Colin Hanks recordó la impresión que le dejó John Candy y reveló su búsqueda en el documental: “Incluso de niño, me hizo sentir escuchado”

El cineasta estadounidense e hijo de Tom Hanks, revivió en diálogo con Esquire una experiencia infantil que marcó su vida. La sensibilidad del recordado comediante y su impacto en la infancia de generaciones, quedan al descubierto en la película “John Candy: Yo me gusto”

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La idea de rendir homenaje a Candy comenzó a gestarse tras una conversación entre Colin Hanks y Ryan Reynolds.

“Incluso de niño, conectó conmigo. Me hizo sentir escuchado, y eso es raro en un adulto”, afirmó Colin Hanks con convicción al recordar a John Candy, en una charla con Esquire. Su declaración, tan simple como contundente, da inicio a la historia de un vínculo peculiar que trasciende el paso del tiempo y se convierte en el eje emocional de “John Candy: Yo me gusto”, el documental dirigido por Hanks y estrenado en Amazon Prime Video.

Con apenas 6 años, el hijo mayor de Tom Hanks conoció a John Candy en el set de “Splash”, donde su padre compartía protagonismo con el comediante canadiense. Aunque el ambiente era estrictamente profesional y la diferencia de edad considerable, Candy trató al pequeño Colin como a un par, algo infrecuente en los adultos.

Ese gesto, aparentemente sencillo, resultó determinante. Años más tarde, Hanks reconocería que esa sensación de ser tenido en cuenta y escuchado dejaría en él una impronta difícil de borrar. Ya adulto y convertido en director, definiría ese primer encuentro como el origen de un entendimiento más profundo sobre la humanidad de Candy.

Colin Hanks recordó el primer
Colin Hanks recordó el primer encuentro con John Candy en el set de “Splash”, donde el comediante lo hizo sentir escuchado y valorado, a pesar de su corta edad (REUTERS)

El origen del documental

La idea de rendir homenaje a Candy comenzó a gestarse tras una conversación entre Colin Hanks y Ryan Reynolds. Ambos actores, aunque nunca habían coincidido laboralmente, compartían una admiración latente por el humorista.

Reynolds, fan declarado de Candy, contactó al cineasta con una propuesta sencilla pero ambiciosa: “Creo que debería existir un documental sobre John Candy”. Hanks, intrigado pero sin una dirección clara, aceptó explorar la idea bajo la condición de hallar un punto de vista genuino.

Ese enfoque llegó de la mano de la familia de Candy. Tras hablar con sus allegados, Hanks descubrió que el comediante había perdido a su padre siendo niño, una vivencia que lo marcaría y que resultó crucial para entender su personalidad. A partir de ahí, el documental comenzó a tomar forma, centrándose tanto en la fulgurante carrera del actor como en sus luchas internas y la huella emocional que dejó en su entorno.

La idea del documental nació
La idea del documental nació de una conversación entre Colin Hanks y Ryan Reynolds, quienes compartían admiración por John Candy (AP/Chris Pizzello)

Entre la comedia y el dolor por la partida

Películas como Tío Buck al rescate, Mi pobre angelito y Mejor solo que mal acompañado consolidaron al actor canadiense como figura central de la comedia, pero el documental profundiza en el costo personal de esa exposición permanente.

Su hijo Chris recordó que Candy apenas había empezado a abordar el fallecimiento de su propio padre en terapia poco antes de morir repentinamente en 1994, a los 43 años, víctima de un infarto.

Según Hanks, el intérprete era una persona que se esforzaba constantemente por agradar y evitar decepcionar a quienes lo rodeaban, un rasgo que, sumado a la presión de la industria, derivó en la complejidad de su carácter.

El documental muestra cómo la comedia se convirtió en un mecanismo para sobrevivir a esas tensiones. “Sé, porque también soy intérprete, lo que significa sentir que tienes una vocación. Muchas veces, todo eso nace de mecanismos de afrontamiento que permiten seguir adelante”, relató Hanks.

El documental revela la dualidad
El documental revela la dualidad de John Candy: un ícono del humor que utilizaba la comedia para sobrellevar sus propios desafíos emocionales ("Tío Buck")

Voces que construyen un retrato fiel

La producción reúne testimonios de colegas y amigos, incluidos nombres como Macaulay Culkin (protagonista en Mi pobre angelito) y Bill Murray.

Culkin, por ejemplo, compartió una reflexión que lo impactó profundamente: darse cuenta de que ahora es un año mayor que Candy al momento de su fallecimiento le hizo replantearse su percepción de los adultos durante la infancia. Hanks también reconoció que no comprendió la dimensión real de su legado hasta alcanzar una edad similar a la de su ídolo.

Las entrevistas con quienes trabajaron cerca de Candy refuerzan la imagen de un hombre generoso y alegre, aunque no todos fueran amigos personales. Sobre esto, el director comentó: “Algunos decían: ‘John no era melancólico. Era un tipo alegre. ¿Por qué preguntas eso?’”.

La presión mediática y su efecto

La película documental “John Candy: Yo me gusto” muestra tanto la faceta alegre del actor como sus luchas personales dentro de la industria (Prime Video)

Uno de los aspectos más controvertidos del documental aborda el trato mediático que John Candy recibió a causa de su peso. Hanks reveló que le sorprendió la brutalidad con la que algunos periodistas lo sometían a bromas o comentarios hirientes, libres de cualquier reparo ético.

“No estaba preparado para lo crueles que eran algunas de esas entrevistas. Le decían esas cosas en la cara y se burlaban de su peso. Hoy no se permitiría, y con razón”, aseguró.

A pesar de tener motivos para reaccionar, Candy optó siempre por no responder a las provocaciones de los periodistas, un acto de dignidad bajo presión constante. El realizador también considera que este tema sigue vigente al exponer los excesos del periodismo de la época y la importancia de reclamar un trato respetuoso para los artistas.

Figura vigente para nuevas generaciones

La película reflexiona sobre la
La película reflexiona sobre la presión mediática y el trato injusto de la prensa hacia Candy, especialmente por su peso ("Saturday Night Live")

Uno de los objetivos centrales de John Candy: Yo me gusto es acercar la figura del comediante a audiencias que quizá apenas lo conocen.

El propio Hanks relató cómo, durante el rodaje en Toronto, se topó con una joven que ignoraba quién había sido John Candy hasta mencionarle su aparición en “Mi pobre angelito”. “¿Recuerdas al tipo de la polka que recoge a Catherine O’Hara? Ese es John Candy”, le explicó. La reacción espontánea de la joven, diciendo: “¡Me encanta!”, reflejó la vigencia que puede recuperar su legado.

Asimismo, el documental invita a redescubrir no solo al actor, sino también al ser humano capaz de transmitir alegría desde un lugar de vulnerabilidad y autenticidad, algo cada vez más apreciado y, según algunos, escaso en la comedia actual.

Desde su rol, Colin Hanks aspira a que su película sirva tanto para recordar a los espectadores por qué se enamoraron de Candy, como para presentar al artista y la persona a quienes todavía no lo conocieron.