
Una noche de fiesta en la localidad de San Polo d’Enza, en la provincia italiana de Reggio Emilia, terminó de forma inesperada para más de una veintena de jóvenes. Según informó el diario italiano Il Corriere della Sera, el pasado sábado al menos 25 personas fueron hospitalizadas con síntomas de intoxicación alimentaria tras asistir a un evento en una discoteca. Todos estos jóvenes hospitalizados presentaban problemas gastrointestinales compatibles con una infección bacteriana.
Las autoridades sanitarias están investigando el origen concreto de este brote, pero una de las hipótesis más sólidas se centran en el hielo utilizado en las bebidas como principal fuente de contaminación y que aparentemente no debería causar ninguna infección, pero que al manipularse puede convertirse en una forma de trasladar multitud de microorganismos.
El enemigo invisible
Según advirtió el presidente del Instituto Nacional del Hielo Alimentario (Inga), Carlo Stucchi, los cubitos contaminados no presentan cambios visibles. “La contaminación no es física, sino microbiológica, así que no hay signos evidentes y el cubo parece completamente normal a simple vista”.
A pesar de que el evento congregó a unas 1.500 personas, solo una pequeña parte resultó afectada, lo que lleva a pensar que la contaminación se habría producido dentro del local, posiblemente por una máquina sin limpiar o por una falta de higiene del personal. No obstante, Stucchi no descarta un fallo en la cadena de suministro o en el transporte del hielo.
¿Producir hielo en el local o comprarlo?

Stucchi también abordó una cuestión importante en este tema en relación con la cuestión de si es más seguro que un local produzca su propio hielo o que lo adquiera de proveedores industriales. Según el experto, “son dos productos muy diferentes, el hielo fabricado con máquinas se diluye en muy poco tiempo, mientras que el producido industrialmente tarda mucho más”, asegura. Por otro lado, “las máquinas presentes en los locales no tienen una alta producción y, además, consumen mucha energía, por lo que lo lógico sería recurrir a la industria, que, en general, cuesta menos”, explica.
Además, los cubitos producidos en máquinas locales tienden a derretirse más rápido y las máquinas, si no se limpian rigurosamente, se convierten en puntos críticos de contaminación. Para minimizar riesgos, Inga recomienda seguir el sistema APPCC (Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control) en toda la cadena, desde la producción hasta el servicio. Esto incluye la limpieza regular de maquinaria, cuidado durante el envasado y transporte, y medidas estrictas de higiene personal para quienes manipulan el producto.
Precauciones con el hielo en casa
En verano, el uso de hielo se dispara también en los hogares. Stucchi advierte que las cubetas deben lavarse tras cada uso y los cubitos deben conservarse por no más de dos días. Si entran en contacto con alimentos crudos, como carne o pescado, pueden transformarse en un foco de infección. “Hay que tener cuidado porque, si no están perfectamente limpios, podrían convertirse en un posible contaminante si entran en contacto con otros productos, como carne o pescado sin envasar” concluye Stucchi.
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