Un oncólogo de 96 años revela cuál es la clave para esquivar la mayoría de enfermedades: “Muchas están causadas por malos hábitos de vida”

El médico propone un enfoque menos medicalizado, ya que los mensajes que animan a su consumo son “a menudo son falsos y engañosos”

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Un oncólogo de 96 años
Un oncólogo de 96 años revela cuál es la clave para esquivar la mayoría de enfermedades (Montaje Infobae, ANSA, Pexels)

Silvio Garattini, oncólogo, farmacólogo e investigador de prestigio internacional, es fundador y presidente del Instituto de Investigación Farmacológica Mario Negri. Con casi un siglo de vida, ha dedicado su carrera al estudio de los vínculos entre salud y enfermedad. Desde esa experiencia, defiende que muchas patologías crónicas podrían evitarse con cambios simples en la vida diaria. Por lo que lo difícil no es el conocimiento médico, sino revertir los hábitos nocivos promovidos por intereses comerciales.

El verano, según Garattini, es el momento ideal para adoptar nuevos estilos de vida: más actividad física, mejor alimentación y un enfoque menos medicalizado de la salud. Además, con unos pocos gestos cotidianos, asegura, es posible mejorar el bienestar general y prolongar la vida. Sus investigaciones son tan eficientes que, a sus 96 años, no solo sigue en activo, sino que mantiene una rutina rigurosa de ejercicio diario y defiende, con base científica, que “se podrán evitar la mayoría de enfermedades”.

De esta manera, en una entrevista con First Online, ha asegurado que “muchas enfermedades crónicas son causadas por malos hábitos de vida”. Asimismo, ha explicado que en España “tenemos 4 millones de diabéticos, que luego tienen problemas de visión, cardiovasculares y renales, que se podrían evitar. Así como el 40% de los tumores podrían evitarse”.

“El mercado farmacéutico quiere crecer, aumentar los medicamentos y disminuir los niveles de normalidad”

El fármaco Duavee fue administrado
El fármaco Duavee fue administrado a mujeres con cáncer de mama un mes antes de su cirugía. (Freepik)

Uno de los principales enemigos, según el juicio de Garattini, no es la enfermedad en sí, sino el uso indiscriminado de medicamentos. “Estamos bombardeados diariamente con mensajes publicitarios que nos animan a tomar medicamentos para cada enfermedad”, ha expuesto. Y es que, su conocimiento ha podido comprobar que “los mensajes a menudo son falsos y engañosos. Los medicamentos son importantes en algunas situaciones muy críticas, pero en muchas otras no lo son”. Por este motivo, ha alertado sobre el efecto que tiene la industria en la definición misma de lo que se considera “normal”: “El mercado farmacéutico quiere crecer, aumentar los medicamentos y disminuir los niveles de normalidad”, advierte.

En este sentido ha puesto de ejemplo de los niveles de colesterol: “Si creo que es normal en 240, trataré a personas que tengan niveles más altos. Pero si digo que la normalidad es 220, amplío el grupo de personas a tratar con fármacos", aventura. En cambio, “si digo que el colesterol debe ser lo más bajo posible, nadie escapará al tratamiento con estatinas”. La alternativa está, según el científico, en una “revolución” que parta de dos pilares fundamentales: alimentación adecuada y actividad física constante.

En materia de nutrición, Garattini insiste en la importancia de la variedad y la moderación. Siguiendo esas premisas, tu organismo obtendrá tanto los “micro” como los “macronutrientes” necesarios, pero también “para evitar acumulaciones de factores contaminantes contenidos en los alimentos individuales”. En verano, recomienda reducir drásticamente el consumo de carne, evitar grasas como la mantequilla y priorizar frutas, verduras y carbohidratos complejos como arroz o pasta integral. Asimismo, alerta sobre “los helados y las bebidas carbonatadas debido a su contenido de azúcar”.

Del mismo modo, el cuándo y cuánto comer es igual de relevante: “Hay que levantarse de la mesa con la sensación de que todavía se tiene un poco de hambre”, recuerda. Y es que, “las investigaciones han demostrado que con una reducción del 30% en la alimentación se vive un 20% más”. En cuanto al ayuno, no le da especial importancia siempre que se mantenga una ingesta baja: “Lo importante es comer poco, aunque lo haga cinco veces al día, lo importante es el total”.

“En muchos casos los médicos recomiendan reducir o reducir a la mitad la dosis”

Marc Gauthier, de 62 años, ha vuelto a caminar tras un diagnóstico de Parkinson hace ya tres décadas.

En lo que respecta al calor veraniego, Garattini destaca los riesgos, sobre todo en personas mayores. “Unos minutos al sol son buenos porque permiten producir vitamina D. Sin embargo, permanecer mucho tiempo al sol de verano, con la cabeza descubierta, durante las horas más calurosas del día, no es una buena idea”. En esos casos, recomienda buscar lugares frescos, incluso supermercados, y alerta sobre los efectos que el calor puede tener al combinarse con fármacos antihipertensivos: “En muchos casos los médicos recomiendan reducir o reducir a la mitad la dosis”.

La propuesta del oncólogo asegura que “todas las actividades están bien”. Aun así, se exige un mínimo como las caminatas, pero “debe hacerse a buen ritmo, de modo que sientas un poco de falta de aire y un aumento de la frecuencia cardíaca, durante una distancia de aproximadamente 5 km por día”. Aunque este hábito puede ser fastidiosos a ciertas edades, insiste en que nunca es tarde para empezar: “Incluso a los 80 años puedes empezar a caminar”, porque tiene grandes beneficios: “Mejora en primer lugar la circulación y previene así la formación de bloqueos en los vasos sanguíneos que conducen a enfermedades graves”.

Igualmente, es un buen ejercicio para mejorar “la circulación cerebral, combatiendo así enfermedades mentales”, afirma. “Yo mismo camino 5 kilómetros cada día y cuando termino me siento mucho mejor. Y sobre todo me ayuda a pensar”, expone. Como uno de los últimos consejos a los que le da una gran importancia es la vida social en la vejez: “Una persona mayor, un poco sorda, con dolores o coja, puede sentirse avergonzada de estar en compañía. Termina entonces refugiándose en casa y cortando todo contacto con la gente: precisamente la actitud que conduce a la demencia senil”, explica Garattini.