Qué es la toxoplasmosis, la infección por comer carne poco hecha o frutas y verduras mal lavadas

La mayoría de las personas que contraen la enfermedad no necesitan de tratamiento

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Un bistec poco hecho (AdobeStock)
Un bistec poco hecho (AdobeStock)

La toxoplasmosis es una infección causada por el parásito Toxoplasma gondii, presente en carnes poco hechas, agua contaminada o frutas y verduras mal lavadas. Aunque para la mayoría de las personas pasa inadvertida, en ciertos casos puede representar una amenaza grave para la salud, especialmente en personas con sistemas inmunitarios debilitados y en mujeres embarazadas.

El Toxoplasma gondii es un protozoo que puede encontrarse en cualquier parte del mundo. De hecho, se estima que hasta un tercio de la población mundial ha estado expuesta a este parásito en algún momento de su vida. En la mayoría de los casos, las personas infectadas no presentan síntomas, o estos son tan leves que pasan desapercibidos. Sin embargo, en algunas personas, la infección puede tener consecuencias graves.

Según la Clínica Mayo, el parásito puede ingresar al cuerpo humano por varias vías:

  • Ingerir carne cruda o poco cocinada que contenga quistes del parásito.
  • Consumir frutas o verduras mal lavadas contaminadas con tierra infectada.
  • Beber agua contaminada.
  • Manipular heces de gatos infectados, por ejemplo, al limpiar la caja de arena sin las precauciones necesarias.
  • Transmisión de madre a hijo durante el embarazo (toxoplasmosis congénita).

Los gatos, particularmente los domésticos que tienen acceso al exterior o cazan, son los únicos hospedadores definitivos del Toxoplasma gondii, lo que significa que en su intestino el parásito se reproduce y se elimina a través de las heces en forma de ooquistes.

Síntomas de la toxoplasmosis

En individuos sanos, los síntomas —si es que aparecen— suelen ser similares a los de la gripe: fiebre, fatiga, ganglios linfáticos inflamados y dolores musculares. Estos pueden durar varias semanas o incluso meses, pero rara vez son severos.

En personas con sistemas inmunológicos más comprometidos —como pacientes con VIH/SIDA, personas en tratamiento contra el cáncer o receptores de trasplantes— la toxoplasmosis puede causar infecciones cerebrales (encefalitis), problemas oculares, respiratorios y daño a otros órganos vitales.

La toxoplasmosis congénita, es decir, la que se transmite de madre a feto durante el embarazo, puede provocar abortos espontáneos, muerte fetal, o lesiones graves en el bebé al nacer, como hidrocefalia, ceguera o retraso en el desarrollo mental.

Diagnóstico y tratamiento de la toxoplasmosis

La detección de la toxoplasmosis se realiza a través de análisis de sangre que identifican anticuerpos contra el parásito. También pueden usarse pruebas de imagen como resonancias magnéticas o tomografías si se sospecha una infección cerebral.

El tratamiento depende del estado inmunológico del paciente y la gravedad de la infección. Según la Clínica Mayo, la mayoría de personas no necesitan tratamiento. Sin embargo, en embarazadas, personas inmunocomprometidas o bebés infectados, se utilizan combinaciones de medicamentos antiparasitarios, como la pirimetamina y la sulfadiazina, junto con ácido folínico.

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Cómo prevenir la infección

La toxoplasmosis se puede prevenir adoptando medidas simples pero efectivas:

  • Cocinar completamente la carne antes de consumirla.
  • Lavar bien frutas y verduras.
  • Evitar beber agua de fuentes no tratadas.
  • Usar guantes al trabajar con tierra o al limpiar la caja de arena del gato.
  • Lavar utensilios de cocina que hayan estado en contacto con carne cruda.
  • En el caso de mujeres embarazadas, evitar el contacto directo con gatos callejeros o con heces felinas.