Esta es la mejor manera de tranquilizar a un niño ansioso, según los expertos

Más allá de buscar soluciones rápidas, a través de medicamentos o consejos simplistas, es fundamental proporcionarles herramientas que les ayuden a gestionar sus emociones y temores de forma saludable

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Imagen de recurso de una
Imagen de recurso de una madre y su hija. (Adobe Stock)

El mundo infantil opera bajo sus propias normas, lo que en muchas ocasiones dificulta a los adultos interpretar ciertas conductas o emociones. Durante la infancia, la vida se vive de una manera distinta, y comprender la dimensión psicológica de los más pequeños no siempre resulta sencillo para padres, madres o tutores. Este aspecto se vuelve crucial cuando se trata de identificar señales de ansiedad infantil, una tarea que exige atención para abordar el problema a tiempo y evitar que derive en algo más grave.

La ansiedad infantil se manifiesta cuando los niños perciben que las experiencias que enfrentan, en un momento puntual o durante un periodo más prolongado, les sobrepasan. En estos casos, no encuentran soluciones claras o fáciles para lidiar con la situación. Aunque no todos los niños que sienten ansiedad desarrollan trastornos específicos, el fenómeno es más común de lo que se podría pensar. Circunstancias como una educación basada en el castigo, el maltrato, el acoso escolar o la sobrecarga de actividades extraescolares son factores que potencian su aparición.

Este tipo de ansiedad puede definirse como un estado psicológico y fisiológico en el que el sistema nervioso autónomo permanece en alerta sostenida. Esto deriva en síntomas como pensamientos repetitivos, dificultad para controlar las preocupaciones y manifestaciones físicas derivadas de la hiperactivación del cuerpo. Todo esto afecta significativamente a áreas importantes de la vida del niño, como la escolaridad o la dinámica familiar.

Síntomas de la ansiedad infantil según la edad

El Instituto Europeo de Psicología Positiva, un centro de formación psicosanitaria, detalla en uno de los artículos de su página web que hay una serie de signos a los que se puede atender para saber si un niño está experimentando esta sensación:

  1. Infantes (0-5 años):
    1. Ansiedad ante estímulos discrepantes.
    2. Ansiedad por separación.
    3. Temor a la oscuridad o a seres extraños.
  2. Niños (5-12 años):
    1. Preocupación por acontecimientos misteriosos.
    2. Ansiedad ante el rechazo parental o problemas con los compañeros.
    3. Trastorno de ansiedad generalizada y fobias específicas.
  3. Adolescentes:
    1. Miedo a la inadecuación social.
    2. Hipocondría.
    3. Temor a la muerte o fobia social.
    4. Desarrollo de trastornos asociados a la adultez, como el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).
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Causas comunes de la ansiedad infantil

El centro psicológico también apunta una serie de circunstancias que pueden detonar trastornos de ansiedad infantil. Algunas de las más frecuentes incluyen:

  • Problemas familiares: Las discusiones entre padres, el divorcio, la separación o incluso el fallecimiento o enfermedades de un ser querido suelen generar inseguridad en los niños. Estas experiencias pueden dar lugar a sentimientos de culpa, abandono o tristeza.
  • Métodos educativos: Una disciplina cruel, inconsistente o sobreprotectora puede debilitar la confianza y el sentimiento de seguridad del niño, lo que a su vez incrementa su vulnerabilidad emocional.
  • Problemas escolares: La falta de amistades, el acoso o las dificultades académicas intensifican las preocupaciones y podrían derivar en trastornos de ansiedad.
  • Experiencias traumáticas: Vivir episodios como accidentes, robos o violencia conduce, en muchos casos, al desarrollo de estrés postraumático o ansiedad sostenida.

Tipos de ansiedad infantil

Los diferentes trastornos de ansiedad que suelen presentarse en la infancia incluyen:

  1. Trastorno de ansiedad por separación: Aparece tibiamente en la edad preescolar. Los niños con este trastorno temen separarse de sus figuras de apego y presentan dificultad para asistir a la escuela, campamentos u otras actividades que impliquen independencia.
  2. Trastorno de estrés postraumático: Surge tras experiencias traumáticas, como abuso o violencia. Los menores reviven continuamente el evento traumático por medio de pesadillas, pensamientos o incluso juegos.
  3. Trastorno de ansiedad generalizada (TAG): Se caracteriza por una preocupación excesiva y constante sobre diversas circunstancias, como el rendimiento académico o las relaciones personales. A menudo, se acompaña de síntomas físicos como dolores de estómago o cabeza.
  4. Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC): Es frecuente entre los 7 y 10 años. Se manifiesta a través de pensamientos repetitivos y la necesidad de realizar ciertos rituales, como lavar compulsivamente las manos o verificar continuamente si se cerró el grifo.
  5. Trastorno de pánico: Implica episodios repentinos de miedo intenso acompañados de síntomas físicos como taquicardia, sudoración o sensación de muerte inminente.
  6. Fobias específicas: Los miedos propios de la niñez, como el temor a la oscuridad o a los monstruos, pueden evolucionar en fobias intensas y limitantes que interfieren en la vida cotidiana del niño si no son gestionadas.

Tratamiento de la ansiedad infantil

Más allá de buscar soluciones rápidas como medicamentos o consejos simplistas, es fundamental proporcionar herramientas que ayuden a los niños a gestionar sus emociones y temores de forma saludable. Una terapia adecuada, combinada con un entorno familiar y educativo con apoyo, puede marcar la diferencia en la recuperación del menor y en su desarrollo hacia una vida más equilibrada.

Desde el centro Élite Psicólogos, explican que para identificar la causa principal de la ansiedad en un niño, lo esencial es dedicar tiempo a hablar con calma con él. Es útil ofrecerle alternativas para comunicarse, como hablar, señalar o incluso dibujar lo que le preocupa. Poco a poco, el niño comenzará a abrirse y expresará aquello que le molesta. Si encontrar la causa resulta complicado, es recomendable buscar ayuda de expertos. Es crucial no forzar la situación ni emplear actitudes agresivas, ya que esto podría hacer que el niño se retraiga y dificulte el proceso.

Es importante recordarle que es querido y que haríamos lo necesario para que se sienta protegido. Además, se pueden enseñar técnicas de relajación, como ejercicios de respiración, simulando inflar un globo o algún objeto que le guste. También recomiendan evitar comentarios negativos, en su lugar, se deben emplear refuerzos positivos y pequeños juegos para promover la confianza y el bienestar emocional. Esto ayudará al niño a sentirse más acogido y seguro, facilitando el manejo de la ansiedad.