Esta hierba de 2.000 años podría ser la clave para perder peso

Una antigua planta medicinal china se abre paso en el mundo moderno como posible solución al sobrepeso, gracias a un compuesto estudiado en laboratorio que sorprende a los científicos por su efecto en la reducción de peso corporal y el metabolismo

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Esta hierba de 2.000 años
Esta hierba de 2.000 años podría ser la clave para perder peso (Top Tropicals)

El sobrepeso y la obesidad figuran ya entre los principales retos sanitarios a escala global, asociados a un incremento en el riesgo de numerosas enfermedades graves. Debido a esto, la búsqueda de soluciones eficaces para reducir peso ha experimentado un auge sin precedentes, algunas peligrosas para la salud y otras directamente inútiles. En este escenario, surge una nueva candidata con raíces milenarias: la halofuginona, un compuesto natural extraído de la Changshan, una planta utilizada en la medicina tradicional china durante más de dos mil años.

La Changshan, conocida científicamente como Dichroa febrifuga Lour, ha formado parte del arsenal terapéutico contra la fiebre por malaria desde hace siglos en China. Sus propiedades medicinales son conocidas, y resultan familiares en la tradición oriental, pero solo recientemente la ciencia se ha interesado en dilucidar si ese remedio ancestral podría ofrecer respuestas a problemas contemporáneos como la obesidad.

Una planta milenaria como clave para perder peso

De acuerdo con lo publicado en SciTech Daily, un equipo dirigido por el profesor Jianping Weng, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China (USTC), junto al académico John R. Speakman de los Institutos de Tecnología Avanzada de Shenzhen, ha dado un paso significativo en este campo.

El estudio, publicado en Science Advances, apunta a que la halofuginona va mucho más allá de sus efectos conocidos: también potencia los niveles de dos proteínas fundamentales - el factor de diferenciación del crecimiento 15 (GDF15, una proteína que actúa como citoquina - lo que significa que actúa como señal entre células - y juega un papel importante en la respuesta del cuerpo al estrés, la inflamación y el envejecimiento) y el factor de crecimiento fibroblástico 21 (FGF21, que estimula la captación de glucosa por los adipocitos, pero no por otros tipos de células, favoreciendo la disminución de los niveles de glucosa en sangre; además de inhibir la lipolisis) -, que resultan esenciales en la regulación del apetito y el metabolismo. Este hallazgo abre la puerta a una reducción del peso corporal y una mejor salud metabólica general.

El descubrimiento nació en el laboratorio, cuando los investigadores, en plena experimentación con ratones, advirtieron de manera inesperada que la halofuginona podía favorecer la pérdida de peso de forma segura. A partir de ahí, el equipo empezó a profundizar en el potencial del compuesto en modelos animales de obesidad inducida por la dieta. ¿Qué explica este efecto? El estudio sitúa al factor de diferenciación de crecimiento 15 - bautizado como “factor anorexigénico” - en el centro del proceso, por ser capaz de reducir la ingesta de alimento al activar un receptor específico en el cerebro. El factor de crecimiento fibroblástico 21, por su parte, incentiva el consumo de energía, mejora la sensibilidad a la insulina y regula el metabolismo en el hígado y los tejidos adiposos. El secreto de la halofuginona reside en que incrementa la producción de ambos, el GDF15 y el FGF21 endógenos, generando así un cúmulo de efectos que favorecen la pérdida de peso: menor apetito y mayor gasto energético.

En comparación con los medicamentos comerciales basados en proteínas recombinantes de GDF15 y FGF21, la administración de pequeñas moléculas que estimulan sus niveles endógenos resulta más económica y fácil de aceptar para los pacientes. En el modelo animal, la halofuginona obtuvo resultados consistentes: descenso significativo de la masa corporal, mejora del metabolismo energético y de la sensibilidad a la insulina, independientemente del sexo, el método de administración, el tipo de animal o las condiciones de alimentación.

Así, la investigación sugiere que la halofuginona y sus derivados químicos podrían postularse en el futuro como nuevos fármacos contra la obesidad, en una transición llamativa desde el uso antipalúdico hacia aplicaciones metabólicas, que vuelve a mostrar el potencial de la medicina tradicional china como fuente de inspiración para el desarrollo farmacéutico moderno.