Qué es una contractura muscular: síntomas, causas y tratamiento

Estas lesiones tan frecuentes, que se producen por un esfuerzo excesivo, pueden agravarse si no se tratan correctamente

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Una mujer sufre una contractura
Una mujer sufre una contractura muscular en la zona del cuello y los hombros (Freepik)

Aunque no es una lesión grave, las contracturas musculares sí suelen ser frecuentes. Esta molestia, que no solo puede afectar a los deportistas, ocurre cuando el músculo (o parte de él), se queda tenso o contraído de forma involuntaria y continuada, incluso cuando debería estar relajado. Esto, por tanto, puede provocar dolor, rigidez, sensación de nudo o tirantez y podría empeorar si no se trata debidamente, llegando en casos graves y tardíos a ser complicado recuperar el rango de movimiento normal.

Las contracturas musculares pueden ocurrir durante el esfuerzo, es decir, mientras realizamos el ejercicio físico, cuando este es excesivo por dureza o falta de entrenamiento. Además, a veces el músculo es incapaz de volver al estado de reposo, por lo que el dolor también puede aparecer después del esfuerzo. No solo eso, sino que las contracturas pueden ser residuales: cuando hay una lesión grave, la musculatura que la rodea se contrae para protegerla y, cuando está curada, esta queda igualmente contracturada.

Síntomas de una contractura muscular

El signo más habitual de que se sufra una contractura muscular es el dolor, que genera a su vez una mayor tensión al intentar forzar una postura distinta para evitarlo. Sin embargo, existen otros síntomas a los que se debe atender y que pueden variar un poco en función de la zona del cuerpo en la que se localice:

  • El dolor puede presentarse en forma de presión, ardor o molestia constante, empeorando al mover o tocar el músculo. También puede sentirse sensibilidad al tacto.
  • Tensión o rigidez, ya que el músculo no puede relajarse.
  • Zona endurecida o abultada: al palpar la zona, se siente como un “nudo” bajo la piel.
  • Limitación de movimiento: por ejemplo, a la hora de girar el cuello, levantar el brazo, inclinarse...
  • Fatiga muscular: la zona afectada se siente más débil.
  • Espasmos o latidos musculares: en algunos casos se pueden sentir pequeños temblores o palpitaciones en la zona tensa.
Un hombre con los gemelos
Un hombre con los gemelos contraídos (AdobeStock)

También pueden experimentarse síntomas indirectos en función de la zona en la que se localice la contractura: dolores de cabeza o sensación de mareo leve si es cervical o dolor irradiado (se origina en una parte del cuerpo y se siente en otra distinta), por ejemplo, si la lesión se localiza en la espalda y se sienten molestias en el brazo o el glúteo si afecta a un nervio.

Causas por las que se produce

El esfuerzo excesivo durante el ejercicio físico o un mal movimiento son algunos de los motivos más frecuentes por los que se produce una contractura muscular. Sin embargo, existen muchas otras causas más, tanto físicas como emocionales o bioquímicas:

  • Causas físicas: suelen ser las más comunes. Por ejemplo, una sobrecarga excesiva, la repetición continua de un movimiento (como en trabajos manuales), una mala postura mantenida (al dormir, por ejemplo), la falta de descanso muscular y una lesión o traumatismo leve, haciendo que el músculo se proteja contrayéndose.
  • Causas emocionales o nerviosas: el estrés, la ansiedad y el estado de ánimo también pueden en las contracturas musculares, ya que se tensan inconscientemente los músculos del cuello, la espalda o la mandíbula.
  • Causas bioquímicas o internas: mantenernos hidratados y seguir una dieta equilibrada y rica en los componentes necesarios para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo son claves para evitar este tipo de lesiones. Por ello, tomar poca agua; tener falta de magnesio, potasio o calcio, o problemas circulatorios en zonas concretas pueden provocar contracturas musculares.

Prevención y tratamiento

Teniendo en cuenta las causas que pueden provocar este tipo de lesiones, podemos hacernos una idea de las prevenciones que tenemos que realizar para evitar que tengamos con frecuencia contracturas musculares. Por ello, antes de hacer ejercicio físico, será muy importante el calentamiento previo para preparar el músculo, así como reducir los movimientos repetitivos (realizando estiramientos cada dos horas) y mantener una correcta postura.

La mala postura frente al
La mala postura frente al escritorio también puede contraer los músculos (Monique Wüstenhagen/dpa)

Sin embargo, cuando ya nos enfrentamos a una de estas afecciones, ya solo nos queda reposar y llevar a cabo una serie de recomendaciones de los expertos para que el dolor desaparezca cuanto antes:

  • Miorrelajantes y antiinflamatorios: son fármacos que relajan la musculatura y reducen la contracción. Cuando el dolor es muy fuerte y el medicamento necesariamente debe ser muy potente, es el médico el que debe prescribirlo.
  • Calor local: a través de un baño caliente o una manta eléctrica, por ejemplo.
  • Estiramientos suaves: siempre sin forzar de nuevo el músculo para evitar empeorar la lesión.
  • Suplementos de magnesio: algunos como el glicinato de magnesio son efectivos para evitar nuevas contracturas.
  • Masajes: es importante que estos los realice un profesional, pues, de lo contrario, las consecuencias pueden ser peores. En algunos casos se necesitará fisioterapia, punción seca u otro tipo de técnicas llevadas a cabo por especialistas.