Cabezas rapadas, tiempo límite para ir al baño y medicaciones exageradas: los métodos represivos de esta academia desatan la polémica

El tiempo de estancia en el reformatorio es de 18 meses a tres años, durante el cual se siguen unas normas estrictas y una vigilancia intensa

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Reformatorio White River Academy, Utah,
Reformatorio White River Academy, Utah, Estados Unidos. (Imagen: Facebook)

Delta, un pueblo de 3.500 habitantes del estado de Utah (EE.UU.), alberga un edificio de ladrillo rojo, descolorido y de una sola planta. El reformatorio para menores White River Academy, un internado para aquellos chicos de entre 12 y 18 años que sufren enfermedades mentales o conductas consideradas desviadas.

Tras sus muros aguarda uno de sus directores, Justin Nielson, de 53 años, quien ha aceptado la entrada de un equipo de grabación para ver las actividades y día a día de los internos. “Verás, hacen juegos de construcción, tocan el piano, juegan al billar, al futbolín”, ha descrito el rector al diario estadounidense RTL info.

¿Un reformatorio o una cárcel de menores?

Al comenzar el guiado por las instalaciones, en una de las habitaciones, la cámara capta una escena inquietante: a uno de los recién llegados le están rapando la cabeza. “Para algunos niños no es gran cosa, pero para otros es algo enorme”, ha dicho el director.

“Decimos: ‘Vale, lo entendemos’, pero hasta que no se corten el pelo no podemos pasar a la segunda etapa del programa”, ha explicado Justin. Todo está cronometrado y controlado. En los baños, un escritorio registra el tiempo total que se ha estado.

Para orinar, los alumnos tienen un minuto, y para defecar, tres. “Cuando se duchan, también se les cronometra. Son cinco minutos para la ducha”, ha indicado el director. Esto es debido a que en el baño es el único momento en que no están supervisados. “Así que queremos asegurarnos de que no se hagan daño”, ha subrayado.

En este sentido, las otras medidas de seguridad son: cámaras en los dormitorios, prohibición de mirar por las ventanas, visitas de los padres una vez cada tres meses… algo que se asemeja bastante a un ambiente penitenciario.

“Hay una cámara en cada dormitorio por razones de seguridad. Tenemos cortinas, pero no puedes tocarlas o se activa la alarma. Nadie hace nada estúpido”, ha señalado Nathan, quien está en el centro por adicción a la pornografía.

No nos dejan mirar afuera, siempre por seguridad”, ha insistido Michael, que sufre depresión y tendencia a la autodestrucción. “Obviamente, en casa, estamos más cómodos… pero aquí no debería ser así”, ha añadido.

“Cuando llegué estaba enfadado y agresivo. Pero ahora, con toda la terapia y el programa, me están ayudando mucho. Está funcionando. Obviamente, es un poco deprimente estar lejos de mi familia y amigos, pero así es”, ha comentado Michael.

Alumnos del reformatorio en fila
Alumnos del reformatorio en fila para ir a clase. (Imagen: Facebook)

Efectos secundarios de los medicamentos: parecen postrados

Los servicios de la Academia White River son amplios, un abanico de patologías lo suficientemente extenso como para que cualquier adolescente que pueda verse afectado. “Depresión, ansiedad, déficit de atención, bipolaridad, autismo, dislexia, disgrafía, adicción a las redes sociales, adicción al teléfono, a la pornografía, adicción a los juegos”, ha enumerado Justin.

Pero no solo eso; además, “hay niños que luchan contra su adicción a las drogas: cocaína, metanfetamina, medicamentos recetados. El espectro es muy amplio”, ha dicho el director.

De este modo, de los 21 adolescentes presentes, 14 toman medicación varias veces al día. “Se toman para alergias, para el TDAH, para la concentración, para la ansiedad”, ha explicado una enfermera del centro. “Honestamente, creo que algunos jóvenes necesitan estos medicamentos, tal vez no tanto, pero creo que es necesario para muchos que vienen aquí y están sufriendo un trauma”, ha declarado.

No obstante, los efectos secundarios son evidentes, especialmente durante las clases, donde algunos estudiantes parecen postrados o insensibles.

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Pero estas recetas tienen su justificación. En caso de brote, los jóvenes pueden ser reducidos rápidamente. “Si un estudiante se vuelve violento, lo sujetaremos. Intentamos no hacerle daño. Todo el personal ha recibido capacitación para sujetarlo sin violencia”, ha subrayado Daniel Sanderson, psicólogo clínico del lugar.

La duración de la estancia en la River White Academy varía entre los 18 meses y los tres años. Un tiempo que está marcado por unas reglas estrictas y una vigilancia día y noche.