¿Dormir con el pelo suelto o recogido? Una farmacéutica explica qué es lo que tienes que evitar por la noche

El cabello, lejos de beneficiarse del reposo nocturno, se expone a factores que pueden comprometer su firmenza. El contacto constante con la almohada, los movimientos involuntarios de la cabeza y la falta de protección adecuada generan un entorno propicio para el deterioro de la fibra capilar. La farmacéutica especializada en dermocosmética, Roberta Ragozzino, ha explicado a través de su cuenta de Instagram (@lafarmacista_ricci), desde donde divulga y comparte consejos de salud, que muchas personas, especialmente quienes tienen el pelo largo, se preguntan si es mejor dormir con el cabello suelto o recogido. Y, aunque dejarlo libre parece la opción más natural y cómoda, la experta advierte que este hábito puede acarrear consecuencias negativas. Así que, propone una alternativa para las noches en uno de sus últimos videos.

Uno de los principales riesgos de dormir con el cabello suelto, explica, radica en el aumento de la fricción entre la fibra capilar y la superficie de la almohada. Este roce constante, que ocurre durante toda la noche, provoca que el cabello amanezca más encrespado, seco y difícil de manejar. La fricción no solo afecta la apariencia, sino que también compromete la suavidad y el brillo naturales, abriendo la puerta a daños estructurales que pueden acumularse con el tiempo. Además, la formación de nudos se intensifica debido a los movimientos involuntarios que se producen mientras se duerme. Las hebras se enredan, lo que genera enredos difíciles de deshacer al despertar. De este modo, se incrementa el riesgo de rotura durante el peinado matutino y obliga a realizar intervenciones más agresivas, debilitando aún más el cabello.

La farmacéutica subraya otro aspecto que suele pasar desapercibido: dormir con el cabello suelto puede favorecer la aparición de imperfecciones cutáneas, especialmente pequeños granos en el rostro. El cabello acumula durante el día residuos de sebo, polvo e impurezas que, al entrar en contacto con la piel facial durante la noche, pueden obstruir los poros y facilitar la proliferación bacteriana.

Frente a estos riesgos, la solución que propone Ragozzino es tan sencilla como efectiva: utilizar un gorro de seda durante la noche. La seda, gracias a su textura suave y delicada, reduce al mínimo la fricción con la fibra capilar, ayudando a mantenerla intacta y más brillante. Además, contribuye a preservar la humedad natural del cabello, evitando la deshidratación que suele producirse con tejidos más ásperos como el algodón. El uso de un gorro de seda no solo protege la estructura del cabello, sino que también ayuda a conservar los tratamientos y productos aplicados durante el día, potenciando sus efectos.

Otra recomendación de la farmacéutica consiste en recoger el cabello antes de dormir, siempre que se haga de manera suave y sin ejercer demasiada presión. Los peinados ligeros, como una trenza floja o una coleta baja, realizados con elásticos de tela, resultan ideales para evitar la rotura del tallo capilar. Esta práctica también minimiza el contacto del cabello con la piel del rostro, reduciendo el riesgo de imperfecciones cutáneas y facilitando el peinado al despertar.