Las lentejas tienen un gran arraigo en la gastronomía española. Llegaron a la península hace miles de años, aunque se estima que su cultivo se remonta a unos 9.000 o 10.000 años en la región del Creciente Fértil, lo que conocemos hoy como Siria, Irak y Turquía. Este alimento, hoy en día casi esencial, llegó a Europa a través de rutas comerciales y migratorias, extendiéndose hacia el Mediterráneo y eventualmente alcanzando España.
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Ya en época romana, las lentejas eran un alimento común en la península ibérica, y su cultivo y consumo se popularizaron en gran parte del territorio. En épocas de hambruna, era el plato principal de la clase baja. Aunque, durante el siglo XVII, se quitó de la dieta habitual y comenzó a formar parte del menú de los caballos. Durante la Revolución Francesa, el hambre y la falta de dinero atacaron de nuevo y regresaron a las casas.
Perfectas para un día de invierno
Un buen plato de lentejas es el mejor aliado para combatir un día de invierno. Muchas veces las intentamos preparar en casa y no conseguimos lograr el sabor de las que comíamos cuando éramos unos niños. Creemos que con juntar varias verduras y una proteína como el chorizo o el jamón, daremos con la clave. Sin embargo, se nos siguen quedando algo insípidas.
Los sofritos de verduras, el pimentón, el comino, el caldo, el chorizo, la panceta, el tomate o el vino son ingredientes que pueden intensificar el sabor de este manjar. No obstante, hay un truco superior a estos que harán esta elaboración alcance ese sabor que tanto anhelamos.
El truco que aporta más sabor a las lentejas
Además del hueso del jamón, hay otra parte perfecta para añadir a las lentejas que le dará un toque intenso y mejorará el plato, la corteza. Para ello, estos son los pasos que hay que seguir:
- Preparación de la corteza: Lava bien la corteza de jamón antes de usarla, especialmente si está salada o tiene alguna capa dura de grasa. Puedes raspar ligeramente la superficie con un cuchillo para quitar impurezas o restos.
- Corte adecuado: Si la corteza es muy gruesa o grande, córtala en trozos medianos o pequeños para facilitar que libere su sabor durante la cocción y se distribuya bien por el guiso.
- Incorporación inmediata: Añade la corteza de jamón al principio de la cocción, junto con el agua o el caldo. De esta manera, se cocinará a fuego lento junto con las lentejas, permitiendo que los sabores se integren bien y la corteza se ablande.
- Tiempo de cocción: Cocina las lentejas a fuego medio-bajo para que la corteza suelte gradualmente su grasa y sal, lo que enriquecerá el caldo y el sabor del plato. La corteza necesita tiempo para ablandarse, así que asegúrate de que las lentejas se cocinen al menos durante 45 minutos o hasta que estén tiernas.
- Ajuste final de sal: La corteza de jamón puede ser bastante salada, por lo que es recomendable no añadir sal hasta el final de la cocción. Prueba el guiso y ajusta la sal al gusto.
- Retiro o desmenuzado opcional: Al final, puedes retirar la corteza de jamón si prefieres no dejarla en el plato, o bien cortarla en trozos más pequeños y devolverla al guiso para un sabor más intenso.
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