La advertencia de un psicólogo a los padres: “Un niño sobreprotegido se convertirá en una persona muy indecisa”

El especialista asegura que hay que querer a los hijos por el simple hecho de ser hijos, no por su rendimiento ni sus logros

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Niños pequeños jugando en el
Niños pequeños jugando en el salón de casa mientras el padre cocina. (Canva)

Existen diferentes tipos de situaciones vividas en la infancia que pasan las personas según las circunstancias a las que han estado expuestas. La relación con su familia, las condiciones económicas, lugar de nacimiento, amistades, existen muchos factores que influyen de forma directa al tipo de infancia vivida.

El psicólogo Rafa Guerrero pretende analizar el impacto de la sobreprotección en la infancia, en una conversación con Álex Fidalgo para el pódcast Lo que tú digas. El especialista asegura y avisa a madres y padres que impedir que los hijos tomen decisiones y se enfrenten a distintos desafíos puede conllevar tener consecuencias duraderas. “Un niño que ha sido sobreprotegido por sus padres durante la infancia se convertirá en una persona muy indecisa de adulto, que no sabrá poner límites ni decir que no”, afirma

El psicólogo en este podcast asegura que la sobreprotección no es una forma de amor, sino una forma de proyectar los miedos del propio adulto. “La sobreprotección ocurre cuando el padre o la madre se dejan guiar por sus propios miedos infantiles”, explica. Respecto a esos miedos, explica que lejos de proteger al menor, coartan su desarrollo emocional y su autonomía.

El miedo del adulto coarta al niño

Una madre con su hijo
Una madre con su hijo jugando en un parque de Madrid. (Ricardo Rubio/Europa Press)

“El niño empieza delegando en mamá y papá, y acaba sintiendo que no puede hacer las cosas por sí mismo”, advierte Guerrero. El resultado según explica son adultos dependientes, inseguros y con grandes dificultades para tomar decisiones o establecer límites en distintos conflictos en relaciones personales.

Guerrero no está a favor tampoco de dejar a los niños a su suerte ni por una crianza permisiva, sino por una crianza que acompañe sin interferir continuamente. En contraposición, Guerrero destaca que muchas veces son los padres quienes, influidos por su propia inseguridad, impiden al niño a experimentar a través de pequeñas acciones cotidianas como ir en bicicleta o servirse un vaso de agua. “El niño no tiene miedo, tiene curiosidad”, insiste, pero ese impulso hacia la autonomía se ve frenado por el miedo de cualquiera de los padres por si algo sale mal.

Amor incondicional como pilar fundamenta

“La primera vez que coges un cuchillo, no lo haces bien, la primera vez que juegas a los bolos, no haces un pleno”, señala con el objetivo de ejemplificar la importancia de dejar que los niños experimenten y darles confianza. Uno de los pilares que defiende el psicólogo es la validación de las emociones por parte de los padres para que los hijos lo vuelvan a intentar hasta que ellos mismos aprendan y mejoren sin la sobreprotección de no volver a realizar cualquiera de estas acciones similares por miedo a fallar.

Otro valor que destaca es el amor incondicional. El motivo por el que se debe amar a los hijos debe ser simplemente por ser quienes son, sin condiciones basadas en el rendimiento o los logros. “Yo amo a mis hijos por el simple hecho de que son mis hijos”, recalca con el fin de remarcar que no se debe tener en cuenta lo que han conseguido.