue sin dar con una solución clara frente a una de las enfermedades más extendidas? Ahora, Donald Weaver, profesor de Química, Medicina, y Farmacia en la Universidad de Toronto y neurólogo clínico en el Toronto Western Hospital está desarrollando una nueva teoría sobre las causas - y el posible enfoque de tratamiento - del Alzheimer, según compartió a través del medio The Conversation.

Salir del ciclo de la beta-amiloide

Durante años, el foco de casi todos los avances se ha dirigido a tratar de evitar la formación de grupos dañinos de una proteína, la beta-amiloide, en el cerebro. La mayoría de los esfuerzos y recursos se concentraron en esa dirección, desplazando otras líneas de investigación. Según el experto, este “bucle de la beta-amiloide” es una de las causas del estancamiento que vive actualmente la búsqueda de soluciones.

Donald Weaver propone una perspectiva distinta, apoyada en treinta años de investigación. Según el experto, el Alzheimer no sería, en esencia, una dolencia propia del tejido cerebral, sino un problema derivado del propio sistema inmunitario del cerebro.

El sistema inmunitario está presente en todos los tejidos del cuerpo, preparado para reparar daños o combatir agentes invasores. Así como reacciona ante una herida o una infección en cualquier otro órgano, en el cerebro responde frente a golpes o la presencia de microorganismos. La clave está en que la beta-amiloide, lejos de ser una proteína extraña o un error del organismo, cumple una función legítima dentro del sistema inmune cerebral. Opera como defensa activa en caso de lesión o infección.

(Imagen Ilustrativa Infobae)
(Imagen Ilustrativa Infobae)

El problema aparece por la similitud entre las membranas de las bacterias y las neuronas: la beta-amiloide no logra diferenciar entre ambas (debido a una enorme similitud entre las moléculas grasas que las componen) y puede atacar por error las células cerebrales sanas. Este ataque equivocado provoca un deterioro crónico y progresivo de las funciones mentales y termina desencadenando demencia. Todo porque la beta-amiloide es incapaz de distinguir un invasor de una neurona. Desde ese punto de vista, el Alzheimer podría considerarse una enfermedad autoinmune, en la que el sistema inmune cerebral dirige su respuesta contra su propio tejido.

En otras enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide, algunos tratamientos basados en esteroides resultan efectivos. Sin embargo, estos mismos tratamientos no funcionan en el Alzheimer. La explicación reside en la complejidad y especificidad del cerebro respecto a otros órganos.

La visión inmunitaria del Alzheimer sostiene que, aunque la beta-amiloide participa en la defensa, también desempeña un papel en el proceso autoinmune que conduce a la enfermedad. Por ello, la investigación actual explora la posibilidad de actuar sobre otros mecanismos de regulación inmune dentro del cerebro que puedan abrir la puerta a nuevas oportunidades terapéuticas.

Otras teorías y la urgencia de nuevos enfoques

Junto a esta hipótesis inmunitaria existen otros enfoques en desarrollo. Hay investigaciones que apuntan al mal funcionamiento de las mitocondrias, las “fábricas de energía” de las neuronas; otras analizan el posible origen infeccioso, especialmente ligado a bacterias de la boca; y también se estudia el papel de metales como el zinc, el cobre o el hierro en la aparición de la enfermedad.

Nuevas propuestas aparecen en un contexto en el que la demencia afecta a más de 50 millones de personas, a un ritmo de un nuevo diagnóstico cada tres segundos (según datos de la Organización Mundial de la Salud). Con frecuencia, los afectados son incapaces de reconocer a sus propios hijos o pareja, incluso después de décadas de convivencia. El Alzheimer representa una urgencia para la salud pública. La magnitud del problema obliga a seguir investigando y abrir nuevas vías de tratamiento, con la vista puesta en comprender mejor el origen y posibles soluciones para quienes conviven con la enfermedad y su entorno.