Cuáles son los riesgos de tener la tensión baja: desde desmayos a falta de sangre en el cerebro

Los problemas de tensión no siempre están asociados a que una presión arterial elevada, pues hay personas que sufren de hipotensión. Se considera que una presión arterial es baja cuando se encuentra en una lectura 90/60 mm Hg o inferior, según MedlinePlus. Sin embargo, no todo el mundo con esta tensión arterial tiene por qué sufrir síntomas, pues para muchas personas esta es su presión normal.

En otros casos, la hipotensión puede provocar ciertos síntomas que pueden incluso suponer un riesgo para la salud. La presión arterial baja puede provocar mareos o aturdimiento, desmayos (síncope), visión borrosa o nublada, náuseas, cansancio y falta de concentración. Estos síntomas pueden variar en intensidad y frecuencia, y es importante monitorearlos, especialmente si interfieren con las actividades diarias.

La hipotensión puede ser indicativa de problemas subyacentes o provocar complicaciones médicas, como la hipotensión ortostática, que ocurre cuando una persona se pone de pie rápidamente desde una posición sentada o acostada. Esto provoca una caída súbita de la presión arterial, lo que puede causar mareos, aturdimiento o incluso síncopes. La hipotensión ortostática puede ser consecuencia de deshidratación, un reposo prolongado en cama, problemas cardiovasculares o ciertos medicamentos.

Otro riesgo grave de la hipotensión es el shock, una condición potencialmente mortal en la que la presión arterial cae a niveles tan bajos que el cerebro, los riñones y otros órganos vitales no reciben suficiente sangre para funcionar adecuadamente. El shock puede ser causado por una pérdida súbita de sangre, una infección grave (shock séptico), un ataque al corazón o una reacción alérgica intensa (anafilaxia).

Además, la hipotensión puede provocar complicaciones neurológicas, ya que la falta de flujo sanguíneo adecuado al cerebro puede causar mareos, confusión, visión borrosa e incluso desmayos, según MedlinePlus. En los casos más graves, la hipotensión prolongada puede generar daño cerebral debido a la falta de oxígeno.

Otro peligro asociado con la presión arterial baja es el riesgo de caídas y lesiones, especialmente en personas mayores. Los episodios de mareo o desmayo aumentan la probabilidad de caídas, lo que puede derivar en fracturas óseas u otras complicaciones serias.

La presión arterial baja puede ser el resultado de diversas causas, siendo una de las más frecuentes la deshidratación, ya que la pérdida de líquidos por sudoración excesiva, vómitos, diarrea o una ingesta insuficiente de agua reduce el volumen sanguíneo y, en consecuencia, la presión arterial.

Algunos problemas cardíacos, como la bradicardia (ritmo cardíaco lento), insuficiencia cardíaca o ataques al corazón, también pueden causar hipotensión debido a la incapacidad del corazón para bombear sangre de manera efectiva.

Otras condiciones endocrinas, como la enfermedad de Addison, hipoglucemia (bajo nivel de azúcar en sangre) o trastornos de la tiroides, pueden estar relacionadas con la hipotensión.

Además, una deficiencia de nutrientes, como la falta de vitamina B12 y ácido fólico, puede impedir que el cuerpo produzca suficientes glóbulos rojos, lo que puede derivar en una presión arterial baja.

Para prevenir episodios de presión arterial baja, especialmente la hipotensión ortostática, se recomienda levantarse lentamente al cambiar de posición, en especial al incorporarse de la cama o de una silla.

Mantenerse bien hidratado, consumir una dieta equilibrada y, en algunos casos, incrementar la ingesta de sal bajo supervisión médica, también pueden ayudar a reducir los episodios de presión arterial baja.